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Cómo hacer al mundo $600 mil millones más pobre (II de II)

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Cómo hacer al mundo $600 mil millones más pobre (II de II)
El mayor riesgo de todos es que el impulso político en los Estados Unidos, habiéndose tornado en contra del libre comercio, será difícil de hacer retroceder.

La política comercial estadounidense. La renuencia de Barack Obama a luchar por el libre comercio es un error costoso. 

De hecho, los acuerdos sobre la mesa son grandes. Estimados razonables dicen que la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones (TTIP) y el Acuerdo de Asociación Económica Estratégica Trans-Pácifico (TPP) podrían impulsar la producción anual mundial en $600 mil millones - equivalentes a sumar otra Arabia Saudita. Alrededor de $200 mil millones de ellos les corresponderían a los Estados Unidos. Y los beneficios reales podrían ser aún mayores. Los acuerdos allanarían el camino para mayor libertad en el comercio de servicios, que representan la mayor parte del PIB de los países ricos pero solo una pequeña parte del comercio. La apertura del comercio de servicios podría ayudar a reducir el costo de todo desde embarques hasta servicios bancarios, educación y cuidados de salud. El exponer las ocupaciones profesionales a la misma competencia mundial que los obreros de factorías han enfrentado durante décadas podría hasta asestar un golpe a la desigualdad del ingreso que Obama tan frecuentemente deplora.

Tácticamente, hasta una corta demora podría ser fatal para ambos acuerdos. Las negociaciones en el Pacífico han sido demoradas mientras los Estados Unidos y Japón negocian compromisos sobre la agricultura. ¿Por qué deberían los políticos japoneses arriesgarse a enfurecer a sus agricultores cuando cualquier acuerdo puede ser desbaratado en Capitol Hill? El acuerdo con la UE se suponía sería resuelto rápidamente - quizás en tan corto tiempo como dos años - para evitar que los políticos lo arruinaran. Los líderes europeos ahora pondrán en duda el compromiso estadounidense, tomando en cuenta lo débilmente que Obama ha luchado por la vía rápida. Los escépticos comerciales, tales como los agricultores franceses, se regodean. Angela Merkel, la canciller alemana, quien ya está furiosa por el espionaje estadounidense, podría decidir que no vale la pena luchar por un acuerdo comercial.

El mayor riesgo de todos es que el impulso político en los Estados Unidos, habiéndose tornado en contra del libre comercio, será difícil de hacer retroceder. Algunos republicanos del Tea Party se oponen a la vía rápida debido a que ellos detestan darle a Obama la autoridad para hacer cualquier cosa. Los demócratas deseosos de ser identificados como el partido contra la desigualdad, podrían encontrar el nacionalismo económico como algo que promover en la campaña: y una vez que se hayan comprometido con la causa en noviembre, los candidatos no votarán lo opuesto en el congreso.

Y de esto Obama tiene parte de la culpa. Él es mucho más vehemente en lamentarse de la desigualdad que en explicar porque la retirada estadounidense del mundo sería la manera equivocada de abordarlo. Por ejemplo, rara vez menciona que importaciones baratas ayudarían a los pobres a reducir sus facturas de compras, y de esa manera reducir la desigualdad en el consumo.

No es un mundo de suma cero

No hay nada inevitable acerca de la globalización. Los gobiernos han puesto barreras antes - con desastrosas consecuencias durante los años de 1930 - y podría suceder de nuevo. De manera que es alarmante que los Estados Unidos, el pilar de la economía mundial abierta, de señales de aislacionista. Recientemente el congreso infantilmente se rehusó a honrar un aumento acordado del compromiso financiero de los Estados Unidos con el Fondo Monetario Internacional. La Reserva Federal está empujando nuevas regulaciones bancarias que podrían penalizar a los bancos extranjeros y balcanizar más las finanzas mundiales. Obama continúa demorando la aprobación de un oleoducto crítico desde Canadá, y es lento en otorgar permisos para exportar el gas natural estadounidense.

En el 2008 Obama dijo en Berlín "los Estados Unidos no pueden volcarse hacia adentro". El Obama del 2014 ahora contesta: "Sí podemos"

Obama es mucho más vehemente en lamentarse de la desigualdad que en explicar porqué la retirada estadounidense del mundo sería la manera equivocada de abordarlo.

© 2014 The Economist Newspaper Limited. All rights reserved.

De The Economist, traducido por Diario Libre y publicado bajo licencia. El artículo original en inglés puede ser encontrado en www.economist.com

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