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Encontrando defectos en Piketty

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Encontrando defectos en Piketty

Libre intercambio. La última controversia sobre el popular libro de Thomas Piketty se refiere a sus estadísticas 

Pocos libros de economía han sido tan populares o tan controversiales como "El Capital en el Siglo XXI". El análisis del libro de la riqueza y la distribución del ingreso ha causado sensación, convirtiendo a su autor francés, Thomas Piketty, en un nombre familiar. La tesis del libro, que la riqueza se concentra debido a que los rendimientos del capital son consistentemente más altos que el crecimiento económico, ha provocado un furioso debate. El remedio preferido de Piketty (un impuesto progresivo a la riqueza) enfurece aún más. Pero entre los argumentos la mayoría de los comentaristas están de acuerdo en una cosa: "El Capital" es una impresionante obra de erudición.

En los últimos días esa valoración ha sido cuestionada. Un análisis mordaz por Chris Giles, el editor económico del Financial Times, afirma que las estadísticas de Piketty sobre la distribución de la riqueza son socavadas por una serie de problemas. Algunos números, dice él, "parecen haber sido construidos de la nada". Una vez que los errores aparentes son corregidos, algunos de los hallazgos centrales de Piketty - por ejemplo, que la desigualdad de la riqueza empezó a incrementarse durante los últimos 30 años - no parecen estar correctos. En consecuencia Giles alega: "Las conclusiones de "El Capital en el Siglo XXI" no parecen estar respaldadas por las fuentes mismas del libro."

Estas son palabras audaces. Y, de ser ciertas, serían una dura crítica al libro al igual que los estándares profesionales de Piketty. La evaluación de si la crítica es justificada significa contestar tres preguntas principales. Primera, ¿cuáles estadísticas están en duda? Segunda, ¿están las discrepancias dentro de los límites de un juicio profesional razonable? Y tercera, ¿los errores, si es lo que son, socaban las conclusiones del libro? La evidencia hasta ahora sugiere eso, a pesar de que Piketty podría haber cometido errores y haber sido descuidado en algunos aspectos, su análisis general se mantiene.

El enfoque de Giles está en la distribución de la riqueza, donde el libro ofrece cifras de Gran Bretaña, Estados Unidos y Suecia. Su interés fue despertado por una discrepancia entre las cifras de Piketty acerca de la participación de la riqueza del 10% de los más ricos de Gran Bretaña (sobre 70%) y las cifras más recientes de la agencia de estadísticas del gobierno (44%). Esta laguna hizo que Giles analizara las hojas de cálculo de Piketty, las cuales, que dan crédito al economista, están todas publicadas en línea. Surgieron varias rarezas, tales como discrepancias entre los números en el material fuente citado por Piketty y los que aparecen en las hojas de cálculo; un gran número de ajustes no explicados a los datos brutos (con frecuencia en forma de una constante escrita en las hojas de cálculo de Excel); inconsistencia en cómo fueron combinados datos de origen subyacente, y la frecuente interpolación de datos, sin explicación, cuando faltaban las fuentes subyacentes. Por ejemplo, ninguna de las fuentes utilizadas por Piketty tenía datos para el 10% superior de la participación de la riqueza en los Estados Unidos entre 1910 y 1950. De manera que asumió que su participación de la riqueza era consistente con el 1% superior más 36 puntos porcentuales. En general, Giles encontró "problemas" en 114 de los 142 datos en las tablas de desigualdad de la riqueza de Piketty.

Estos hallazgos condujeron a Giles a concluir que los estimados de desigualdad de la riqueza de Piketty están "socavados". Sin embargo cuando se combinan conjuntos de datos dispares los ajustes e interpolaciones son siempre necesarios. La pregunta es si Piketty tuvo una base razonable para hacer los ajustes que hizo. La falta de explicación en algunos lugares dificulta la evaluación. Cuando The Economist entraba en imprenta Piketty estaba preparando una actualización al apéndice técnico para explicar sus datos y cálculos, y responder a lo publicado en el Financial Times. La cuestión será si tomó decisiones razonables. Los economistas que no están de acuerdo con Piketty pero que han trabajado con sus datos han defendido su record empírico.

Más importante es si los errores - si es que son errores - socavan su tesis. Para determinarlo, Giles ajustó la serie de distribución de la riqueza para corregir las discrepancias que encontró. En el caso de Francia y Suecia la tendencia básica no cambió. En el caso de los Estados Unidos, algunos de los datos de origen subyacente muestran un reciente aumento más gradual en la desigualdad del estimado de Piketty. Sin embargo, un estudio nuevo, altamente valorado publicado después de "El Capital" (escrito por frecuentes coautores de Piketty, pero empleando una metodología distinta) también encontraron un aumento fuerte.

La mayor interrogante de los datos de Piketty está relacionada con Gran Bretaña, donde sus hallazgos de que la participación de la riqueza es mayor entre los más ricos lucen menos claros en los datos de origen subyacente que él cita y que no están evidentes en las cifras ajustadas de Giles, que incluyen las últimas estadísticas gubernamentales (ver gráfico). Las diferencias son preocupantes. Una explicación es que las nuevas cifras del gobierno están basadas en encuestas de riqueza auto reportada que tiende a subestimar la concentración de la riqueza entre los más adinerados, mientras que Piketty prefiere las estadísticas tributarias. El cuadro está claramente confuso, pero las cifras de Piketty no son evidentemente peores. Lo que es extraño, como señala Giles, es que Piketty asuma un promedio no ponderado de la distribución de la riqueza en Suecia, Francia y Gran Bretaña y lo describa como "Europa". Sería mejor una ponderación de la población. Pero aun así, es una exageración llamar "Europa" a estos tres países.

¿Nitpiketty o un pepinillo?

En general, Piketty es culpable de dejadez (ciertamente en sus acotaciones), y quizás de algunos errores. Pero hasta ahora hay poca evidencia que sustente las graves acusaciones de elegir estadísticas falsas. Ni sus hallazgos, de que la concentración de la riqueza está nuevamente subiendo, han sido fatalmente socavados.

No obstante, la crítica de Giles es grandemente útil. Al hacer un análisis cuidadoso de las cifras de distribución de la riqueza, ha ofrecido un poderoso recordatorio de las limitaciones de tales datos históricos. Las conclusiones de Piketty están extraídas de enormes cifras incompletas (muchas de las cuales no han sido sometidas a escrutinio). Las ha reunido en una impresionante obra de erudición. Pero al igual que las estadísticas tienen sus límites, igualmente la tiene la certeza de las tendencias que define Piketty. La lógica de "El Capital en el Siglo XXI" no es una ley forjada en hierro.

© 2014 The Economist Newspaper Limited. All rights reserved. De The Economist, traducido por Diario Libre y publicado bajo licencia. El artículo original en inglés puede ser encontrado en www.economist.com