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Lo que se decidió en la cumbre de Bretton Woods

El primero de julio de 1944 los expertos financieros del mundo rico se reunieron en un hotel en las montañas de New Hampshire para discutir el sistema monetario de posguerra. El sistema Bretton Woods que surgió de la conferencia vio la creación de dos instituciones mundiales que todavía hoy desempeñan importantes papeles, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. También instituyó un sistema de tasa de cambio fija que permaneció hasta principios de los años de 1970. Una motivación clave de los participantes en la conferencia fue la sensación de que el sistema financiero entre guerra había sido caótico, que vio el colapso del patrón oro, la Gran Depresión y el surgimiento del proteccionismo. Henry Morgenthau, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, declaró que la conferencia debía "eliminar los males económicos - la devaluación competitiva y los destructivos impedimentos al comercio - que precedieron la presente guerra."

Pero la conferencia debía superar una brecha trasatlántica difícil. Su líder intelectual era John Maynard Keynes, el economista británico, pero el poder financiero le pertenecía a Harry Dexter White, actuando en representación del presidente estadounidense Roosevelt.

La presión de mantener tasas de cambio fijas había resultado ser demasiado para los países en el pasado, especialmente cuando sus cuentas comerciales caían en déficit. El papel del FMI fue diseñado para manejar este problema, actuando como un prestamista internacional de último recurso.

Pero mientras White, como representante de una nación acreedora (y una con un superávit comercial), deseaba que toda la carga del ajuste cayera sobre los deudores, Keynes deseaba restricciones sobre los acreedores por igual. Él deseaba un mecanismo de compensación internacional de balanza de pagos que no estuviera basado en el dólar, sino en una nueva moneda denominada bancor. A White le preocupaba que los Estados Unidos terminaran siendo pagados por sus exportaciones con "dinero falso"; Keynes perdió el argumento. Irónicamente, ahora que los Estados Unidos son un deudor neto, los sucesores administrativos de White han pedido que los acreedores carguen con parte del ajuste cuando las balanzas comerciales se descarrilan.

El sistema de tasa de cambio Bretton Woods veía todas las monedas vinculadas al dólar, y el dólar vinculado al oro. Para evitar especulación contra tipos de cambios fijos, los flujos de capital fueron severamente restringidos. Este sistema fue acompañado por más de dos décadas de rápido crecimiento económico y una relativa escasez de crisis financieras. Pero al final resultó ser demasiado inflexible para lidiar con el creciente poderío económico de Alemania y Japón, y la renuencia de los Estados Unidos a ajustar su política económica nacional para mantener el patrón oro. El Presidente Nixon abandono el vínculo con el oro en el 1971 y el sistema de tasa de cambio fija se desintegró.

Tanto el FMI como el Banco Mundial sobrevivieron. Pero ambos tenían críticas acervas, mayormente por su dominación percibida del mundo rico. El FMI ha sido criticado por las condiciones que impone a los préstamos, que se han visto como demasiado concentradas en la austeridad y en los derechos de los acreedores y demasiado poca preocupación por el bienestar de los pobres. El Banco Mundial, que principalmente se ha concentrado en préstamos a países en vías de desarrollo, ha sido criticado por no prestar suficiente atención a las consecuencias sociales y medioambientales de los proyectos que financia. Es difícil creer que ninguna de estas instituciones perdurará por otros 70 años a menos que cambien para reflejar el creciente poderío de los mercados emergentes, especialmente China.

© 2014 The Economist Newspaper Limited. All rights reserved. De The Economist, traducido por Diario Libre y publicado bajo licencia. El artículo original en inglés puede ser encontrado en www.economist.com