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Cambia la marea

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En los países que son primariamente suplidores, la presencia y la respuesta al tráfico de drogas han resultado en enormes brotes de violencia.

Política de drogas. En países que son primariamente consumidores de drogas, las políticas duras significan encarcelamientos masivos. 

Los informes pueden ser notables tanto por lo que dicen como por las personas que los endosan. Un informe sobre la política de drogas que será divulgado más tarde hoy en Londres es un ejemplo de ello. "Terminando con las Guerras de las Drogas" es publicado por la Escuela de Economía de Londres (LSE), y contiene una serie de artículos por miembros del grupo de expertos de LSE sobre la economía de la política de drogas. Al lanzamiento asistirá Mauricio López Bonillo, el ministro de interior de Guatemala, uno de los países de América Latina que está abiertamente cuestionando la vieja ortodoxia sobre la guerra contra las drogas.

El informe presenta pruebas convincentes de los costos de una política de prohibicionismo. En países que son primariamente consumidores de drogas, notablemente los Estados Unidos, las políticas duras significan encarcelamientos masivos - se considera que las ofensas por drogas representan el 40% de los 9 millones de personas del planeta que están en prisión. Eso tiene implicaciones de salud pública, entre otras. Por ejemplo, entre el 70-85% de los reclusos en instalaciones correccionales estatales en los Estados Unidos necesita algún nivel de tratamiento por el abuso de narcóticos; pero debido a que con frecuencia esos tratamientos no son ofrecidos, los prisioneros que son liberados que han desarrollado una tolerancia menor a los narcóticos muchas veces sufren de sobredosis fatales cuando salen de la cárcel.

En los países que son primariamente suplidores, la presencia y la respuesta al tráfico de drogas han resultado en enormes brotes de violencia. La tasa de homicidios en México aumentó tres veces en un período de solo cuatro años, después del lanzamiento de un ataque frontal a los carteles de la droga por el entonces presidente, Felipe Calderón. Espirales de violencia similares se han visto a raíz de los esfuerzos de interdicción en Colombia. John Collins, el editor del informe, argumenta que la política de drogas debería tener como objetivo primario el reducir los daños: "La medición del número de muertes es un mejor indicador de éxito que el número de kilos de cocaína incautado."

Hay un tercer grupo de países, dice López Bonilla, de los cuales Guatemala es uno. "Deseamos ir más allá de la visión simplista de solo un asunto de suministro y demanda. Deseamos incorporar la perspectiva de los países de tránsito, que sufren las consecuencias de un problema que no es de su propia creación." Los países de América Central están en la ruta de los narcotraficantes que transportan sus bienes hacia el norte desde América del Sur; la represión en México parece haber estimulado a que más actividad ilegal se trasladara al sur también. Además de la violencia que ocasiona directamente, las consecuencias secundarias de un aumento del narcotráfico incluyen una mayor corrupción y un aumento del número de armas en circulación.

López Bonilla le llevará el informe al presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, quien lo utilizará para apoyar su llamado a un nuevo debate internacional sobre las drogas. En algunos lugares eso se ha interpretado como un llamado a legalizar las drogas; López Bonilla prefiere hablar de la "despenalización" como un primer paso. "No se trata de renunciar a la lucha contra las drogas sino de ser más eficiente," dice él. Una comisión especial está analizando opciones de política dentro de Guatemala; se habla de permitir una producción controlada de opiáceos con fines medicinales.

Pero los países de tránsito solo mejoraran verdaderamente si hay un cambio a lo largo de la cadena de suministro de las drogas, y es en esto que la música está cambiando. Pérez Molina no es el único político activo en América Latina que ha mostrado la cabeza por encima de la valla de este tópico; Juan Manuel Santos, el presidente de Colombia, nuevamente dijo en abril que la guerra contra las drogas había fracasado, y el 6 de mayo el gobierno de Uruguay promulgó las reglas para gobernar su nuevo y legalizado mercado para la marihuana. La postura de los Estados Unidos también se ha suavizado, sobre todo debido a la legalización de la marihuana con fines recreativos en Colorado y Washington. "En el 2012 los Estados Unidos rechazó la idea de un debate público sobre las drogas", dijo López Bonilla. "Ahora es más comprensivo." Por sí mismo vale la pena leer el informe de LSE. Pero lo que lo hace verdaderamente interesante es el cambiante contexto político.

Pero los países de tránsito sólo mejorarán verdaderamente si hay un cambio a lo largo de la cadena de suministro de las drogas, y es en esto que la música está cambiando.

© 2014 The Economist Newspaper Limited. All rights reserved. De The Economist, traducido por Diario Libre y publicado bajo licencia. El artículo original en inglés puede ser encontrado en www.economist.com