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¿Wi-fi en Bahía de Las Águilas?

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¿Wi-fi en Bahía de Las Águilas?
Un nuevo intento para desarrollar el turismo en el suroeste: un italiano se propone levantar un proyecto de villas turísticas en el tramo Cabo Rojo y la Cueva, justo al lado de Bahía de las Águilas, pero fuera del Parque Nacional Jaragua. 



Repleto y rebosante de atractivos naturales, el suroeste dominicano no ha encontrado el inversionista turístico que se haya casado con su gloria. Pero ahora se reporta que lo hará un italiano desarrollando un proyecto de villas en el tramo comprendido entre Cabo Rojo y La Cueva, justo al lado de Bahía de las Águilas. Habrá que ver si es capaz de desembrollar los escollos legales que atenazan esos terrenos y logra la bendición de los ambientalistas.


Ese tramo costero tiene virtudes sobresalientes. No solo está fuera del Parque Nacional Jaragua sino que su playa rivaliza en condiciones con la de Cabo Rojo. Los terrenos forman parte del Área Nacional de Recreo Cabo Rojo-Bahía de las Águilas, pero esa es una subcategoría de área protegida (en la categoría de Paisaje Protegido) donde se permitiría el tipo de desarrollo que estaría proscrito en Bahía de las Águilas. Además, están libres de obligaciones con la empresa minera Ideal Dominicana y pertenecen al Estado, aunque tienen ocupantes.


El inversionista está diligentemente comprando los derechos de ocupación de los pedernalenses que los ostentan. Para consolidar la parcela correspondiente, está además dispuesto a comprar a los que detentan la titularidad (intereses privados y el mismo Estado). Según reportes informales, el Ministerio de Turismo (Mitur) está alentando esta actuación y hay hoy día gran expectación en Pedernales por lo que pueda traer el proyecto de 114 villas ("Ecos del Mar") para toda la región. Se desconoce si el promotor pondrá antenas de Wi-Fi en la zona para que los bañistas puedan usar sus tabletas electrónicas y transmitir desde allí sus experiencias.

No hay que olvidar que el Mitur hizo, en años recientes, un gran esfuerzo por facilitar la concreción de un proyecto en Cabo Rojo. Los inversionistas serían canadienses y se llegó a anunciar, con bombos y platillos, una inversión total de US$850 millones. Sin embargo, parte de los 5 millones de metros cuadrados a ser usados en el proyecto están dentro de la concesión que el Estado le ha dado a la empresa Ideal Dominicana para extraer piedra caliza. Esa empresa se negó a traspasar las instalaciones que construyó la Alcoa en el saliente sur de Cabo Rojo, y eso paró en seco a los canadienses.

Antes de tal intento también hay que recordar la inversión de US$600 millones que años antes había anunciado el anterior incumbente del Mitur para Bahía de las Águilas. Esta suponía un proyecto de ecoturismo de muy baja densidad, pero la virulenta oposición de un pequeño grupo de ambientalistas hizo retroceder al Presidente Fernández y el proyecto colapsó. Todavía está por verse si un próximo gobierno permitirá algún tipo de desarrollo turístico en la zona, tal vez en consonancia con lo recomendado por el Plan de Manejo de la GTZ del 1986.

Son varios los planes y estudios que han visualizado un desarrollo turístico en la zona. Pero fue el Plan Nacional de Ordenamiento del Territorio Turístico -hecho por una firma portuguesa en 1996 con auspicios del BID- el primero en proponer que el centro de estadía de la zona playera fuera Cabo Rojo. Con esto se daba un sesgo importante hacia la conservación de los recursos naturales. Y tal recomendación fue ratificada por una excelente propuesta de desarrollo que para la zona elaborara en el 2004 la Academia de Ciencias y la Comisión Ambiental de la UASD.

Existen ya señales de que el turismo está despuntando de manera sana y armoniosa en las inmediaciones. El anterior incumbente del Ministerio Ambiente patrocinó una buena adecuación del paraje La Cueva para facilitar la visitación a Bahía de las Águilas. Allí se construyeron unas cuantas casas decentes para reubicar a los pescadores que vivían en las cuevas, se construyó un rústico embarcadero y un gazebo que sirve de recepción y se acondicionaron las áreas de parqueo de vehículos. En Bahía de las Águilas se construyó otro embarcadero, una rancheta de acogida y una torre de observación. Antes, un empresario dominicano había establecido un magnifico restaurant que hoy también cuenta con su propio embarcadero.

Son precisamente esos antecedentes los que provocan gran expectación sobre lo que el inversionista italiano pretende lograr. Si en Bahía de las Águilas no deben construirse hoteles grandes ni en Cabo Rojo es posible destrabar la tenaza legal de la Ideal Dominicana, entonces un desarrollo que este equidistante de ambos es una respuesta saludable y racional. Sin duda sería una punta de lanza que muy bien podría llevar a mayor desarrollo en Bahía Honda, el litoral que discurre desde Cabo Rojo a Pedernales y que tiene 8 kms de playas.

Todo lo anterior sugiere que, lejos de ser el ordenamiento de Bahía de las Águilas la prioridad inmediata, la verdadera prioridad es como destrabar el uso de Cabo Rojo y su entorno. El Gobierno debe diligenciar la reubicación de las instalaciones de Ideal Dominicana y conseguir que cedan las instalaciones del saliente, las cuales incluyen un hotel de 40 habitaciones. De lo contrario, el contrato de concesión debe tener una cláusula de rescisión. Los gobiernos siempre tienen los medios para lograr estos objetivos y el nuestro debe reconocer que sin su resoluta decisión no se desarrollará el turismo en el suroeste.

Existen ya señales de que el turismo está despuntando de manera sana y armoniosa en las inmediaciones.