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La Industria Dominicana (III): El Estado, La Producción Nacional, el Libre Comercio y la innovación

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La Industria Dominicana (III): El Estado, La Producción Nacional, el Libre Comercio y la innovación
Unos 49 países exportan con aranceles preferenciales hacia la República Dominicana.

La globalización del comercio ha transformado la forma de hacer negocios en todo el mundo y la República Dominicana no es la excepción. Por Fantino Polanco 

El Sector Industrial dominicano enfrenta su más grande reto: competir en su propio mercado en la era del libre comercio y la globalización. Nuestras industrias comparten el pequeño mercado dominicano con las importaciones preferenciales de los 49 países con los que tenemos acuerdos de libre comercio y con las cada día mayores importaciones desde todos los países del mundo. Muchos productos industriales hace años que entran libres de arancel desde Centroamérica bajo el TLC bilateral y en el 2016 bajo el DR-CAFTA desde los Estados Unidos se podrán exportar todos los productos industriales libres de arancel a la República Dominicana. Asimismo tras los compromisos asumidos en el marco de los acuerdos de libre comercio en los procesos de licitación pública, nuestros productores locales deben competir con oferentes extranjeros. Ante esta coyuntura … ¿Qué puede hacer el Estado? …

El Estado dominicano no puede ser proteccionista, pero, sí puede defender a la industria nacional. Cuando hablo de proteccionismo me refiero a que el Estado no puede impedir ni dificultar la entrada de productos extranjeros porque hemos asumido compromisos internacionales que garantizan un acceso libre de trabas y hasta en algunos casos libre de arancel a quienes exportan a nuestro mercado, pero esos mismos compromisos internacionales les permiten al Estado Dominicano defender a sus industrias locales cuando éstas enfrentan una competencia desleal o cuando sufren un daño grave por importaciones masivas e imprevistas.

El Estado dominicano no puede impedir que oferentes extranjeros participen en los procesos de licitación pública, pero, si puede favorecer a la producción nacional. Cuando hablo de favorecer, me refiero, no a privilegiar a los locales ni a discriminar a los extranjeros, a lo que me refiero es que los mismos acuerdos de libre comercio facultan a los Estados a que la hora de comprar y contratar establezcan medidas orientadas específicamente al apoyo de sus pequeñas y medianas industrias.

Cuando analizamos este tema, nos damos cuenta que realmente las reglas del libre comercio no impiden al Estado defender, promover y favorecer a la industria nacional. En mi opinión no se trata de un asunto legal, sino más bien de una cuestión de voluntad política.

Innovar

La globalización del comercio ha transformado la forma de hacer negocios en todo el mundo, la República Dominicana no es la excepción. Este fenómeno obliga a nuestras industrias a innovar para poder seguir compitiendo tanto dentro como fuera de nuestro mercado.

¿Innovar? La innovación implica una mejora y diversificación de los productos, de los procesos y de la gestión.

¿Por qué innovar? Porque los países compiten hoy por consumidores que reclaman bienes de máxima calidad y de distintas particularidades y preferencias; porque los países ya no compiten basándose en la cantidad de mano de obra barata disponible, sino que compiten en base a la calidad de mano de obra calificada con la que cuentan; y porque el comercio de hoy en día no es el mismo, no son los mismos clientes, no son los mismos productos.

El Estado, a través de políticas públicas apropiadas, puede provocar un aceleramiento de la inversión de las industrias en la innovación. La vía pudiera ser institucionalizar y articular el esquema nacional de apoyo a la investigación a través de un sistema nacional de innovación el cual debe basarse en las necesidades productivas reales y actuales del país. En la región las políticas y programas que han mostrado tener más incidencia en la innovación industrial son las facilidades fiscales, los programas de capacitación y formación de los trabajadores, el incentivo al uso y a la adecuación a las nuevas tecnologías y los programas de financiamiento.

También la academia tiene un importante rol que jugar en este reto de convertir a la industria dominicana en una industria innovadora, la vinculación entre los sectores académico e industrial puede resultar en un ente catalizador de programas de formación de capital humano e iniciativas de innovación que permita que los estudiantes entren a las industrias y a las industrias sean partes de las universidades.

Sin lugar a dudas el fortalecimiento de la innovación en el sector industrial contribuye con la sostenibilidad del sector, con el crecimiento de las exportaciones, con el fortalecimiento de los encadenamientos productivos y no solo genera muchos empleos, sino que además eleva la calidad de esos empleos y tecnifica, capacita y califica la mano de obra pasando de la manufactura a la mentefactura … Vamos a #innovar.

La academia tiene un importante rol en este reto de convertir a la industria dominicana en innovadora.