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La gran barrera coralina se achica

El mayor arrecife del mundo ha perdido la mitad de su cobertura de coral

Investigadores de la Universidad Estatal de Oregon (OSU) en Estados Unidos, han desvelado, por primera vez, algunos de los mecanismos mediante los cuales la proliferación de las macroalgas, la sobrepesca y la contaminación por nitratos, pueden contribuir a destruir los arrecifes coralinos.


Los arrecifes coralinos, considerados las construcciones más grandes del mundo levantadas por seres vivos y uno de las principales hábitats de la vida marina, pueden tardar millones de años en formarse, pero su destrucción debido a la combinación de la acción humana y ciertas amenazas naturales, avanza a pasos agigantados y se está consumando en cuestión de décadas.

La Gran Barrera de Coral (GBC) de Australia, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1981, ha perdido más de la mitad de su cobertura coralina en los últimos 27 años, según una investigación realizada por científicos del Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS, según sus siglas en inglés).

De acuerdo a este estudio, la destrucción de los corales del arrecife de mayor longitud en el mundo y que ocupa más de 2.000 kilómetros a lo largo de la costa de Queensland (Australia), está causada en un 48 por ciento debido a las fuertes tormentas y, en un 42 por ciento, por la presencia de las coronas de espinas o acantáster púrpura, una especie invasiva de estrella de mar.

  Según la investigadora Rebecca Vega-Thurber, microbióloga de la OSU, "hemos identificado 22 tipos de enfermedades emergentes que afectan a los corales y nos ha sorprendido encontrar que muchos de los virus que afectan al coral pertenecen a la familia de los herpes".

El factor responsable del 10 por ciento de la destrucción de esta colosal maravilla natural viva y tan grande que puede verse desde el espacio sideral, es el blanqueo de los corales, que consiste en la decoloración de estos organismos a consecuencia del estrés generado por los cambios ambientales, según la AIMS.

"No podemos parar las tormentas, pero quizás podamos detener a las coronas de espinas", que si se erradican permitiría que "la tasa anual de recuperación de los corales pueda aumentar en un 0,89 por ciento", ha señalado John Gunn, director ejecutivo del AIMS y autor principal del estudio.

Carrera contra reloj

"Si conseguimos hacerlo, le daremos a la Gran Barrera una mayor oportunidad para que se adapte a otros retos que la amenazan, como el aumento de la temperatura de los mares y la acidificación de los océanos", ha añadido el CEO del AIMS australiano.

El estudio del AIMS muestra si la tendencia de reducción del arrecife se mantiene, la cobertura de coral podría reducirse, otra vez a la mitad, en 2022.

Según los investigadores, en la parte norte de la GBC el coral se ha mantenido relativamente estable, mientras que en las regiones del sur la pérdida coralina ha sido más dramática, sobre todo a lo largo la última década.

El trabajo muestra que tres factores son los principales responsables de la pérdida de la cobertura de coral: los intensos ciclones tropicales que han causado enormes daños sobre todo en el centro y sur del arrecife; la ‘corona de espinas' que ha afectado toda la longitud del arrecife; y dos episodios graves de decoloración que han tenido severos impactos negativos en las zonas centrales y septentrionales.

"Los datos muestran que los arrecifes pueden recuperar su cobertura de coral tras estos sucesos, pero la recuperación tarda de 10 a 20 años", ha señalado Hugh Sweatman, uno de los autores, quien ha aclarado que actualmente "los intervalos entre las perturbaciones son generalmente demasiado cortos para una recuperación completa y esto ocasiona pérdidas a largo plazo".

La salud de la GBC, que proporciona cobijo y sustento a alrededor de 400 variedades de coral, 1.500 especies de peces y 4.000 tipos de moluscos, comenzó a deteriorarse en la década de 1990 debido al doble impacto del calentamiento del agua del mar y el aumento de su acidez oceánica a causa de la mayor presencia de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera.

El reciente descubrimiento del AIMS, basado en el programa de monitoreo de arrecifes más completo del mundo que inició la vigilancia de más de cien arrecifes en 1985, no es el único dato alarmante sobre la salud de los distintas formaciones coralinas que conforman uno de los principales ecosistemas del planeta y son una de las formas más antiguas de vida.

Investigadores de la Universidad Estatal de Oregon (OSU, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, han desvelado por primera vez algunos de los mecanismos mediante los cuales la sobrepesca y la contaminación por nitratos pueden contribuir a destruir los arrecifes coralinos.

Macroalgas y herpes: amenazas emergentes

Según la investigación de la OSU, al parecer estos fenómenos destructivos están relacionados con el crecimiento exagerado de un alga que puede acarrear consigo agentes patógenos no deseados, alteraciones en el oxigeno y la eliminación de bacterias provechosas para este ecosistema marino.

"Estas macroalgas son lo suficientemente grandes como para asfixiar a los corales. Además pueden crecer fuera de control, cuando aumentan los niveles de nitratos presentes en las aguas residuales que llegan al mar", según la investigadora Rebecca Vega-Thurber, profesora de microbiología de la OSU y autora del estudio.

"A ellos se agrega otro efecto nocivo de la acción humana: el que algunos de los grandes peces que pueden reducir la proliferación de algas están siendo eliminados por la pesca", añade la experta.

De acuerdo a Vega-Thurber, bautizada como la 'Doctora Corales' debido a sus destacadas investigaciones es este campo, "hay evidencias de que los arrecifes coralinos alrededor del mundo están siendo cada vez más dominados por las algas, y algunos de ellos están literalmente recubiertos por una especie de lodo verde".

Según la experta de la OSU, "una de las algas más nocivas para los corales son los sargazos, porque ayudan a introducir en estos ecosistemas microorganismos que los dañan y son ajenos a su entorno habitual".

Otra investigación reciente de la doctora Vega-Thurber sugiere que algunas variedades del virus herpes podrían ser otro de los causantes de que se estén desplomando las poblaciones mundiales de coral.

"Nos sorprendió encontrar que muchos de los virus que afectan al coral pertenecen a la familia de los herpes", ha señalado Rebecca Vega-Thurber, quien agregó que "hemos identificado 22 tipos de enfermedades emergentes que afectan a los corales, pero aún no sabemos los patógenos que causan la mayoría de ellas".

La mayoría de las investigaciones se centra en las bacterias, pero se sospecha que los virus pueden tener un papel importante en las enfermedades de los arrecifes, por lo cual -según Vega-Thurber- es importante aprender sobre ellos, teniendo en cuenta que los corales son un componente básico de los mares tropicales.

De momento, la conexión exacta entre el virus del herpes y la mayoría de estas 22 enfermedades es incierta y, según la microbióloga estadounidense, "es algo que se debe averiguar con más investigación".

"Los corales son una de las más antiguas formas de vida, y vienen evolucionando desde hace unos 500 millones de años. El herpes es una familia de virus muy vieja que puede afectar a casi todo tipo de animales. Los herpes y los corales pueden haber evolucionado juntos", ha sugerido la experta de la OSU.