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Mercadeando al Lago Enriquillo

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Mercadeando al Lago Enriquillo
Actualmente se estima que 20 mil personas visitan el lago cada año.

El Ministerio de Medio Ambiente lo incluyó en el Sistema de Circuitos Ambientales, a través del cual promueve el ecoturismo. Por Yvonny Alcántara/Redactora Senior 

Los esqueletos grises de los árboles sumergidos en el agua se reproducen en todo el trayecto alrededor del lago Enriquillo. Son la evidencia del crecimiento sostenido de este gran humedal salado hacia tierras cultivables y habitadas. Y vistos de conjunto, parecen ya integrados al paisaje agreste, característico del suroeste.

El misterio del crecimiento del lago, y los daños generados a los pobladores y a la economía de Baitoa, Boca de Cachón, La Descubierta y otros pueblos de las provincias Independencia y Bahoruco, han sido la línea dominante de las informaciones servidas en los últimos años, opacando, en parte, la gran riqueza natural y la biodiversidad que alberga el lago más grande del Caribe.

Más allá de esta realidad, ir al lago es todavía una experiencia grata para ponerse en contacto con la naturaleza y la cultura.

Desde 1974, es parte del Parque Nacional Lago Enriquillo e Isla Cabrito, que en conjunto es un área rica en biodiversidad. En esta zona, habitan las dos especies de iguanas que hay en la isla, la ricordi y la cornuta, actualmente ambas en peligro de extinción, y es el último reducto del cocodrilo americano en el país. Se estima que en el Lago hay 250 individuos de esta especie.

Es además una de las 21 áreas de importancia para la conservación de la avifauna nativa, endémica y migratoria, reconocimiento dado por la organización internacional BirdLife. Este parque conserva grandes poblaciones de aves amenazadas como son la yaguaza, gallareta pico blanco, paloma ceniza, la cúa, el cuervo y los caos, y también es un reservorio de la ameiva pigmea, un pequeño reptil endémico de la isla, que se distingue por sus rayas azules.

Gran parte de esta información puede leerse ahora en láminas que bajan desde el techo del Centro de Visitantes que inauguró el Ministerio de Medio Ambiente hace cuatro meses, a fin de facilitar la llegada de turistas a la zona.

El centro tiene área administrativa, salón multiusos para 50 personas, baños y un mirador en el segundo piso, donde se puede observar el lago en casi toda su dimensión, tomar fotografías o simplemente sentir la brisa húmeda que trae el viento. También se dispone ahora de dos muelles flotantes, de botes en mejores condiciones físicas y de guías para hacer el viaje a la isla Cabritos.

La intervención incluyó, asimismo, la adecuación de las escalinatas y pasamanos para subir a "las caritas", pictografías dejadas por los Taínos como muestra de su paso por esta zona. Subir a "las caritas", te deja sin aliento, pero tiene una recompensa extra: una imagen panorámica de 90 grados lineales de un azul intenso.

Turoperadores

En una visita reciente, Medio Ambiente presentó las bondades del lago, que tiene una extensión de 209 kilómetros cuadrados y está ubicado entre la sierras de Bahoruco y Neyba, en la denominada "Hoya de Enriquillo". Debe su nombre al indio Taíno, Enriquillo, uno de los últimos sobrevivientes de esta raza, y quien se sublevó en la sierra de Bahoruco, en contra de los españoles.

La institución también "vendió" las nuevas facilidades de infraestructura a turoperadores locales, a fin de que incluyan esta zona del país en su oferta ecoturística.

Actualmente, se estima que 20,000 personas visitan el lago al año, pero no hay registros documentales de ello, desde que el humedal cubrió con sus aguas saladas a La Azufrada, lugar que requería la compra de un ticket para entrar.

El administrador del parque, Julio Román, explica que volverán a documentar las visitas, pidiendo a cada persona que llegue, que inscriba su nombre en un registro.

Según Tania García, técnico del Departamento Ecoturismo de la Dirección de Áreas Protegidas de Medio Ambiente, lo que buscan al incorporar el lago al Sistema de Circuitos Ambientales, es que los dominicanos y extranjeros conozcan las riquezas de la zona, pero también que las comunidades pobres de los alrededores puedan mejorar su situación económica.

Aunque todavía hay muchas carencias, en la zona ha aumentado la oferta de pequeños hoteles para los que deseen quedarse una o dos noches, y hay emprendedores que ofrecen servicio de comida, para los que van en grupos.

Se necesita más

Pero a ojos del turoperador Luis Espaillat, de Natour Aventura, no es fácil organizar tours para la zona, debido a las distancias y la falta de infraestructuras básicas. En autobús, llegar al lago tarda más de cuatro horas y media, partiendo desde Santo Domingo.

"Uno ha estado tratando de especializar la logística del sur, los lugares, las distancias, el tiempo, las comidas, las facilidades con que cuentas, porque si no, te puedes ver en un momento del viaje en que no hay hielo, y no encuentras dónde comprarlo", explica Espaillat.

Aun así, entiende que ha aumentado el interés de los dominicanos, principalmente los del Cibao, en conocer el suroeste. En su experiencia, los cibaeños son los que más requieren los tours hacia el lago Enriquillo y la zona suroeste, quizás por la necesidad de conocer el contraste paisajístico y económico que existe entre las dos regiones.

Otros turoperadores, co-mo Rocío Oller, de Tequeia Experiences, y Elvis Hilario, de Pachanga Tours, aceptaron la invitación del Ministerio para explorar la posible incorporación de la zona a su oferta de viajes.

En una visita reciente, Medio Ambiente presentó las bondades del lago a touroperadores locales, a fin de que lo incluyan en su oferta.