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Mario Báez Asunción, ícono de una generación de locutores que cubrió una importante etapa

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Mario Báez Asunción, ícono de una generación de locutores que cubrió una importante etapa
Mario Báez Asunción, fallecido el pasado sábado 22 de noviembre.
SANTO DOMINGO. Se nos acaba de ir a cumplir su cita con el Señor el reconocido locutor, Mario Báez Asunción. Junto a su primo Luis Armando Asunción, fueron locutores de mi generación y con ambos tuve buenos afectos.

Particularmente, recuerdo que el domingo 25 de abril del 1965 nos encontramos en la esquina de Tiradentes con Kennedy, Freddy Beras Goico, Mario Báez Asunción y yo. Mario me preguntó: "Ellis, ¿tú no has ido a pronunciarte a favor de la Revolución a Radio Televisión Dominicana, todavía? Freddy lo acaba de hacer, me dijo. El caso de Freddy quedó para la historia, yo le respondí que iría sin falta, y así lo hice. Dije cuatro cosas dirigidas al pueblo, pero otros también me escucharon.

La Asociación de Brocasteros, o dueños de emisoras de radio de Puerto Rico había sesionado hacia poco en Santo Domingo, y a mí me tocó ser su anfitrión principal, pues yo era, entonces, Presidente de la Asociación de Dueños de Emisoras de la ciudad de Santo Domingo. Habían insistido, a través de llamadas telefónicas en que aceptara ser su invitado por unos días en San Juan, y me saliera del fragor que implicaba el ambiente de la revolución, también sabían que las facilidades de mi emisora, Radio Universal, habían sido tomadas militarmente por la Fuerza Aérea Dominicana en los transmisores, y la Fuerza Norteamericana de ocupación, en los Estudios de transmisión, situados en el Hotel Jaragua.

Decidí aceptarles la invitación, y fui al Aeropuerto Internacional de las Américas. El día anterior, un periodista alemán a quien conocí en el hotel Embajador, al enterarse de mi viaje, me pidió el favor de llevar un sobre con un reportaje sobre la Revolución hasta San Juan, y desde allí ponerlo en el correo para Alemania. Al dirigirme al mostrador de la línea aérea, que ya había restablecido los viajes a Puerto Rico, uno de los buscones que acostumbraba a medrar por allí, al verme me dijo: "¡Ay Elí, Elí, Elí, Elí, Elí, ven por aquí, Elí", y tomó mi maleta, me llevó a un cuarto de seguridad donde me chequearon, como también lo hicieron con mi maleta, encontrando el famoso sobre del periodista alemán. Como el texto de la crónica estaba en alemán, llamaron a un alto oficial de la Marina de apellido Hensen para que la tradujera. Esto, sumado a mis palabras a favor de la Revolución proferidas varios días antes en Radio Televisión Dominicana hizo que cancelaran mi viaje, y me enviaran directo a San Isidro.

Allí fui interrogado por el general Alfredo Imbert, sobrino de Don Antonio, quien me dio un trato muy gentil, después de escuchar mis argumentos de que yo desconocía el contenido de la carta- reportaje del alemán, me advirtió, que en situaciones como esa que estaba dada, de la Revolución, no se puede ser tan ingenuo y aceptar encomiendas desconocidas. Entonces me dijo: "Yo lo voy a despachar". Salí de su oficina al parqueo, sin saber cómo iba a regresar desde la Base Aérea a la Lope de Vega a la casa de Said Raime, donde me estaba quedando en esos días. Por fortuna, vi a un señor que también salía de las oficinas, y se dirigía a su automóvil, lo abordé para pedirle una bola, me dijo en inglés que no hablaba español, entonces, le respondí en inglés, y le hice mi solicitud de que me diera una bola. El señor, muy serio y circunspecto, resultó ser un Secretario de la Embajada de Inglaterra. Al llegar a la esquina de la Bolívar con Lincoln, el señor, que no me habló en todo el camino me dijo secamente: "This is where you get off", (Aquí es donde usted se queda). Caminé el trecho que me llevó a la casa de Said Raime, y sentí un alivio extraordinario, con sentido de agradecimiento al general Alfredo Imbert, que no me hizo dormir en San Isidro esa noche.

Descansa en paz, locutor y amigo, Mario Báez Asunción.