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¿Cómo determinar el salario de los maestros?

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¿Cómo determinar el salario de los maestros?
Actualmente, el salario de los maestros se determina por negociaciones entre dirigentes del sindicato de maestros y representantes del gobierno.

“El maestro mediocre dice. El maestro bueno explica. El maestro excelente demuestra. El maestro grandioso inspira.” 

En la encuesta realizada en su página digital el pasado 17 de octubre, el periódico Diario Libre preguntó a sus lectores: “¿deben los maestros recibir un aumento salarial de 60%?”. Dada la situación precaria que viven los educadores del sistema público dominicano (en adelante maestros), no es sorprendente que el 65% de las respuestas fuese un “Sí” contundente. Sin embargo, a pesar de que existe cierto nivel de consenso sobre que el salario de los maestros es bajo, la sociedad dominicana no tiene un mecanismo para establecer cuál debe ser el salario “adecuado” de los docentes de escuelas públicas.

En este artículo discutiremos las razones de la dificultad de llegar a un consenso salarial y cómo podríamos resolver los problemas que presenta el esquema actual de establecimiento de salarios entre los maestros y las autoridades gubernamentales.

El argumento de que el salario de los maestros esbajo es sustentado mediante la comparación del salario base por tanda de los maestros en educación básica, de RD$8,872 en 2012, con respecto al valor de la canasta básica de bienes y servicios que consume un hogar promedio dominicano, estimado a diciembre de 2010 en RD$23,398.58. El costo de la canasta familiar es aún superior al salario por tanda de los maestros luego de aplicar los incentivos por grado académico, evaluaciones de desempeño y tiempo en el servicio, ya que dicho salario podría llegar aproximadamente hasta RD$23,000 con dos tandas, para un maestro con al menos 15 años de ejercicio profesional (para detalles, ver Alonso Rijo, “Maestros siempre han devengado salarios muy bajos”, El Caribe, 18 de marzo de 2013).

En cualquier profesión el establecimiento del salario en el mercado privado competitivo surge a partir de las negociaciones realizadas entre el contratante y el contratado. Específicamente, el contratante observa la cualificación del contratado (nivel de preparación, experiencia, etc.) y trata de ofertar un salario que esté en función a la productividad del trabajador. A medida que pasa el tiempo, se pueden realizan ajustes en estos salarios acordes a las variaciones de la productividad del individuo. De existir una discrepancia significativa entre la productividad y el salario acordado, el trabajador (empleador) tendrá la opción de renunciar (despedir) y terminar con el contrato de trabajo establecido. La dificultad de establecer el salario adecuado a los profesores de escuelas públicas surge por la inexistencia de un mercado que opere para la demanda y contratación de maestros, lo que elimina la operación del mecanismo de precios.

Actualmente, el salario de los maestros se determina por negociaciones entre dirigentes del sindicato de maestros y representantes del gobierno. Estas negociaciones pactan un salario base (o estándar) similar para todos los maestros dentro de su nivel de enseñanza (básica, media y técnico profesional) y que puede variar de forma individual acorde a los incentivos antes mencionados. Esta forma de establecimiento de salarios tiene una serie de problemas que afectan la eficiencia y calidad de la enseñanza. Por ejemplo, los maestros más capacitados son perjudicados debido que reciben salarios por debajo de su productividad, favoreciéndose así a los maestros menos productivos ya que reciben salarios por encima de su competencia. Más aún, los salarios generalizados desincentivan la realización de un mejor desempeño ya que el maestro, sin importar lo que haga, siempre devengará el mismo salario. Por último, dado que las mejoras salariales dependen más del tiempo que de la preparación, el régimen actual de salarios reduce los incentivos de que los maestros se especialicen en materias que requieren un gran nivel de intelecto y dedicación, como las físicas o las matemáticas, creando escasez de buenos profesores en estos temas.

Estos problemas podrían resolverse otorgándoles el poder de contratación y negociación individual de salarios a los directores de escuelas públicas. Además de que observan la productividad de cada maestro, los directores de los planteles son las personas responsables de velar por que el centro educativo opere dentro de un marco de calidad y eficiencia, y son quienes pueden supervisar diariamente el desenvolvimiento de profesores y alumnos. Adicionalmente, los directores de escuela deberían responder por la calidad de la enseñanza tanto a los padres de los estudiantes, ya que estos son los más interesados en que el centro educativo opere adecuadamente, como a los estándares establecidos por el Ministerio de Educación.

La falta de consenso sobre el salario que debe devengar un maestro provoca innecesarias interrupciones de la enseñanza pública que sólo perjudican a los estudiantes de nuestras escuelas. Aunque las autoridades puedan hacer un aumento salarial que sea considerado “justo” al día de hoy, nada garantiza que este ciclo de luchas e interrupciones se siga repitiendo indefinidamente a través del tiempo. Por eso, es hora de pensar en otras alternativas que mejoren los problemas del sistema educativo dominicano mediante la combinación de la importante labor del Estado de financiar y supervisar la educación nacional junto con el aumento del papel que deben desempeñar los padres dentro del sistema.

Harold Vásquez, Director de Investigación de Empírica/ @HaroldVasquezR