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Cuba y su nuevo desafío turístico

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Cuba y su nuevo desafío turístico
Se analizan los retos y las sinergias que podrían hacer las empresas turísticas ante la nueva realidad de una Cuba abierta al turismo del mundo, sobre todo, al estadounidense.

Varios expertos han señalado la poca posibilidad de alcanzar la ambiciosa meta presidencial de los diez millones de turistas para el 2022. Ahora que Cuba y Estados Unidos han reanudado relaciones diplomáticas, las posibilidades podrían ser aún más remotas. No hay duda de que el predecible desmonte de las restricciones que tienen los estadounidenses para viajar a Cuba causará un impacto. En materia del flujo de visitantes y de inversiones turísticas no experimentaremos un descalabro, pero los retos competitivos de nuestro destino serán mayores.

Por lo menos en tamaño, la industria turística cubana está a la zaga de la nuestra en la región caribeña. Ellos recibieron 2.8 millones de turistas en el 2013 y nosotros 4.7. (Aunque este año Cuba espera alcanzar los tres millones de turistas, nosotros sobrepasaremos los cinco millones.) En términos de la planta hotelera, se reporta que Cuba tiene 200 hoteles y 38,000 habitaciones (aunque otros estimados reportan 335 hoteles con unas 58,000 habitaciones), mientras en la RD se contabilizan 540 hoteles con unas 68,000 habitaciones (aunque de clase mundial sean solo unas 55,000). En términos del ingreso de divisas, Cuba obtuvo US$1,832 millones el pasado año -siendo la segunda actividad económica que aporta más divisas después de la venta de servicios médicos- frente a los más de US$5,000 millones de la RD.

En Cuba se registraron el pasado año 170,000 turistas estadounidenses para un 6% del total, mientras nosotros captamos 1,342,000, equivalentes al 40% del total. Mientras el principal mercado para Cuba es Canadá, el cual aportó un poco más de un millón de turistas el pasado año, para la RD el principal mercado es EE.UU., como hace apenas unos pocos años Europa era nuestro principal mercado emisor, con la apertura de Cuba hacia el mercado estadounidense es apropiado preguntarse si eso cambiará nuevamente el flujo turistas de esa nacionalidad hacia nuestro destino. Y si en los próximos años Cuba captará más inversión extranjera en turismo que nosotros.

Algunas voces locales han pronosticado que la apertura beneficiará a la RD porque traerá más turistas al Caribe. Pero es difícil ver cómo eso nos beneficiaría: el largamente anhelado multidestino caribeño está todavía por darse y las posibilidades de que se desarrolle en poco tiempo lucen remotas. Traer más turistas al Caribe no es lo mismo que traer más turistas a un destino en particular. Si el flujo de estadounidenses crece por efecto de la apertura -más allá del crecimiento vegetativo esperado- Cuba será la beneficiaria. No existen razones para creer que ese crecimiento será distribuido entre todos los destinos del Caribe.

Todavía el grueso de los estadounidenses no pueden viajar a Cuba y el anuncio de las relaciones diplomáticas no cambia esa situación. Si bien hay 12 categorías de los que sí pueden (familiares, funcionarios del gobierno, periodistas, investigadores, educadores, religiosos, "apoyo al pueblo cubano", proyectos humanitarios, trabajo e investigación de fundaciones privadas, de importación/exportación, arte y desempeño atlético, clínicas y talleres) todavía al estadounidense común no le está permitido viajar a la isla.

Bajo las disposiciones impuestas por el "Trading with the Enemy Act", "cualquier gasto de dinero relacionado con viajes a Cuba está prohibido, a menos que la persona que esté viajando tenga una licencia apropiada. Las restricciones incluyen el gasto de dinero (de cualquier moneda), ya sea que la persona que viaje vaya directamente a Cuba o por vía de un tercer país y proporcionando cualquier tipo de servicios a la isla o a cualquier persona de nacionalidad cubana. Cualquier persona dentro de los Estados Unidos, a pesar de su nacionalidad, está sujeta a estas restricciones.

Las sanciones por la violación a las "Regulaciones", que han sido establecidas por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento de la Tesorería, conllevan una sentencia de hasta 10 años en la cárcel, multas de US$1,000,000 para corporaciones y US$250,000 para particulares. También pueden ser aplicadas sanciones civiles de hasta US$55,000 por cada violación"

Para eliminar las restricciones de viaje será necesaria una acción congresional. El Congreso de EE.UU. eventualmente tendrá que desmontar todo el aparato legal que prohíbe el comercio con la isla (principalmente Ley Helms-Burton del 1996) y los viajes de ciudadanos estadounidenses.

El presidente Barack Obama no puede hacer eso por decreto. Y como ambas cámaras del Congreso estarán dominadas por los republicanos a partir del próximo mes de enero, lo más probable es que el desmonte se tome de dos a tres años. De manera, que el impacto de la apertura anunciada no se dará inmediatamente.

Con relación a las inversiones sucede lo mismo. A pesar de que Cuba tiene una buena reputación como país anfitrión de la inversión haber respetado las reglas respecto a repatriación de utilidades y capitales, las empresas estadounidenses están impedidas de hacer cualquier inversión por efecto de la Helms-Burton. La inversión extranjera en el sector turístico ha crecido lentamente en los últimos años y es hoy día mayormente española y canadiense. Pero la presencia de las cadenas hoteleras no refleja el monto de la inversión, en vista de que en Cuba la mayor parte de los hoteles son propiedad de las empresas estatales del sector (Gaviota, Cubanacan) y las cadenas solo tienen contratos de gerencia. Donde las cadenas han invertido en la propiedad lo han hecho a través de "joint ventures" con esas empresas.

Lo que sí es predecible es que las cadenas hoteleras extranjeras mejoren su rentabilidad y expandan sus inversiones con miras a la llegada de los turistas estadounidenses. Meliá fue la cadena pionera en las inversiones en Cuba desde hace casi 25 años y, al igual que NH y otras empresas españolas, ha visto sus acciones cotizarse al alza por efecto del anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas. Según un boletín turístico español, "Meliá tiene 27 establecimientos con 13,000 habitaciones, mientras Iberostar tiene 10, Blau Hotels con cinco y Roc Hotels con tres. Con dos hoteles cada una están las cadenas Barceló, H10, Blue Bay, Hotusa, Valentín Hotels, y NR con uno. Occidental Hoteles ha decidido no renovar los contratos de gestión que tenía con cuatro hoteles, mientras Riu también finalizará un contrato de gestión y se quedará con un hotel en Varadero."

Habrá que esperar a ver si tanto españoles como canadienses incrementan la inversión en el sector turístico cubano como consecuencia de la esperada apertura. Pero de lo que no hay dudas es que, una vez se desmonten las restricciones comerciales, habrá mucho interés de parte de las cadenas hoteleras estadounidenses por establecerse en Cuba. Asimismo, líneas aéreas y de cruceros establecerán nuevas rutas e interactuarán con el destino "in" del Caribe con mayor intensidad. Todo esto tendrá sus consecuencias sobre el flujo de visitantes, y es predecible que haya un vuelco por curiosidad al principio. Eventualmente, Cuba competirá como lo hacemos nosotros en el mercado turístico internacional.

Nosotros debemos estar muy conscientes de que la posición competitiva de Cuba se fortalecerá inexorablemente. Sus miles de kilómetros de playa, sus más de mil islas y la curiosidad de la comunidad internacional por ver la reliquia comunista serán imanes muy poderosos tanto para los flujos de visitantes como para la inversión.

Si a eso se añade el hecho de que Gaviota solamente está embarcada en la construcción de 15,000 habitaciones adicionales para el 2018, lo que está por venir debe preocuparnos. Sin embargo, la competencia en el turismo es mundial y la RD se ha estado manejando bien en ese mercado globalizado. Un jugador más impresionante debe ser motivo de que se tome en cuenta, pero nunca deberá causar pánico. Nuestros 10 millones de turistas vienen por ahí, pero habrá que apurar el paso para conseguirlos.

Nosotros debemos estar muy conscientes de que la posición competitiva de Cuba se fortalecerá inexorablemente.