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El sistema abaluartado

La construcción del sistema de defensa amurallado de la ciudad, así como las grandes puertas de acceso, los fuertes y fortines que la defendían, se prolongó por doscientos años.

Hacia 1543 se dio inicio a la construcción de las murallas de defensa de la ciudad de Santo Domingo, incluida la fortaleza que consistió fundamentalmente en una torre del homenaje idéntica a las construidas en Europa. La parte occidental incluyó como protección fundamental este fuerte localizado a orillas del río, cercano a su desembocadura. Mas adelante se levantó una solida construcción conocida como Santa Bárbara o polvorín, levantada con gruesos muros de más de un metro de espesor, en piedra de cantería. Este depósito para material bélico de un volumen sobrio y austero, situado en los terrenos adyacentes a la torre del Homenaje, tiene una sola decoración sobre el portal único, consistente en una hornacina de sección cuadrada que contiene la imagen de Santa Bárbara, patrona de los ejércitos. La puerta accede a un pasadizo que comunica indirectamente con el espacio único, cubierto por una bóveda de cañón corrido. Esta edificación fue levantada en el siglo XVIII junto con la monumental puerta de acceso al complejo, llamada de Carlos III.

Durante la primera etapa constructiva, hasta finales del siglo XVI, se levantaron edificaciones complementarias a la Torre del Homenaje, la plataforma de tiro bajo, destinada a disparar a la línea de flotación de las naves invasoras. También se construyó el fuerte de Santiago, hoy en ruinas.

El lienzo norte de las murallas con los fuertes de la Caridad, San Lázaro, San Miguel, San Francisco, San Antón y Santa Bárbara, en donde la muralla cambia de sentido hacia el sureste, son todas obras del siglo XVII.

En el tramo este, cercano a la construcción del Alcázar virreinal, se produce la puerta de entrada mas importante de toda la muralla. Esta puerta llamada de San Diego, en honor al primer virrey de Indias, hijo del Almirante, está decorada al exterior con los escudos de armas de las familias nobles de la ciudad. En este mismo lienzo se encuentra hacia el norte, la puerta de la Atarazana, destinada a entrar y sacar las naves que debían ser reparadas y calafateadas en la edificación de la Atarazana.

La construcción del sistema de defensa amurallado, así como las grandes puertas de acceso, los fuertes y fortines que la defendían, se prolongó por doscientos años.

Las murallas de la ciudad forman un rectángulo orientado hacia los cuatro puntos cardinales, quedando al este el río y la Fortaleza, desde donde se inician las construcciones defensivas, tanto del espacio militar como del resto de la ciudad. El sector que mira al mar tiene varios fuertes pero su mejor protección es el mar mismo.

La zona oeste de las murallas contiene las puertas más significativas, destacándose la de la Misericordia al sur y la del Conde de Peñalba a noroeste.

El lienzo norte de las murallas comprende el fuerte de la Caridad, San Lázaro, San Miguel, San Francisco y San Antón. Termina con el fuerte de Santa Bárbara, en donde la muralla cambia de sentido hacia el sureste. Todas estas obras son del siglo XVII.