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El fuerte de San José

Dando protección a la ciudad frente al mar, el fuerte de San José sirvió por mucho tiempo para defender a la Primada de América de ataques marítimos.

Las murallas que circundaron la ciudad de Santo Domingo fueron por último completadas con la protección del frente del mar. Este, al gozar de las escarpadas escolleras estaba naturalmente protegido. Sin embargo para defenderse de los tiros de cañón procedentes de las embarcaciones invasoras y proteger mejor la ría y el puerto, en el siglo XVlll se completó el plan de defensa mediante varios fuertes y un parapeto de cuatro pies de altura que los enlazaba entre sí, en el cual se abrían troneras a intervalos, destinadas a la artillería. Este sistema fue llamado batiporte por los habitantes de la ciudad.

El frente sur de las defensas, se extendía desde la fortaleza de Santo Domingo hasta el fuerte de San Gil, que fue el primero en construirse, pero del cual no quedaban sino escombros, pero que fue reconstruido a finales del siglo XX. Desafortunadamente de los bastiones del frente sur solo queda el fuerte de San José.

Originalmente el sistema estaba formado por los fuertes de San Fernando, San Carlos, Santa Catalina, San José y San Gil. Eran fortines pequeños, pero que cumplían cabalmente su papel de guarda y custodia de la ciudad, del lado del mar.

Mucho más lejos, ya fuera del perímetro de la ciudad colonial, se construyó el fuerte de San Gerónimo para proteger una playita que existe, lo que constituía un posible desembarcadero para tropas invasoras. En Haina se levantó otro fuerte con los mismos fines.

El bastión de San José, que data de los primeros años del siglo XVlll, está situado entre el paseo Padre Billini, primer tramo de la avenida George Washington, y la calle José Gabriel García. Naturalmente en la época de su construcción, las aguas del mar Caribe llegaban hasta la fortificación. El Malecón fue trazado muy posteriormente, en terrenos robados al mar.

La planta del fuerte es un rectángulo irregular con dos flancos y una sola cara. La sección de la cara mira al mar y en sus extremos existen dos garitas de planta circular, dotadas de aspilleras. El cuarto lado del ángulo, llamado la gola, es de gran anchura. Está dotado de una rampa por donde se subían las piezas de artillería. En cada uno de los ángulos existen dos cañoneras y la cara presenta tres. Toda la edificación se construyó de piedra, no se empleó tapia, para así dotarla de mayor resistencia. En los años cuarenta del siglo pasado, EE.UU. regaló el espacio del parque, cerca de donde comienza el terraplén de ascenso de los cañones. Se dotó de una bella fuente y se creó un espacio sombreado para deleite de los habitantes del sector.

A finales del siglo XX, el fuerte fue restaurado y se diseñó un parque que rodea el baluarte, a base de desniveles, paseos, asientos y plantas ornamentales y árboles que proyectan mucha sombra. Se aprovechó la llamada cueva de las golondrinas, como depósito de los enseres de las instalaciones deportivas que se construyeron en su frente. Lo que era refugio de malandrines y drogadictos se convirtió en un lugar de diversión y expansión para los habitantes del entorno.