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CCN presenta Corazón de Mi Tierra, una iniciativa para apoyar las Pymes del país

El grupo acompaña pequeños productores y les compra los productos sin intermediarios

SANTO DOMINGO. A sus 16 años Noemí Crisóstomo se casó porque no veía un futuro distinto al de esposa y madre. Pero en el 2007, ella y otras mujeres de Palmar Grande, en el municipio de Altamira, Puerto Plata, se unieron para realizar una actividad productiva. Noemí cuenta que en su comunidad viven del motoconcho y de la producción de cacao orgánico; decidieron que la segunda opción era la que querían y empezaron a producir el Chocolate de la Cuenca de Altamira (Chocal).

Aunque su producto era de calidad -explica Noemí-, nadie los conocía... hasta que las contactaron del Centro Cuesta Nacional (CCN) para introducir el Chocal en las cadenas de Supermercados Nacional y Jumbo hace unos dos años. Este jueves fueron presentados en la iniciativa Corazón Dominicano -del programa Orgullo de mi Tierra del CCN-, que busca apoyar proyectos de pequeños y medianos empresarios del país, según dijo José Miguel González, presidente ejecutivo del grupo.

Al inicio, en Chocal habían recibido la colaboración de la USAID, que les trajo chocolateros suizos para que aprendieran el oficio. Pero estaban en el "anonimato" y el empacado era genérico, recuerda la productora. El proyecto del CCN les ofreció el diseño del etiquetado.

González indicó que las chocolateras pasaron de facturar RD$40,000 cada mes a RD$200,000 tras las compras en los supermercados; mientras han influido en la producción de cacao al pasar de consumir cinco quintales anuales a 50.

Noemí cuenta que ella y otras productoras de chocolate tenían sólo ocho moldes, por lo que cuando recibían los pedidos tenían que trabajar día y noche para cumplir. Ahora ya tienen 58 moldes y perciben salarios que les permiten estudiar en la universidad, además de que son co-dueñas de la empresa. Sumaban seis las mujeres que comenzaron en Chocal, pero ya hay 22.

Ahora Noemí Crisóstomo tiene 38 años, tres hijos y es estudiante de psicología industrial. Ya -dice- estas mujeres de Altamira no tienen que ir a Puerto Plata o a Santiago a buscar empleo en casas de familia, como domésticas. El sueño de Noemí es seguir creciendo para involucrar más mujeres de su pueblo y poder exportar sus productos hechos con cacao orgánico.

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Desde hace cuatro años, CCN acompaña a la Escuela Técnica Hotelera Serranía, en Jarabacoa, productora de mermelada de pimientos rojos para la venta y donde se imparten artes culinarias a jóvenes de distintos puntos del país, en edades comprendidas entre los 16 y los 22 años. El presidente de la cadena de supermercados dijo que en Serranía han visto crecer su producción en un 30% y las ventas un 190%.

Myra Ortiz, de la escuela, detalló que el objetivo es que las jóvenes tengan las capacidades para crear una microempresa tras dos años de preparación. Ortiz explicó que las ganancias de las ventas se destinan a un fondo de becas porque la iniciativa está dirigida a mujeres rurales de todo el país, que están internas en Jarabacoa cuando son de otros lugares.

La escuela funciona desde el 2008 y tras el acompañamiento de CCN han mejorado los recursos con los que cuentan. González dijo que por los resultados de la escuela lograron que la Junta de Andalucía, en España, les otorgara un subsidio para los estudiantes y que la empresa española Repsol financiara la compra de maquinarias.


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Dentro de la iniciativa están los Quesos de Mi Tierra, la oferta de más de diez variedades de quesos, como el danés, cheddar, de freír, gouda, picantino, de hoja, crema, entre otros. Esta oferta beneficia a 21 productores de queso de ocho provincias del país que venden sin intermediaros a CCN. Según José Miguel González, desde marzo han vendido en los supermercados cerca de 100 mil libras de estos quesos.

Entre esos productos está el Arish. Cuando Alberto Khoury recibió personas de Centro Cuesta Nacional en su casa, en Las Matas de Farfán, y les presentó el queso libanés que elabora de forma artesanal no pensó que ellos se interesarían en venderlo en sus cadenas.

Alberto es libanés y tiene 27 años viviendo en el país. Desde hace unos seis años vende el Arish en Las Matas y hace cuatro meses empezó a enviar pedidos a CCN. Eran unas 600 unidades al mes, pero ya envía a la cadena entre tres y cuatro mil unidades del queso mensual.

El producto, introducido en la zona por inmigrantes libaneses, se elabora con yogurt, que lo realiza Alberto junto a su esposa en la casa. Como es la preparación es ardua por ser a mano, cuenta Khoury, y las ventas han crecido, está pensando contratar empleados, como le ha sugerido un cuñado.

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En el proyecto presentado este jueves se incluye Carne de Mi Tierra, involucrando a nueve porcicultores de La Vega, Santiago, Moca, Mao y La Romana. Por esto, las compras de carne de cerdo de CCN se han incrementado un 154% desde el inicio de este apoyo a productores, expresó el presidente del grupo.

Corazón Dominicano también ha introducido las Mermeladas De Mi Siembra, producidas por mujeres de la Cooperativa Agropecuaria y de Servicios Múltiples para el Desarrollo de La Ciénaga (COOPDECI), de Barahona. El presidente de CCN aseguró que las ventas de las mermeladas han crecido un 251% tras el acompañamiento que les han brindado. Entre las variedades del producto están las combinaciones de chinola y guineo, el mango, la guanábana, la naranja agria y la guayaba.

En la presentación, José Miguel González afirmó que con Corazón Dominicano, en el que trabajan desde hace cuatro años, buscan incluir a las Pymes y a las productoras locales en su cadena de valor "conscientes de que el fortalecimiento de este sector productivo contribuye directamente en la disminución de la pobreza a través de la generación de empleo y democratizar la generación de riquezas".