Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
revista

Vanamente se dice

Hay pocos placeres comparables con la lectura de los clásicos. En estos días he tenido entre manos la Tragicomedia de Calisto y Melibea

, escrita en 1499 por Fernando de Rojas. Los amores de Calisto y Melibea ceden su protagonismo a Celestina, una genial alcahueta que enlaza los amores de los tortolitos usando todas sus artes de correveidile.

Rojas tiñe su prosa con el gracejo de muchas frases proverbiales y con ellas atesora su condensada sabiduría popular. Nos sorprende encontrar refranes que hoy, cinco siglos después, todavía viven en nuestra lengua diaria: “Pagan justos por pecadores”; “No por mucho madrugar amanece más temprano”; “Quien mucho abarca, poco suele apretar”; “Con su pan se lo coma”; “Cada cual habla de la feria según le va en ella”.

Otros se han modificado un tanto con los avatares históricos de la lengua pero aún podemos reconocerlos: “Pan y vino anda camino, que no mozo garrido”; “Ser como perro de hortelano, que ni come las berzas ni las deja comer”.

Algunos han perdido vigencia pero todavía nos reservan mucha enseñanza acrisolada por el tiempo: “La mocedad ociosa acarrea la vejez arrepentida y trabajosa”; “Si la locura fuese dolores, en cada casa habría voces”; “Haz tú lo que bien digo, y no lo que mal hago”.

Una lección en cada párrafo, pulida por el tiempo y el uso de infinidad de hablantes que ya, en tiempos de La Celestina

, los habían heredado de sus mayores; una lección que no voy a dejar pasar y, aplicándola, pongo el punto final a esta “Eñe”, pues vanamente se dice por muchas palabras lo que por pocas se puede entender.

Twitter: @Letra_zeta