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Buena vida

Casa Kimball, un preludio del horizonte

 Al filo de un acantilado, esta villa de 2,000 metros cuadrados no sólo pone a la disposición de sus huéspedes el alquiler de sus ocho suites y del resto de sus instalaciones, sino que invita al disfrute del Océano Atlántico y de un perímetro de costa norte (de 10,000 metros cuadrados), celosamente atesorados por el proyecto Orchid Bay, en República Dominicana.

Al acudir a Google, compañía de la que es socio y en la que funge exitosamente como ingeniero de software, Spencer Kimball digitó la palabra "arquitecto" y encontró -entre muchos- a la persona ideal para remodelar su loft de Nueva York. El profesional, al que habría de endilgarle aquella obra de rehabilitación, fue seleccionado entre los demás por estar dispuesto a compartir ideas con Kimball, independientemente de ser contratado o no. Era oriundo de la India, vivió en Londres y, finalmente, se domicilió en la ciudad neoyorquina, no sin antes haberse educado en la británica Escuela de San Pablo, en Yale College y en Yale University Graduate School of Architecture. Llevaba por nombre: Jasmit Singh Rangr.
 

Su Hoja de Vida debió cautivar tanto al joven líder informático, que éste siguió buscando información detallada -a través de su popular buscador de Internet- sobre la infinidad de proyectos en los que había intervenido el talentoso arquitecto. Y es que, a partir de 2004, las ejecutorias de Singh Rangr han sido incontables (desde su compañía Rangr Studio), tanto en apartamentos, casas, resorts, hoteles, instituciones, oficinas, galerías, bibliotecas, museos, bares, tiendas y restaurantes, como en el diseño y en la fabricación de muebles.

Actualmente, la estrategia de este profesional de la arquitectura sigue cifrándose en la primacía de la experiencia espacial sobre la forma; en los efectos intangibles de la luz, de la acústica y de la textura sobre el espacio, y en el pintoresco efecto único que prodigan las formas escultóricas...

El génesis de Casa Kimball

Tras la satisfactoria experiencia del rediseño de su apartamento en la Gran Manzana, Kimball le refirió a Jasmit su interés por diseñar algo muy moderno en una zona cálida y playera (en el Caribe, concretamente), adonde poder acudir durante el invierno neoyorquino. De ese modo, viajaron en 2005 a República Dominicana y se prendaron de este solar de 12,000 metros cuadrados, en el que posteriormente decidieron erigir la "Casa Kimball".

Esta construcción sobre suelo dominicano, cuya ejecución inició en enero de 2007 y culminó en diciembre de 2008, no sólo ha sido objeto de múltiples reseñas en publicaciones internacionales, sino que ya es acreedora de un reconocimiento mundial por su arquitectura, a través del "International Property Award", otorgado recientemente en Londres.

La consigna del Estudio de Arquitectura y Diseño de Jasmit Singh Rangr (la de crear espacios cuya conexión entre el habitante y el paisaje vaya más allá), se hizo más que evidente en esta obra arquitectónica. "Mis diseños siempre se integran al entorno. Por eso, en cada uno de ellos te sientes muy cerca del exterior. Estos generan escenarios para la vida, que se relacionan profundamente con el medioambiente circundante, como sucede en Casa Kimball", comenta el arquitecto -quien fue entrevistado por Lacasa, a través del correo electrónico-. "También soy proclive a las figuras geométricas simples, a la modernidad y a las líneas ostensiblemente limpias", agrega.

Por curioso que parezca, cuando Jasmit ideó los planos de esta casa no pensó en implementar estilo arquitectónico alguno. "Por el contrario, el diseño evolucionó a partir del paisaje. La brisa del mar motivó la creación de interiores frescos y abiertos, y la coralina local (sancristobalense) se encargó de prodigar la autenticidad necesaria, para que esta casa fuese tan única".

A fin de concebir el concepto que representaba la mejor solución espacial para este proyecto residencial, Jasmit Singh, Eivind Karlsen y Josh Weiselberg (integrantes del Equipo de Diseño de Rangr Studio), visitaron varias veces la zona; analizaron cuidadosamente las condiciones del sitio y sus múltiples visuales. Estudiaron tanto la posición del sol durante las estaciones, como la orientación de las corrientes marinas; y, finalmente, verificaron las condiciones topográficas. En todas las versiones que se manejaron antes y durante el diseño final imperó el equilibro del viento, las vistas y el sol.

Cabe destacar que este terreno situado en Cabrera presentaba una suave pendiente hacia el mar, que motivó a los arquitectos de Rangr Studio a posicionar la infraestructura, junto a sus terrazas y su piscina, según la orografía del lote.

Una infraestructura abocada al exterior

Desde el umbral hasta el acantilado, esta propuesta es armónica en todas sus formas, volúmenes, entramados y desniveles; mientras que los materiales naturales se encargan de definir su piel. La blanca coralina (originaria de una cantera dominicana), no sólo reviste las escaleras, las paredes y los pisos de Casa Kimball, sino que les aporta vida a través de su intrincada y fosilizada estructura de relieve del fondo marino. Por otro lado, hay techos puntuales cubiertos de capirona -una densa madera brasileña que, debidamente cuidada y aceitada, le prodiga un brillo inusitado a cada estancia-. De igual modo, algunos muros irregulares se visten de cemento alisado, y ciertas tapias se recubren de piedra.

Esta obra arquitectónica, con especificaciones en hormigón armado, presenta forma de "L" e involucra a una estructura flotante que -a modo de pasarela y sobre la piscina- alberga al elegante comedor, cuya mesa de madera brasileña acoge a 20 personas. Este conector, con ventanales contiguos que se abren hacia el cielo, el océano y los jardines, es el responsable de vincular a los comensales con los dos módulos rectangulares que componen al resto de la infraestructura.

Ronaldo Widmann, quien estuvo a cargo de la construcción de la villa, explica cómo fusionaron a la perfección a los interiores y exteriores de este espacio. Un par de amplios salones, que comprenden la sala principal, dos bares y un área de entretenimiento, se entrelazan con el paisaje a través de enormes puertas-ventanas (en la casa hay 136 en total), que aunque pesan 1,000 libras (cada una) y miden 5 metros de altura, giran con un cómodo sistema de rodamientos de bolas. La brisa marina y las vistas panorámicas del Atlántico también traspasan a los balcones de las amplias suites de esta villa, llegando sin cortapisas hasta las dos del primer nivel, y hasta las seis del segundo.

Sin embargo, es la piscina de borde infinito y de 360 grados de panorámica, el corazón de Casa Kimball. Con 47 metros de largo y 10 de ancho, y provista de 750 metros de cerámicas azuladas que se confunden con las tonalidades oceánicas, esta pileta es circundada por tres niveles de terrazas: la superior, con un jacuzzi para 20 bañistas; la intermedia, y la inferior (al borde del acantilado), desde donde puede disfrutarse del Atlántico "cara a cara".

Para el sinnúmero de visitantes que han pasado por allí, este destino es "una inspiración", "un sueño hecho realidad", "un oasis en el Caribe", "un pedazo del paraíso"... Para Spencer Kimball, su casa representa más que eso; le da la oportunidad de experimentar sensaciones tan maravillosas, (cada vez que deja atrás a la "Ciudad que nunca duerme"), como "nadar bajo la luz de la Luna o disfrutar, desde la azotea, de un cielo nocturno tan brillante, que la Vía Láctea puede ser divisada como una difusa banda de blanca luz que atraviesa el arco de los cielos...".

 

Agradecimientos a: 
Spencer Kimball/ Jasmit Singh Rangr/ Ronaldo Widmann/ Jodi Jones/ Oscar Montes de Oca/Mónica Bouwmeester.