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Buena vida

El imperio de las copias

El tema de las copias es un mundo de discursos encontrados dentro del universo del diseño.

El tema de las copias es un mundo de discursos encontrados. Los límites entre las que son aceptables y las que no, parecen desvanecerse por momentos. Es inmensa la cantidad de factores culturales que inciden en sus valoraciones: una persona ve con ojeriza la reproducción exacta de un spot publicitario, mientras demanda perfección en la copia de un diseño tomado de un recorte de revista.

 

La ‘buena’ copia 

A las copias se les considera, frecuentemente, como artículos de menor valor creativo. Sin  embargo, los notables avances alcanzados en el ejercicio del diseño serían impensables a no ser por esta habilidad humana de hacer mimetismos. El diseño necesita de las copias. Tan solo piensa en el derroche de recursos que significaría para la industria una modificación constante de procesos, materiales y formas.

Diseñar no es un hacer disruptivo. Cada producto nace a partir de un referente previo al que se le incluyó cierto elemento de innovación. Ese ser creativo arropado por las musas en un éxtasis de inspiración es una figura anacrónica. La visión romántica de lo vanguardista y lo original ha quedado desplazada por la hipertextualidad y el acceso instantáneo a la sobreabundancia informativa, que nos permiten estar enterados de las propuestas de otros. Recientemente mostraban cómo existen aplicaciones para tabletas digitales en las que es posible ver las imágenes de interiores, informarse sobre sus componentes ambientales, enlazar con los sitios web de las compañías suplidoras, ver otros trabajos del mismo diseñador y en pocos minutos colocar órdenes de mercancías en carritos de compra.

No es que la predilección por copiar solo ocurra en nuestro tiempo, sino que ahora disponemos de herramientas que aumentan la celeridad y la autonomía de los procesos, sea en su producción o bien en su descubrimiento. Aquel que pretenda copiarse y luego apelar a su genialidad mejor que lo piense siete veces.

Es falso esperar que el creativo se abstenga de nutrirse de la experiencia y del éxito de ciertos arquetipos a los que aun pueden integrárseles notables mejoras. Quizás Jasper Morrison y Naoto Fukasawa sean buenos ejemplos. Ellos han hecho de la copia su visión estética, tomando formas anteriores e imprimiéndoles contemporaneidad, en lugar de agonizar en pos de la originalidad y el individualismo.

La visión emergente del diseño, en medio de una sociedad global con problemas en constante evolución, es el diseño multidisciplinar. La realidad demanda a prestar atención a sus dinámicas, en contraposición a la tradición profesional que se enfoca en producir objetos y espacios novedosos. Un mundo como el nuestro nos obliga a prestar atención a las experiencias que podemos aprender de otros, y a emular las soluciones acertadas que gozan de notables niveles de aceptación.

A veces ocurre que estas buenas copias superan al original, integrando mayores grados de eficiencia a un costo final reducido.

La ‘mala’ copia 

El problema de la copia ocurre cuando la actitud del copiador es primitiva y desleal. La raíz misma de la palabra ‘plagio’ es secuestrar lo que le pertenece a otro, que en el terreno creativo generalmente es fruto de la incapacidad o de un deseo desmedido de lucrarse sin correr riesgos. Este tipo de copia ponzoñosa merma la capacidad de cambio y frena la investigación de nuevas soluciones a los problemas.

El plagio no profundiza en sus consecuencias. En el contexto del diseño, las copias sin traducciones suelen producir proyectos con materiales desechables y usuarios inadaptados, obligados a habitar e interactuar con diseños que no satisfacen sus demandas, ni se corresponden con su realidad cultural.

Copia y monotonía

¿Llegará un día en el que, de tanto copiarnos, caeremos en la total monotonía? Quizás la idea nos cause pavor, pero piensa que también hay cosas terriblemente repetitivas que pueden causarnos profundas satisfacciones. A veces es necesario persistir copiándonos a nosotros mismos con el fin de lograr ciertos objetivos. Nuestro inmaduro afán por la novedad, no siempre logra su propósito de ayudarnos a crecer y de hacer nuestra existencia menos aburrida. En el mundo natural y sus rituales cotidianos existen copias de distintos matices capaces de comunicarnos absoluta belleza.