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Buena vida

Un proyecto residencial con aires de azul mar

Hernán Arriaga es un diseñador internacional que trae a Santo Domingo un concepto que, aunque cosmopolita, impregnado de un sello muy particular, proyecta los conocimientos y experiencias adquiridas durante su trayectoria profesional.                        

Diseñar un hogar es más que un estilo de vida, y así lo demuestra en sus creaciones el diseñador de interiores de origen argentino, Hernán Arriaga, quien ha llegado al país con sus novedosas e impresionantes creaciones artísticas.

Vino a República Dominicana, por primera vez, a trabajar en el diseño de la casa de su amigo Carlos Malla, y quedó prendado del país. Se enamoró, le encantó la isla y su gente, y le surgió lo que él define como algo “mágico”, ya que esta tierra tiene para él una energía muy especial. Asimismo, los diseños que encontró localmente también le despertaron un gran interés por implementar en este país lo que había aprendido sobre el diseño internacional en Europa, Nueva York y en otros lugares donde ha trabajado.

Es así como surge Azul Mar, una tienda que se hizo realidad de repente. Hernán, asociado con Fabio Lopes y Carlos Malla, abrió las puertas de su nuevo showroom en Piantini, ofreciendo artículos decorativos variados y exclusivos, cuidadosamente seleccionados a través de sus viajes alrededor del mundo.

En este proyecto, que se vislumbró en julio de 2009, y que ya se ha convertido en un espacio único, se exhiben exclusivas piezas de ciudades como Estamburgo, Moscú, Londres, Madrid, Barcelona, Roma, París. Aquí, además, el público puede encontrar el sello particular que caracteriza la marca de este diseñador.

Estilo del artista

El estilo decorativo de Arriaga es muy peculiar. Para él, el buen diseño es en sí lo primordial. Poder interpretar a su cliente y lo que este necesita; adaptarse al tipo de vida que tenga, porque no todo el mundo es igual, ya que la vida de cada uno, en cada casa, es su mundo; son necesidades, estilos, gustos y formas de vida diferentes.

 

Su vasta experiencia le ha demostrado que hay que sentarse con el cliente en su espacio, y hay que conocerle. Por eso, “Para poderles dar lo que quieran (a los clientes), los tengo que conocer e interpretar lo que están necesitando”. Después, si es necesario, les enseña el tipo de muebles, de artes, de estilos, de cosas que realmente envuelve el diseño.

Muchas de las personas que recurren a los servicios de Arriaga han prosperado económicamente en los últimos diez años, y él siente el deber de enseñarles qué es vivir con cierto nivel. También entiende que el deber del diseñador no sólo es crear una casa bonita, sino que funcione y que al mismo tiempo tenga puntos de conversación.

Explica que cuando tienes invitados, si ellos tienen en sus casas ciertos muebles, de alguna manera van a esperar lo mismo, y al mismo tiempo éstos se convierten en puntos de conversación. Por ejemplo: dónde compraste esta pieza, por qué la tienes en tu casa, dónde conseguiste aquel cuadro…son temas de conversación.

 

Tendencias

A Hernán Arriaga le fascina mezclar lo moderno y lo antiguo, porque considera que como gente joven lo lógico es que una pareja que oscile entre los 30, 40 o 50 años se adapte a lo que es la vida hoy, del día a día, donde hay diferentes servicios y comodidades que antes no existían, y que van a ser las antigüedades del futuro. Lo que más le gusta es tomar un espacio, modernizarlo, y después agregar piezas antiguas en el centro, como si fueran las estrellas del lugar. Un elegante cuarto se puede lograr con líneas rectas y bajas, con muebles del siglo XVIII, y con unas paredes blancas. “El detalle que te da es demasiado elegante y precioso, a mí me gusta muchísimo. Por eso, tiendo a mezclar y a implementar las antigüedades, las respeto mucho. Aunque al mismo tiempo, entiendo que vivimos en un mundo moderno y que tiene, de una manera u otra, que llenarse de esa manera”, explica. 

 

Considera que no hay necesidad de comprar muebles nuevos, ya que se pueden preservar los de la primera casa, y contando con los conocimientos necesarios se pueden adaptar a tu nuevo ambiente, y así servirte toda la vida. Cada mueble al final tiene una historia, y las cosas más valiosas son las que te siguen por el resto de tu vida.

Diseño orgánico

A este experto en decoración internacional, le fascinan las texturas orgánicas. Siempre incorpora en su trabajo pieles, madera y elementos como campanas, cuernos, caparazones de tortuga y caracoles petrificados; le gusta cómo hacen que un lugar se torne más cálido y menos rígido, sobre todo cuando éste es contemporáneo.

 

Advierte que el diseño, de alguna manera, genera un sentimiento muy frío por lo que hay que agregar colores, detalles y accesorios, para que cuando llegues a una casa no tiendas a ocupar la esquina del sofá, porque no te sientes cómodo. Mientras que, un buen diseño, con buenos accesorios, hace que te encuentres a gusto instantáneamente con sólo apreciarlo visualmente.

Para Arriaga, “Cuando una casa está bien hecha el dueño no tiene que hacer mucho esfuerzo para hacerte sentir cómodo; te sientes como en casa desde que entras, hay una identificación, una fluidez…”.