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Un verano diferente

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Un verano diferente
Obra de la colección Pequeña Escalera de la artista dominicana Mónica Lapaz. Acrílico sobre canvas. 14x14.
El Caribe es una región especial. Nuestros veranos con duración de un año son boreales y australes. Siempre que tengo oportunidad de describirnos hago referencia a nuestro permanente calor estival. Pocas cosas parecen cambiar entre una temporada y otra. A lo sumo, unas frescas brisas de fin de año que frecuentemente se hacen esperar. Hablamos de mudanzas estacionales y yo solo puedo pensar en los incendiados almendros de las calles de Gazcue.

En nuestro caso las cuatro estaciones las conocemos por rituales gastronómicos y las transformaciones sin retrasos de las mercancías en los escaparates. Esos son nuestros pocos marcadores de un año que continúa avanzando. El verano llega junto con los nuevos catálogos. Veranear es también un producto del mercado y una necesidad comercial que toma forma de tendencias.

Las tendencias revelan la inevitable relación del diseño con el sector industrial, hecho que a veces se resguarda bajo las sombras de los gestos filantrópicos. Sin dudar la economía permea casi todo, aún los discursos del diseño.

Una tendencia es la orientación común del gusto. Hay que decir que casi siempre son arbitrarias y generalmente breves. Las tendencias son un fenómeno común dentro del mundo de la moda pero sus aceleradas dinámicas extienden los brazos y alcanzan casi todos los dominios del comercio. Pueden ser esquemas tan exitosos que podrían llegar a definir el espíritu general de un tiempo.

Las tendencias se estimulan por medio de exposiciones y catálogos, pero también con reportajes y casi cualquier evento o producto cultural como películas y programas de TV sobre los que generalmente coinciden un gran número de personas. Así, si interesa provocar atracción hacia una tipología específica de productos se utilizan mecanismos de legitimización en los que se deja poco espacio para las sorpresas. Ya en septiembre sabemos de qué color será el verano y la primavera conoció con anticipación el siguiente invierno.

Quiénes están detrás de esta ciencia taxonómica del "in" y el "out". En el imaginario popular es la obra de un reducido grupo que profetiza para los miembros de la secta del gusto. Pero me inclino a pensar que lejos de eso, se trata más de una acción intrincada y recíproca fruto de nuestra intensa vida social. Por un lado, los amigos se afanan por cultivar los mismos apetitos y mantener igualados sus objetos referentes. Por otro, los departamentos de compra de las tiendas que compiten entre sí suplen sus inventarios con los mismos proveedores. No es de extrañar que entonces un mismo diseñador se repita un poco en proyectos comisionados por clientes diferentes. Es diseño hecho con fórmulas.

No todo lo que es nuevo es mejor. No todo lo que es tendencia debe adoptarse. Hay una atmósfera especial en los espacios donde los cambios ocurren con ritmos más lentos y siempre obedeciendo a necesidades reales. Muestro ciertas reservas cuando los proyectos de interiorismos se producen en serie a pesar de que cada familia posee sus propias particularidades. Los proyectos de interiorismo deberían reflejar esos rasgos distintivos y potenciar a los usuarios con capacidades reales de uso. Diseñar la arquitectura de interior no es hacer estilismo ni proyectar escenografías. Tampoco es una obra que deba claudicar ante la firma de un autor. Una casa, y pensamos en la idea de refugio que va contenida en ella, no tiene por qué desvestirse con cada nuevo lanzamiento de la colección de verano. Propóngase mejor un lugar donde la alegría sea el resultado natural de las buenas vivencias con la gente.