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¡Ajústate!

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¡Ajústate!
Algunas de las causas de las subluxaciones son estrés físico. (Foto: Shutterstock)

Un dolor en la espalda es molesto... una ‘penita’ quizás. No puedes dormir, te duele constantemente la cabeza, te cuesta conciliar el sueño y, en ocasiones, te molesta agacharte para recoger algo que cayó al suelo. No son coincidencias ni se trata de revelaciones hechas con una bola mágica. Es tan simple como que el cuerpo suele dar señales cuando algo anda mal. En este caso, hay altas probabilidades de que se trate de tu columna vertebral.

A ver, si te cuesta entender la importancia que tiene, pongámoslo de esta forma. Una sola palabra de su definición nos da una pista “soporte”. Otras son sinónimo: “amparo, apoyo, protección”.

No hace falta decir más. Sucede exactamente así con la columna vertebral, la estructura que atraviesa la espalda para sostener nuestro cuerpo con sus 33 vértebras. De su estabilidad dependen directamente el resto de los órganos, porque trabaja como transmisora de información desde el cerebro hacia el resto del cuerpo. Funciona como internet: si se “cae” la red, el resto de las aplicaciones no funciona.

¿Cómo corregirlo?

Entonces, ¿cómo evitar que esa red [columna] deje de funcionar porque se dañan sus circuitos [vértebras]? Para que no se corte la comunicación entre el cerebro y el resto de los órganos existe un procedimiento que propone un ajuste que corrige las subluxaciones vertebrales, que no es más que “el desalineamiento de los huesos de la columna que causan presión entre los nervios”, según un documento del Centro Quiropráctico Mission Life.

Con siete años de presencia en el país y cuatro consultorios [uno en Puerto Plata y Santiago, y dos en Santo Domingo], su propósito es ocuparse por el buen funcionamiento de la columna vertebral y el sistema nervioso a través de la quiropráctica. Todavía en nuestro país es vista con recelo. Es poco lo que se conoce al respecto de su tratamiento y muy probable que haya muchas personas que duden que se trate de un procedimiento médico. Sin embargo, lo es.

Como en todas las profesiones, existen los ‘enganchados’. Y este caso no es la excepción. Sin embargo, la quiropráctica es una profesión sanitaria, como la enfermería o la odontología, que en los Estados Unidos, donde tuvo origen esta disciplina, debe cursarse como especialidad luego de la carrera de medicina durante unos cuatro años. La Universidad de Palmer, la pionera por especializarse exclusivamente en la formación de quiroprácticos, es llamada así por quien descubrió esta técnica, el doctor Daniel David Palmer.

Y en nuestro país contamos con un egresado de dicha universidad, el doctor Matthew Sorrel, uno de los especialistas del Centro Quiropráctico Mission Life con el que tuvimos la oportunidad de conversar y despejar algunas dudas. Una de ellas: los síntomas.

Si bien es cierto que las subluxaciones presentan signos, hay casos en los que no lo hace. Por lo que el doctor Sorrel recomienda asistir al quiropráctico como forma de prevención. Porque el estrés, el día a día, las malas noches, los esfuerzos son suficientes como para provocar ‘cortocircuitos’.

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Infografía

¿Cuál es el procedimiento?

Lo primero es hacer la cita. El doctor conversará contigo para saber tu historial, si has tenido algún accidente que pudiera afectar tu columna. Al final, te hará una radiografía para comprobar su estado. Si existe alguna subluxación su tarea será corregirla. No hay nada que temer. El doctor Matthew explica que el procedimiento es sumamente sencillo y que solo dura de cinco a siete minutos. La cantidad de sesiones dependerá del estado de su columna.

¿Por qué ocurren?

Según el manual ofrecido por el Centro de Quiropráctica Mission Life, las causas de las subluxaciones son las siguientes:

• Estrés físico: caídas, accidentes, lesiones deportivas, procesos de parto.

• Estrés emocional: adicciones, depresión, ansiedad, baja defensa.

• Estrés físico: alcohol, mala alimentación, uso de medicamentos, cigarrillos.

¿Quiénes pueden?

Embarazadas, niños, ancianos... en fin, todos. Por la seguridad de su procedimiento, siempre que sea realizado por un profesional.

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Infografía
Daniel David Palmer, especialista del Centro Quiropráctico Mission Life. (BAYOAN FREITES)

Cómo comienza la historia quiropráctica

Daniel David Palmer tenía un ayudante sordo desde hace unos 17 años. Tras investigar la causa, descubrió que previo a perder la audición ‘algo’ sonó en su espalda. Efectivamente, una prueba detectó una vértebra fuera de lugar. Logró persuadirlo para que se dejara ajustar la espalda y el resultado fue el esperado: volvió a escuchar. Con este y otros intentos se dio cuenta de que no se trataba de coincidencias. Aquello era la relación existente entre el sistema nervioso y la columna vertebral, lo que posteriormente se convirtió en el descubrimiento de la quiropráctica, a la que primero se llamó “tratamientos manuales”.

Quiropráctica: viene de las palabras griegas ‘chiro’, que significa manos, y ‘practic’, que se refiere a procedimiento o práctica.

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