Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
columnistas

La glosofobia y el dinero

“Podría tener miedo a hablar, por eso decidí hablar para perder el miedo”

Expandir imagen
La glosofobia  y el dinero

Existen personas a las que se les da natural hablar en público, aparentemente; algunos hacen un esfuerzo sobrehumano para lograr comunicar sus ideas; mientras otros se esconden lo más posible porque piensan que morirán si les tocase enfrentar tal situación.

Hablar en público no es más que una ciencia, de ninguna forma un arte. Estamos influenciados por eventos de nuestra niñez que nos ayudan o impiden desarrollar tan importante función ante una sociedad que es cada vez más exigente con los comunicadores.

De la misma forma, hoy tenemos más opciones de presentarnos y muchas más de aprender a expresarnos ante el mundo. Los videos se han convertido en nuestro diario vivir y cada día las personas tienen menos vergüenza de salir en cámara. Grandes ventajas para una sociedad futura.

Para muchos su manera de expresarse podrá aumentar sus ingresos. Dar pasos en una estructura dependerá mucho de esas habilidades de comunicación. Hasta ciertos puestos podemos escondernos, llegar a los mejores ya no es posible si nos ocultamos detrás de otros o de alguna pared.

Una persona en posición de mando tendrá que hacer presentaciones ante sus colaboradores, clientes, iguales y directores. El día a día pasa por vender reportes, ideas futuras, defenderse de ataques e incriminaciones, etc. Reuniones en que necesitamos tomar la palabra o en las que estaremos obligados a hacerlo son cada día más frecuentes.

A los niños y colaboradores debemos motivarlos. Reírnos o llamarles la atención por errores que puedan cometer al expresarse es frustrarlos. Les estamos quitando parte de sus ingresos futuros, simplemente porque serán conejillos miedosos que siempre evitarán expresarse.

Miedo escénico. Vivo de expresarme, no soy el mejor de los ejemplos para analizar, pero soy lo que mejor conozco. Escucho a muchos hablar de que siempre existirá, que nunca se borra. O no soy normal o no sé qué. Sé que como persona normal un sustico podrá tener, lo importante es saber qué lo produce. En la mayoría de los casos es miedo a equivocarse. Debería mejorar las técnicas de memorización o usar técnicas de apoyo que le den seguridad. La adrenalina que corre con ese temor inicial debe usarse para energizarse, prepararse para la carrera, esa batalla que está casi por comenzar. Solo recuerdo una vez haber tenido ese momento de temor antes de iniciar. Era la presentación de un libro que causaba muchas emociones para mí. La autora tenía 90 años y elegí declamar algunos poemas de su autoría. Estaba fuera de mis aguas y me sentía inseguro. Precisamente a eso me refiero, son los momentos que la gente teme. Debemos practicar... no frente al espejo, sino haciendo lo que nos da miedo. Un día de seguro estaremos tan convencidos de nosotros que nada sentiremos. Al final, los presentes querían que declamara más y yo feliz de la vida, al igual que mi querida autora, doña Ludín Lugo.

La ciencia de hablar. Algunos lo hacen parecer un arte, pero le aseguro que es una ciencia. No hay que nacer con dones, se deben desarrollar. Hay muchos estilos y algunos muy propios. No es cuestión de imitar, sino de encontrar la forma en que nos sentimos cómodos. Podemos ser graciosos, o hacer reír. Quizá somos interesantes. Mientras, otros le dejan a su contenido la potestad de amarrar a los espectadores a la silla. Lo importante es que no se lo deje a la suerte, como lo explico por extenso en mi libro “Ventas, Oratoria y Lenguaje del Cuerpo”.