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Mel Gibson: “Lo que no te mata te hace más fuerte y más duro”

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Mel Gibson: “Lo que no te mata te hace más fuerte y más duro”

Atrás quedaron los escándalos del comentario antisemita a un policía o la llamada telefónica racista a una ex novia junto con ciertas acusaciones de violencia doméstica. Y en una nueva batalla por el éxito, en una misma semana donde incluso se convirtió en padre por novena vez, fue nominado al Oscar por la película ‘Hacksaw Ridge’, casi veinte años después de haber ganado también como Mejor Director con otra película de guerra como ‘Braveheart’.

- ¿Es verdad que en un principio se había negado a dirigir la película ‘Hacksaw Ridge’?

- En realidad la rechacé dos veces. Y lo mismo había pasado con ‘Braveheart’. Pero por alguna razón, las ruedas empezaron a dar vueltas, hasta que lo visualicé como un hecho. En el caso de Braveheart ni siquiera me la habían ofrecido para dirigir, solo para protagonizarla.

- ¿Un actor dirige mejor cine? ¿Cómo aprendió a dirigir usted?

- Quedándome en el estudio, mirando lo que pasaba, preguntando mucho. Los directores estamos para ejecutar una idea, para dudar de esa idea y ver si sale todo bien. Estamos para compartir las frutas de la victoria o el fracaso. Y todo es como un experimento científico de 30 años donde es imposible no haber aprendido algo, además de trabajar con gente buena, también. Es estupendo, pero tampoco creo que el actor pueda dejar la actuación por completo. Lo que yo descubrí es que un buen director sabe escuchar y si un actor viene con una buena idea, hay que robársela (risas).

- ¿Los roces de la vida real o las polémicas que vivió en Hollywood ayudan a mejorar como actor y director?

- Lo que no te mata te hace más fuerte y más duro, creo. Las experiencias de la vida, placenteras o no placenteras, torturantes o maravillosas, te condimentan y de alguna forma aprendemos de ellas. Eso espero al menos. Eso es lo que yo trato de hacer ahora, como si guardara en un disco todo lo que pueda dejar para mis hijos, esperando que ellos puedan hacer un mejor trabajo que el mío en el futuro de esta locura de tierra rodante.

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Infografía
Lois Burwell and Mel Gibson. (DERECHOS RESERVADOS DE ROMAR MEDIA.)

- ¿Qué tan buen director se considera como padre?

- Supongo que como padre soy bastante protector. Todavía me acuerdo cuando nacieron mis hijos mellizos que hoy tienen 34 años y tuve que ir a la farmacia a comprarles algo y me llevé en los brazos a otro que tenía 21 meses, porque mi esposa estaba ocupada con los mellizos. Estábamos en Australia y nos ayudaba una enfermera de Nueva Zelandia que se iba a la casa, a las cuatro de la tarde. Y en la farmacia, cuando me di vuelta por un segundo, mi bebé había salido a la calle, en medio del tráfico, porque había visto pasar a la enfermera. En ese momento no me importó nada, no tenía tiempo, rompí todo en el camino, hasta que atrapé al bebé, para que no le pasara un auto por encima. Sí, creo que mataría por un hijo. Aquella vez tuve que disculparme con mucha gente después.

- ¿Y qué tan bueno es dirigiendo su vida, hoy?

- Es una pregunta difícil de contestar... Una de las más difíciles direcciones que tuve en mi vida fue dejar de fumar. Fue una tortura. Es un hábito diabólico difícil de quebrar, porque las neuronas están involucradas. Mi madre creo que había fumado cuando estaba embarazada de mi. No sé, pero eso creo. Yo tenía nueve años cuando tuve el primer cigarrillo y 45 años después, cada simple decisión artística la hice con un cigarrillo. Y no tenerlo en la mano resulta muy difícil.

- ¿Aprendió alguna lección después de haberse alejado tanto tiempo de Hollywood?

- Estos años aprendí muchísimo, hasta a hablar bien por teléfono, con buenos modales. Y aprendí a no hablar cuando voy a tomar alcohol. Así como hay que tener alguien que te lleve en auto, también necesitas alguien que también hable en tu lugar. Nadie le dice algo así a ningún borracho (Risas) En realidad nunca me alejé, pero aprendí mucho de esta industria. Aprendí a escribir. Aprendí a llevar al cine lo que escribí, produciendo y dirigiéndolo, incluso ocupándome también del marketing y la distribución. Hasta compré un montón de salas de cine en Australia, con una cadena de cines que se llama Dendy.

- Dice que no se alejó de Hollywood, pero además de los cines, la película ‘Hucksaw Ridge’ la filmó también en Australia... a 12.000km de Hollywood.

- Es cierto. La película es totalmente australiana, con australianos, con la única excepción de Andrew Garfield y Vince Vaughn. Toda la producción es australiana, pero con una historia americana que es lo más inusual. Hacía 30 años que yo tampoco filmaba una película en Australia. Pero me sentí cómodo en volver y no gastamos más de 40 millones de dólares, que es un precio muy bajo para estos días.

- ¿Qué mensaje positivo puede llevarse el espectador después de ver una película de guerra, en un mundo del cine donde Batman o Capitán América son los verdaderos héroes?

- La verdad es que los verdaderos superhéroes no usan pantalones ajustados. En este caso, la historia es verdadera y el protagonista inspira y nos muestra otra forma de amar. Si lo vemos por ese lado, es una historia de amor. Y hoy en día el mensaje es vital. El mundo siempre fue malo, pero hoy está peor y va a seguir peor. Seguimos comportándonos como hace 20 o 30 años y estamos volviendo a hacerlo.

- Las películas ‘Braveheart’ o ‘Apocalypto’ que dirigió antes se caracterizaban por la violencia de sus protagonistas, pero con esta nueva película pasa completamente lo opuesto...

- Eso es lo que más me asombró a mi, que él no llevara ningún arma y no haya tirado nunca una bala, porque le parecía mal matar a alguien bajo cualquier circunstancia, aunque tenía la garra para ir al peor lugar que te puedas imaginar, armado con nada más que su fe, que es el mejor coraje que puedas tener bajo fuego. Y él lo hizo una y otra vez, en otros lugares del Pacífico, también, como Guam y las Filipinas. Le decían que no saliera, pero si alguien estaba en problemas, él salía a buscarlo. Y nunca lo tocaron. Sin un arma... para mí, es el mejor superhéroe.

- Aunque el protagonista no quiera matar a nadie, la violencia sigue estando muy presente en la película..

- Yo quiero que a la gente le repugne la violencia y por eso también acentué el otro lado, demostrando que se puede extraer algo bueno. Pero también quise ser realista en una situación de guerra. Okinawa fue una de las batallas donde más vidas se perdieron en el Sur del Pacífico. Los japoneses incluso la describieron como una lluvia de balas de acero donde también hubo explosiones y hasta napalm. Quise mostrar la realidad. Pero también resalté lo que significa para un hombre la convicción de su fe en la situación más diabólica, por encima de la guerra y por encima de la religión.

- ¿Cuánta investigación llevó la película, como para merecerse una nominación al Oscar?

- Hablé con gente de la Segunda Guerra Mundial, porque me interesa mucho investigar. Hablé también con asesinos en la cárcel, con los que pelearon en Corea y muchos en Vietnam. Me parece intensamente interesante tratar de acceder a la cabeza de una persona que hace algo increíble interesante. Incluso uno de los que aparece en la película, al que se le vuelan las piernas por el aire, es un veterano de guerra de verdad que estuvo en Afganistán y a él le explotaron las piernas de verdad.

- ¿Cómo fue que eligió un actor como Andrew Garfield, que es más famoso como Spider-Man y ni siquiera es norteamericano como para personificar un soldado de Estados Unidos?

- La primera vez que yo había visto a Andrew había sido con ‘The Social Network’. Había sido algo mínimo, pero muy bien hecho, me pareció que podía hablar con sus ojos. Es muy buen actor. El cine es evidentemente su medio. No es musculoso, es una persona normal y me pareció perfecto para el rol principal de Desmond. Además se ve más joven de lo que es y tiene el beneficio de tener muchos más años en su cintura de lo que parece.

- ¿Es cierto que en los momentos en que no le gustaba una escena, usted mismo saltaba al suelo y mostraba como quería que lo actuaran?

- Pasé bastante tiempo de rodillas, ensuciándome, ya estoy viejo para esas cosas. Me acuerdo una vez que salí corriendo de un lado al otro, me resbalé y me maté. Pero adivina quien estaba ahí para salvarme... Andrew (Garfield(. “¿Estás bien?”, me preguntó. Me dio gracia, porque parecía que me hubiera encontrado con su personaje, no con él.

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Infografía
Andrew Garfield y Mel Gibson. (ERIC CHARBONNEAU/INVISION FOR LIONSGATE/AP IMAGES)

- ¿Y por qué no buscó algún rol como actor en la película, como lo había hecho con el Oscar de ‘Braveheart’?

- Estoy en la película, mi sombra está ahí (Riendo). Mi brazo también. Cuando Hugo (Weaving) aceptó venir a filmar el rol del padre de Andrew, me dijo que sí, pero después cambió de idea y los horarios cambiaron tanto que no pudo hacer la escena en la sala de tribunales y yo la hice. Esta mi mano, mi sombra y después lo agregamos a él con los efectos de la pantalla verde, pero él realmente no estuvo en el rodaje, aunque se ve en la película.

- ¿Y por qué no siguió usted en el rol del padre de Andrew Garfield?

- No, no, no. Hugo Weaving me parecía genial. Desde el principio me pareció la perfecta decisión. Yo no puedo hacer lo que hace él.

- ¿Terminó su carrera de actor, por completo?

- Por un tiempo yo había dejado de actuar porque sentí que mis campanas no estaban sonando. Por eso me enfoqué tanto en la dirección, a escribir y producir. Pero ya me vas a ver con Sean Penn, en ‘The Professor and the Madman’ sobre un profesor que se dedicó a recopilar palabras para la primera edición del diccionario de inglés Oxford y a mediados del siglo XIX recibió más de 10.000 palabras de un doctor en un asilo de locos. Pero antes que lo preguntes, mi personaje es el del editor del diccionario Oxford, no interpreto al doctor del asilo de locos.

Fotografías Disponibles Bajo Derechos Reservados de Romar Media.

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