Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
economia

El peligroso resurgimiento del nacionalismo

Los movimientos separatistas atraen a los votantes, incluso en un mundo de bits y bytes

Expandir imagen
El peligroso resurgimiento del nacionalismo
Vladimir Putin

En 1990, Kenichi Ohmae, un consultor en administración, publicó un libro titulado "El mundo sin fronteras2, cuyo título captó el espíritu de la globalización. Durante los siguientes casi 25 años, la evolución de los negocios, las finanzas, la tecnología y la política pareció confirmar el declive inexorable de las fronteras y las naciones que protegían. 

Ninguna conferencia de asuntos internacionales pasaba sin que alguien señalara que ya las naciones por sí solas no podían hacerles frente a los problemas más importantes. La aparición del Internet reforzó la idea de que ya no importaban las fronteras. Las preocupaciones tradicionales de las naciones -territorio, identidad y soberanía- parecían tan anacrónicas como las espadas y los escudos.

Pero parece que alguien ha olvidado decirles a los políticos y a los votantes que los Estados, las fronteras y la identidad nacional ya no importan. La semana pasada, el 45 por ciento de los escoceses votó a favor de la creación de una nación independiente del Reino Unido. El referéndum fue observado ansiosamente por los movimientos separatistas en Cataluña, el Tíbet, Quebec y otros lugares. Los movimientos separatistas son una faceta del resurgimiento del nacionalismo. En Europa, Asia y el Medio Oriente, los políticos nacionalistas están teniendo auge.

El nacionalista más peligroso de Europa es el presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien se ha anexado Crimea, proclamando su derecho, incluso su deber, de proteger a los rusoparlantes dondequiera que vivan. Como muchos han señalado con nerviosismo, esto puede darle a Rusia una excusa para intervenir en todo el territorio de la antigua Unión Soviética.

A pesar de que la Unión Europea se ha esforzado en congregar la oposición al señor Putin, hay políticos nacionalistas en Europa occidental que simpatizan con él, como Marine Le Pen, líder del Frente Nacional de Francia. En Alemania, la fuerza política en ascenso es la Alternativa para Alemania, que sostiene que los intereses alemanes han sido subordinados a los de Europa. Incluso, en la próspera Suecia, los Demócratas de Suecia, un partido de extrema derecha, acaban de ganar el 13 por ciento de los votos en una elección general. En Hungría, el gobierno de Fidesz tiene claras tendencias autoritarias y un gran interés en el destino de los húngaros más allá de sus fronteras.

Los tres países asiáticos más poderosos -China, Japón e India- son dirigidos por líderes nacionalistas carismáticos. Xi Jinping, presidente de China; Shinzo Abe, primer ministro de Japón, y Narendra Modi, primer ministro de India utilizan una retórica de renacimiento nacional muy similar como acicate para las reformas económicas y sociales en el ámbito doméstico. A nivel internacional, sin embargo, este nacionalismo se manifiesta a través de disputas fronterizas entre China y sus dos grandes vecinos, elevando el riesgo de una guerra. Si estamos viviendo en un mundo sin fronteras, parece que alguien ha olvidado decírselo a los chinos, japoneses e indios que a veces parecen estar obsesionados con la demarcación de sus territorios.

A primera vista, el Medio Oriente parece ser una excepción a este patrón de resurgimiento del nacionalismo. El nuevo movimiento más peligroso en la región es el Estado Islámico de Irak y el Levante (conocido como ISIS), un movimiento yihadista que desprecia las fronteras nacionales. Sin embargo, Egipto, el país árabe más poblado, ha dado un giro nacionalista, ya que su gobierno dirigido por militares busca una ideología alternativa al islamismo. ¿Cómo se explica este extraño resurgimiento mundial del nacionalismo cuando existen tantas fuerzas económicas y tecnológicas que empujan en la dirección opuesta?

Una respuesta es que probablemente los profetas de la globalización siempre subestimaron el poder residual del nacionalismo. Si uno pasa su tiempo en salas de aeropuertos y en conferencias internacionales, es fácil olvidar que la mayoría de las personas viven sus vidas más arraigadas a un lugar en particular. De hecho, los efectos desorientadores de la globalización probablemente animan a la gente a buscar consuelo y significado en cosas que son más locales o nacionales, ya sea un lenguaje o una historia en común. La desconfianza en la globalización y las finanzas internacionales también recibió un gran impulso después de la crisis económica de 2008.

La pobreza y la guerra están dando lugar a movimientos masivos de refugiados, especialmente hacia Europa y las zonas más seguras del Medio Oriente. No hay nada como la migración en masa, o una crisis de refugiados, para que la gente tome consciencia de la importancia imperecedera de las fronteras. La reacción en contra de la inmigración ha sido fundamental para el surgimiento de partidos nacionalistas como el Frente Nacional francés, los Demócratas de Suecia y el Partido de la Independencia del Reino Unido de Gran Bretaña.

Por último, existe la idea de que el orden mundial es inestable, lo cual puede estar avivando el sentimiento nacionalista, conforme los países o movimientos separatistas ven una oportunidad para impulsar sus agendas previamente inactivas.

En muchas ocasiones en el pasado, el Sr. Putin había hecho lamentables comentarios sobre el colapso de la Unión Soviética. Ahora se siente lo suficientemente fuerte como para hacer algo al respecto.

Desafortunadamente, puesto que los movimientos nacionalistas se definen a sí mismos en contra de los extranjeros, a menudo provocan movimientos nacionalistas rivales a sus alrededores. Se pudo apreciar esto incluso en Gran Bretaña, donde el auge del nacionalismo escocés creó cierta hostilidad hacia los escoceses de parte de los ingleses. La misma dinámica está en juego, en forma mucho más peligrosa, en Asia. En China, una encuesta reciente sugirió que más del 50 por ciento de la población espera una guerra con Japón. Otra encuesta de opinión sugirió que más del 90 por ciento de los japoneses tenía una opinión negativa de China.

En una época más optimista, un pensador japonés - el Sr. Ohmae- popularizó la noción de un mundo sin fronteras. Durante 25 años, su idea pareció poderosa y profética. Tristemente, ahora parece cada vez más desentonada con un mundo en el que está resurgiendo el nacionalismo.

© The Financial Times Limited [2014]. Todos los derechos reservados. Este contenido no debe ser copiado, redistribuido o modificado de manera alguna.