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Todo lo que sube tiene que bajar... incluso China

La regresión a la media podría ser un problema para las potencias económicas asiáticas

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Todo lo que sube tiene que bajar... incluso China
La economía china ya se está desacelerando.

¿Cómo se vería China si estuviera creciendo sólo 2 por ciento de un año? Eso suena como una pregunta ridículamente pesimista dado el desempeño de China en las últimas tres décadas. Ciertamente, tiene múltiples problemas. De hecho, su economía ya se está desacelerando. Pero, ¿qué desventura podría causar que su tasa de crecimiento se derrumbase de manera tan espectacular?

Ésa es la pregunta equivocada, según un documento influyente por los economistas estadounidenses Lant Pritchett y Lawrence Summers. Para ellos, “la única y más robusta evidencia” de crecimiento es “la regresión a la media” de alrededor del 2 por ciento. Sólo en raras ocasiones en la historia moderna, sostienen, ha habido países que crezcan a tasas “ultra rápidas” por encima de 6 por ciento durante más de una década. China ha logrado romper la tendencia desde 1977 mediante el aprovechamiento de las fuerzas del mercado, ingeniando posiblemente la racha más larga “en la historia de la humanidad”. Pero todo lo que sube, los autores nos dicen, debe eventualmente bajar.

Han rastreado a través de los datos y dibujado dos conclusiones de gran alcance. Una de ellas es que no hay casi ninguna base estadística para predecir el crecimiento de una década a otra. La extrapolación es un juego de azar – o, como ellos señalan, “el crecimiento actual tiene muy poco poder de predicción”. De 1967 a 1980, Brasil creció a una tasa promedio anual de 5.2 por ciento. Pocos habrían predicho, entonces, que los próximos 22 años el ingreso per cápita crecería a exactamente cero.

Su segunda conclusión es que los episodios de crecimiento ultra rápido duran una media de nueve años. China es la gran excepción. Los únicos países con episodios de rápido crecimiento que se acercan son Taiwán y Corea del Sur, que lograron 32 y 29 años respectivamente. Según los autores, una vez terminan dichos episodios, la caída media en el crecimiento es 4.65 puntos. Eso reduciría el crecimiento de China a 4 por ciento y el de India a 1.6 por ciento, muy por debajo de lo que casi todo el mundo predice.

La tesis tiene enormes ramificaciones potenciales, tanto económicas como geopolíticas. Si China e India continúan sus trayectorias de crecimiento actuales, su producto interno bruto combinado se elevará a $66 billones para 2033, comparado con $11 billones hoy. Si retrocedieran totalmente a la media, alcanzarían un PIB combinado de sólo $24 billones. Los autores no tienen ninguna necesidad de explicar por qué el crecimiento de China o India caería tan precipitadamente. Esto es lo que sucede. Su razonamiento cierne la responsabilidad en los optimistas para que expliquen sus predicciones.

Hay varias réplicas concebibles. La primera se aplica a los mercados emergentes en general. La idea de “convergencia” sostiene que los países pobres pueden crecer más rápido que los ricos. Eso es en parte porque hay “frutos maduros”, fáciles de recoger; por ejemplo, el traslado de personas en trabajos rurales improductivos a trabajos urbanos más productivos. Los países pobres también pueden copiar a los ricos; no tienen que reinventar la rueda. Niall Ferguson, profesor de historia en la Universidad de Harvard, se refiere a las “seis aplicaciones asesinas de la prosperidad”: la competencia, la revolución científica, los derechos de propiedad, la medicina, la sociedad de consumo y la ética del trabajo. Dado que ya sabemos lo que son, pueden ser “descargadas”. Varias economías de Asia, incluyendo Japón, Taiwán, Corea del Sur y Singapur se han más o menos puesto al día con los estándares de vida occidentales. Si ellos pueden hacerlo, ¿por qué no los demás países? La regresión a la media, sin embargo, implica que ponerse al día tan rápidamente es imposible o al menos muy difícil.

¿Hay algo sobre China específicamente que sugiere que podría romper la tendencia? En primer lugar, ya lo ha hecho, al crecer aceleradamente desde hace más de 30 años. Los dos economistas sugieren que esto hace que una desaceleración rápida sea aún más probable. Pero tal vez es al revés. Los dirigentes chinos pueden haber aprendido a vencer las probabilidades.

En segundo lugar, como Jim O’Neill, quien acuñó el término BRICS, dice, los datos de los autores pueden estar sesgados por las decepcionantes economías en su mayoría de América Latina, Oriente Medio y África. Tal vez las economías asiáticas han descubierto un ingrediente secreto.

En tercer lugar, la larga expansión de China surge después de muchas décadas de caos y de crecimiento subóptimo. Lo que estamos viendo ahora plausiblemente podría ser una recuperación larga reprimida – el regreso a la media del país.

En cuarto lugar, el tamaño de China podría conferir ventajas de crecimiento sostenible en términos de economías de escala y el tamaño del mercado interno. De ser cierto, también aplicaría para India.

Los autores sí ofrecen una razón para creer que la tasa de crecimiento de China es insostenible: las “insuficiencias institucionales”, en particular la falta de control de la corrupción. Para algunos, éste es el viejo argumento con nuevas vestimentas: el país no puede seguir creciendo, porque no es democrático.

Sin embargo, la teoría de la regresión a la media proporciona una corrección poderosa para la extrapolación meramente mecánica. Los autores están en lo cierto. Cada vez que usted oiga las palabras, “en base a las tendencias actuales de crecimiento”, debería hacer una pausa para la reflexión.

© The Financial Times Limited [2014]. Todos los derechos reservados. Este contenido no debe ser copiado, redistribuido o modificado de manera alguna.