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El bistec y el mueble como zapatas de la nación*

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El bistec y el mueble como zapatas de la nación*

Excúseme la curiosidad, pero ¿cuál es la razón de que un hombre tan ilustrado como usted, desee que haya inmigración?

-Pregúntate qué es lo que nos hace falta para hacer y ser algo. La fuerza de iniciativa. Esto nos lo daría la inmigración... Sí, deseo que venga la inmigración, pero no como regularmente se entiende... Yo quiero uno o más hombres especiales que nos enseñen a establecer los regadíos. Otro u otros que nos establezcan pozos tubulares. Uno que nos enseñe a hacer pastos artificiales... Otro que nos enseñe el modo de recoger de los mejores cosecheros de tabaco la buena semilla...

¡Ah! Entonces no es para poblarnos y defendernos por la amenaza que representa Haití.

-Haití no nos declarará jamás la guerra, y preferirá siempre el trueque de mercancías por reses y andullos, al de carabinazos por sablazos... Haití tratará siempre de unirse a nosotros, y por motivos tan poderosos algunos, que me veo tentado a creer que, para conseguirlo, lo haría hasta con la condición de ser nuestro subordinado. .

Es que veo a nuestro país muy mal organizado, y a los partidos políticos sin consistencia. Nadie respeta nada, y así es difícil que haya progreso.

-Formemos un partido, el Partido Constitucional. Enseñemos a este partido, que será un verdadero partido político, que sus deberes se reducen tan solo a la práctica de un precepto: el de respetar y hacer respetar la constitución del Estado... Las constituciones deben hacerse para los pueblos y no al gusto de los que deban mandarlos... Empuñad, en vez de la espada de acero, la espada de la ley. Esta no mata, regenera las sociedades... Que haya tribunales independientes; que se administre justicia; que los malos teman; que los inocentes vivan tranquilos. La sociedad se regenerará.

Y en verdad usted cree que serviría de algo.

-¿Por qué en Inglaterra se come tan buen beefstake? Porque tienen buena constitución y buenas leyes... si los ingleses deben comer carne buena porque necesitan buenas leyes, los dominicanos deben comerla mala, porque para ellos deben hacerse malas leyes.

Si, pero con una organización social tan precaria como la nuestra es cuesta arriba lograrlo.

-Se hace necesario que la nación trate de formar verdaderos partidos políticos, partidos decentes, decorosos, que se ocupen, no en fomentar las rencillas y los odios, sino en resolver los graves problemas de que depende el porvenir de la patria...

Estoy de acuerdo con usted pero todo descansa en la educación superior. Ese es el verdadero talón de Aquiles.

-Sin enseñanza primaria no puede haber secundaria ni superior; el principal mueble en una escuela es el maestro... Establezcamos, pues, otra escuela para formar maestros.

Y, ¿con qué recursos? Los gobiernos siempre se quejan de falta de dinero.

-En los EE.UU. durante su prolongada y gigantesca guerra civil, la nación tuvo que pagar contribuciones fabulosas. Con todo la capital del Estado, cada ciudad, cada aldeíta aumentó su presupuesto para generalizar más la instrucción pública... se adoptó como principio que lo que se gastara en la educación del pueblo, eran economías que se hacían, en razón a que la ilustración de las masas haría imposible la guerra más tarde.

En todo caso es cuestión de prioridades para lograr lo que se aspira.

-La principal aspiración a mi entender es la nobilísima aspiración de la libertad... la libertad es condición necesaria del hombre; la segunda es una verdadera sed, es una necesidad, es un vacío... es la de ver y sentir una buena administración de justicia; la tercera, noble aspiración de nuestro pueblo, es la sed de enseñanza... El anhelo por la educación es más intenso en la clase pobre de nuestro país.

En el fondo todo se remite a si el presupuesto alcanza o no alcanza.

-Si tú te tomaras la pena de anotar todos los gastos superfluos que hace la nación, no los particulares, te quedarías muy admirado de ver que con esa suma se podría haber hecho muchas cosas de gran provecho... El que gasta todo lo que gana difícilmente puede salir de la condición en que se encuentre.

Es que no hay límites para el reparto político.

-La administración venidera tiene que limitarse a gobernar con un presupuesto sumamente modesto, como único medio para restablecer el crédito público y dejarlo definitivamente sentado sobre bases sólidas, que serán, a no dudarlo, las de la futura prosperidad del país.

Le dirán que eso suena muy conservador; no es de izquierda.

-Es, pues, tiempo de que la sociedad trate, y pronto, de ocuparse de las cosas de interés público, no encomendando a nadie el cuidado de pensar y discurrir por ella... ningún hombre de Estado conoce las necesidades de un país tan bien como los mismos interesados, y nadie sabe tampoco proveer a ellas con tanto celo de inteligencia.

Por favor, ¿como usted me dijo que se llama? ¿Cómo? ¿El prócer del siglo XIX? ¡Ah! Y yo creía que estábamos hablando de ahora. Parece que en esta sociedad el tiempo se ha congelado.

*Entrevista imaginaria al prócer Ulises Francisco Espaillat, en base a sus escritos.