Déficit fiscal y Banco Central

Cada vez que se habla de los compromisos de gastos públicos o del déficit fiscal, salen a relucir los pagos que el gobierno debe hacer al Banco Central como parte de su recapitalización.

El ex presidente Fernández, en su discurso sobre el déficit y la reforma, los mencionó explícitamente, diciendo que "sólo para este año", ellos implican más de 49 mil millones de pesos, monto que sumado al del subsidio al sector eléctrico y a la reducción de las recaudaciones respecto de lo presupuestado, provoca que haya 141 mil millones fuera del "control del gobierno central".

Al hacer esa suma, es evidente que Fernández atribuyó los 49 mil millones a este año, y como no incluyó en dicha suma a los intereses de la deuda pública, reveló su percepción de que los compromisos con el BC caen en una categoría distinta a la de la deuda, lo que puede llevar a ver los pagos al BC como una especie de carga fiscal que sigue gravitando sobre el presupuesto público, "a pesar" de haber sido dirigido durante varios años "con gran destreza y habilidad" por su actual Gobernador.

Es una percepción que debe ser enmendada, pues esos pagos al BC son sólo una devolución tardía de fondos que el Banco desembolsó, o por los cuales contrajo deudas con inversionistas, a fin de contener una crisis bancaria y posteriormente para el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica, amenazada en varias ocasiones por circunstancias externas y por la propia política fiscal.

No todas las capitalizaciones son iguales. No es lo mismo capitalizar instituciones quebradas por errores gerenciales que aportar capital para compensar efectos de actuaciones correctivas de política monetaria, que en su momento liberaron al gobierno central de tener que asumir el costo fiscal de eventos adversos.

Los pagos al BC deben verse como iguales a los pagos de intereses de los bonos soberanos. Son el pago por una deuda.

Gustavo Volmar