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Soberanos y subordinados

Hay deuda soberana y deuda subordinada. Ambas comienzan con la letra "s", pero son diferentes. Pero, a veces, no son realmente tan distintas.

La deuda soberana es la que emiten los gobiernos. Su condición de "soberana" viene dada por quién es el emisor, no por quiénes sean los compradores. Su costo, medido por la tasa de interés efectiva que el gobierno tiene que pagar, depende del puntaje que las agencias calificadoras de crédito den a los valores, pero también depende de la situación en que está el mercado financiero cuando los valores son puestos a la venta, de la moneda en que sean emitidos, así como de su plazo de vencimiento, forma de pago y otras características.

La deuda subordinada, por otro lado, es aquella en la que el derecho de cobro del inversionista está después de los derechos de otros acreedores, en caso de quiebra o liquidación del emisor. Bancos y otras empresas los emiten con frecuencia.

Por estar "subordinados" a que otros acreedores cobren primero, se dice que esos valores se parecen más a una acción de capital que a un pasivo común y corriente, razón por la que se suele afirmar que al endeudarse con ese tipo de valores la empresa emisora se "capitaliza".

El gobierno de la República Domicana ha hecho ya varias emisiones de bonos soberanos y se apresta a vender ahora otra emisión de mil millones de dólares. Su repago está respaldado por la solvencia de la república, razón por la cual todos los dominicanos seremos deudores.

Y el Banco de Reservas acaba de vender, por primera vez, valores subordinados, señalando que así fortalece su posición de capital, su liquidez, su solvencia y podrá aumentar sus préstamos.

Pero sucede que el Banco de Reservas es una institución del Estado dominicano, el cual no va a permitir que quiebre o incumpla sus obligaciones. Es por eso que en este caso las diferencias entre las "s" de soberano y subordinado no son tan reales.