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Problemas del espíritu

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Problemas del espíritu

Un banco controlado por una familia está estremeciendo el sistema bancario portugués, e hizo descender temporalmente los índices bursátiles.

El nombre del banco es Espirito Santo, sin nada que ver con el Vaticano, y desprovisto de significado religioso.

Llamado así por la familia que lo fundó, una de las más acaudaladas del país, la historia del banco se remonta a una casa de cambio operada por el fundador de la dinastía en la segunda mitad del siglo XIX, accediendo a su condición institucional actual en 1920.

Es actualmente el segundo banco más grande de Portugal en términos del valor de sus activos y ha recibido premios y menciones por su responsabilidad social, estabilidad y calidad de servicio.

El problema surge de rumores acerca de la solidez de la compañía tenedora propiedad de la familia fundadora, la cual posee el 25% de las acciones del banco.

Si su única relación con el banco fuese ser dueña de ese conjunto de acciones, las dificultades de la tenedora no tendrían por qué afectar al banco. Pero se teme que el banco pueda estar expuesto a riesgos respecto de otras empresas controladas por esa compañía tenedora, incluyendo riesgo a su reputación por haber participado en la colación de valores emitidos por dichas empresas.

Aunque el banco declaró que su exposición al grupo es de 980 millones de euros, otros estimados la sitúan en 3,500 millones, tanto directa como indirecta.

Existe también preocupación en torno a préstamos otorgados por una filial del banco a compañías que operan en Angola, cuyo monto de créditos malos aumentó en 84% entre el 2010 y el 2013.

Algunos analistas consideran que la reacción inicial bajista de los mercados fue exagerada e injustificada. La atribuyen a una creciente inquietud acerca del nivel alcanzado por los precios de las acciones, cuya alza sostenida por los estímulos monetarios hace temer que podría estar próximo un reajuste hacia la baja.