Cuba y los rusos

Cualquier persona o país quisiera que sus acreedores le perdonaran lo que les debe. Cuba lo logró ahora con Rusia, cuyo parlamento aprobó borrar el 90% de la deuda acumulada, alrededor de US$31,500 millones, suma que de todos modos era prácticamente incobrable. Pero estando tan cerca del total, ¿por qué no perdonó el 100%?

La respuesta está en las expectativas.

La condonación ocurrió como preámbulo de la visita de Putin a Cuba, Argentina y Brasil esta semana, siendo Cuba su primera escala. Se esperaban anuncios de inversiones rusas en Cuba, pero Putin no vino a gastar, sino a crear un nuevo banco para los países conocidos como BRICS, y a promover las exportaciones de productos rusos, incluyendo armas y equipos. Utilizó el 10% no borrado de la deuda para anunciar inversiones en Cuba, con el mismo dinero que los cubanos deberán pagarle a Rusia durante los próximos diez años, en base a un esquema similar al que aplicó a la deuda de Corea del Norte.

La realidad es que ya Cuba no tiene el valor que una vez tuvo para la Unión Soviética. En un mundo en el que las potencias económicas buscan mercados externos para sus productos, y tratan de asegurarse el suministro de materias primas, el mayor valor de Cuba para Rusia es su influencia sobre Venezuela, que sí es un mercado importante.

Pero el tiempo ha pasado para los dos, y tampoco Rusia es tan importante como antes para Cuba. Las cifras lo demuestran: el comercio con Rusia ocupa el décimo puesto, muy por detrás de otros países como Venezuela, China, España o Brasil.

Hay, sin embargo, un contenido político en las relaciones entre ambos. Ahora que Rusia está perdiendo influencia sobre su vecina Ucrania, es un buen momento para ganar influencia con los vecinos latinoamericanos de los EE.UU., y Cuba puede jugar un papel en ese proceso, incluyendo servir como base de operaciones para la marina rusa y como centro de distribución de productos rusos.

Gustavo Volmar