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Antes y ahora

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Antes y ahora

En su apogeo, años atrás, en torno a la Cepal se formó una escuela de pensamiento latinoamericano que proponía un determinado modelo de desarrollo y la aplicación de una estrategia para sacar a la región de la pobreza. Su influencia motivó esquemas de integración, inversiones públicas, impuestos progresivos y la creación de oficinas de planificación, llegando a dominar la formulación de las políticas económicas en varias naciones del sur del continente.

Hoy ya no es así, y de ser fuente de esos conceptos inspiradores de políticas, la Cepal ha pasado a ser vista más como fuente de datos macroeconómicos. Es una labor importante, pues las cifras permiten conocer la situación regional y comparar países, aunque haya que ser cautelosos con las conclusiones que se extraen de esas comparaciones.

En su última proyección del crecimiento económico en el 2014, la Cepal disminuye la cifra regional al 2.2%, por segunda vez desde el estimado del 4.5% que hizo en diciembre pasado. No es un dato muy revelador, pues está dominado por las cifras de los grandes, Brasil y México y, en menor grado, Argentina y Colombia.

Más interesantes son los estimados individuales. Ellos muestran en sentido general el declive de las economías basadas en materias primas y el ascenso de las más orientadas a las exportaciones de manufacturas. Pero también hay quienes los visualizan como prueba del fracaso de políticas izquierdistas en países como Brasil, Argentina y Venezuela, y el éxito de la apertura liberal en otros, tales como México, Colombia y Panamá.

Generalizar, sin embargo, es difícil. Vemos, por ejemplo, que aunque Venezuela es el único país para el que se proyecta un crecimiento negativo en este año, los estimados para naciones que le son ideológicamente afines, como Bolivia, Ecuador y Nicaragua, figuran entre los más elevados de la región.

Comentaremos en otra columna las cifras específicas de nuestro país.