Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
economia

Ahora sí se investiga

Expandir imagen
Ahora sí se investiga

Mientras los dominicanos padecemos los efectos de la “chikungunya”, que ha puesto de manifiesto las debilidades sanitarias del país, una amenaza mucho peor, que no requiere de ningún mosquito para esparcirse, avanza en el oeste de África y tiene a la globalización como un aliado.

La primera guerra mundial, cuyo centenario de haber comenzado fue recordado hace pocos días, creó una inusual oportunidad para que en 1918 se desatara una pandemia de influenza que duró dos años y causó entre 60 y 100 millones de víctimas mortales, un porcentaje significativo de la población mundial.

Pero la difusión que requirió de una guerra mundial para suceder puede ahora ocurrir por vía de los vuelos comerciales, el turismo y los negocios, siendo un ejemplo la posibilidad de que el llamado virus de Ébola salga de África, y se esparza por todo el planeta.

Surgió en ese continente en 1976, en la República del Congo por contacto con animales enfermos, y no hay vacunas ni tratamiento definitivo más allá de la rehidratación del paciente. El presente brote comenzó en Guinea, que no había sido afectada anteriormente, se ha estado propagando por la región, y ha causado cerca de novecientas muertes.

Mientras se le vio como un problema africano no causó gran alarma, y para las compañías farmacéuticas no era rentable invertir en la investigación y desarrollo de medicamentos contra la enfermedad. Ahora, en cambio, laboratorios en Canadá, Estados Unidos y otros países laboran a toda velocidad y han elaborado tratamientos experimentales que están siendo probados en pacientes voluntarios.

Los epidemiólogos dicen que la tasa de mortalidad del virus, del 60% al 90%, es tan alta, y éste actúa con tanta rapidez, que no deja mucho tiempo a los enfermos para que contagien a otras personas. Los que sobreviven, sin embargo, pueden transmitir el virus durante un período de hasta siete semanas después de haberse recuperado.