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Señales mixtas

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Señales mixtas

De los economistas se dice que se protegen contra los fracasos de sus predicciones, condicionándolas a que tales o cuáles cosas sucedan o no sucedan, y no se hacen responsables si el pronóstico falla, porque los supuestos no se cumplen. Pero lo mismo que se dice de los vaticinios económicos puede aplicarse también a otros augurios, entre ellos las encuestas sobre preferencias electorales.

Los grandes empresarios y los mercados financieros brasileños comenzaron su día ayer con la euforia que producen las buenas noticias, pues los resultados de la primera encuesta publicada desde el fallecimiento de un candidato opositor en un accidente aéreo mostraron que el triunfo de Dilma Rousseff no está asegurado, como parecía hasta hace algún tiempo.

La encuesta predice un virtual empate entre ella y la posible reemplazante del candidato fallecido, siempre que no haya un ganador en la primera vuelta del 5 de octubre y haya que ir a una segunda. Y califica como muy improbable que pueda haber un triunfo en dicha primera vuelta.

De primer impacto, los índices bursátiles subieron y hubo reacciones optimistas, pero entonces se percibieron indicios contradictorios.

Llamó la atención de los empresarios que, a pesar del empate, el porcentaje de votantes que considera la labor del gobierno como buena o muy buena subió del 32% en julio al 38% ahora, mientras quienes lo califican como malo o muy malo bajaron del 29% al 23%. Fueron señales mixtas y, al sopesarlas todas, la euforia empresarial se disipó y las alzas matutinas de los índices bursátiles se revirtieron en horas de la tarde.

La muerte de un candidato suscita fuertes emociones, que pueden estar jugando un papel en los resultados de la encuesta. Sólo así se explica que su partido, hasta ahora tercero con apenas un 8% de las preferencias de voto, figure como el que más puede disputarle el triunfo a la presidenta Rousseff en una segunda vuelta.