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Esperando en el banco

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Esperando en el banco

En los minutos finales de uno de los últimos partidos del Mundial de Fútbol en Brasil, el dirigente de uno de los dos equipos tomó una decisión humanitaria. Sacó a un jugador que se había desempeñado bien, y en su lugar puso a otro que no había podido participar en ningún partido. De no haber sido porque el juego estaba ya prácticamente decidido a favor de su equipo, la decisión del dirigente hubiera sido criticada por poner el resultado en riesgo.

En su encuentro con los periodistas, el presidente Medina reveló que habrá sustituciones de funcionarios, para dar a los compañeros que esperan en el banco la oportunidad de entrar al gobierno. Los cambios no obedecerán necesariamente a que la labor del funcionario saliente haya sido deficiente, sino a que el Estado es pequeño, y los que están afuera no caben.

Quizás no sea que el Estado es chiquito, sino que el número de los que están esperando es demasiado grande. En todo caso, si se considera que en el desempeño de cualquier labor, pública o privada, existe un período de adaptación para que el funcionario conozca los pormenores del trabajo, y alcance su mayor productividad, parece ilógico reemplazarlo sólo para acomodar a otro con méritos políticos ganados.

Evidentemente, podría ser que ese otro tuviera un gran talento pendiente de ser descubierto, el cual se perdería si no se le diera una oportunidad, pero igual podría ser que no lo tuviera, o que si lo tiene no fuera para el puesto disponible para designarlo.

Pero podría ser también que las declaraciones del Presidente hayan tenido otro propósito. Es posible que haya querido ser diplomático, y preparar el terreno para sustituir funcionarios ineficientes sin que su remoción sea equivalente a dar una calificación mala a su labor. Aún si es así, el que haya tantas personas en el banco, pone de manifiesto la incapacidad de la economía dominicana para crear suficientes empleos productivos.