Barrilito cuestionado

El barrilito de los diputados podría ser suprimido, al menos para el 2015, si los diputados no rechazan la propuesta del presidente de la Cámara. Y junto con él se iría también el fondo para la compra de juguetes.

El detonante inmediato de la propuesta, acogida favorablemente por la opinión pública, parece haber sido las muertes de los niños en el hospital infantil Robert Reid Cabral, hecho que estremeció el país y puso de relieve la precaria situación en que están los establecimientos médicos estatales.

Se intuye que ése fue el elemento catalizador porque se propone que los recursos sean traspasados al sector salud, pero podría ser que la decisión haya sido consecuencia, como expresó el presidente de la Cámara, de un proceso personal de reflexión acerca de la justificación para mantener vigentes esas asignaciones a los diputados, dados los grandes cuestionamientos a que han sido sometidas.

Que el año próximo sea cuando se definirán las candidaturas que el partido de gobierno llevará a las elecciones del 2016, luego de un excepcionalmente largo período de seis años, puede también haber jugado un papel en el asunto, pero lo más importante es el hecho, no las motivaciones.

El sector privado viene reclamando desde hace años un mejor uso de los recursos del presupuesto estatal, pero la nómina del sector público sigue subiendo y los organismos estatales continúan pidiendo que se les aumenten sus asignaciones. La población exige mejores servicios públicos y las comunidades reclaman obras de diversos tipos. Y no hay dinero suficiente para complacer a todos.

El hecho cierto es que carecemos de criterios socialmente aceptados para establecer prioridades y medir la eficacia de la administración de los recursos. El toque personal del anuncio del presidente de la Cámara lo demostró, pues el barrilito y fondos similares probablemente no existirían si dichos criterios estuvieran siendo aplicados.

Gustavo Volmar