Nube tormentosa

La nube, esa maravillosa invención tecnológica, parece estar llena de peligros. Igual que en las nubes verdaderas, quien se adentra en ella está expuesto a lluvias, vientos, rayos y vacíos térmicos.

Las compañías informáticas han descubierto que les conviene que los usuarios de sus productos tengan que conectarse a ellas a través de internet. Programas que antes eran instalados en las computadoras de los adquirientes son ahora licencias para establecer una conexión con los servidores de la empresa suplidora, en los cuales los programas se ejecutan.

Los juegos electrónicos ofrecen plataformas automatizadas que permiten a personas en cualquier parte del mundo jugar sin conocerse.

Hasta los datos mismos, antes conservados en las instalaciones de los usuarios, son ahora confiados a servidores anónimos en la nube, que ofertan almacenamiento con acceso rápido y seguro.

Es esa seguridad la que está siendo cuestionada, pues lo que es la nube para los usuarios, etérea, remota e indefinida, es algo muy concreto para los proveedores, compuesta por redes, sistemas, programas, protocolos y computadoras, el tipo de blanco que atrae los ataques cibernéticos.

Mientras usted lee esta columna, “hackers” están trabajando para penetrar sistemas de seguridad de empresas, instituciones, laptops, tabletas, computadoras personales, teléfonos y redes. Y como están esparcidos por todo el mundo, mientras unos duermen otros laboran.

Ayer, el Financial Times reportó que la red de Sony Playstation, muy de moda en la actualidad, sufrió una intrusión, y estuvo fuera de servicio durante dos horas. Ese ataque es sólo uno de los muchos que han venido afectando a cadenas de tiendas, bancos, instalaciones militares, laboratorios, oficinas gubernamentales, registros de contribuyentes, organizaciones caritativas y líneas de transporte.

Datos personales, números de cuenta y muchas otras informaciones han sido robados.

gvolmar@diariolibre.com 

Gustavo Volmar