Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
economia

Teorías de conspiración

La República Dominicana ha llegado a ser un importante destino de turistas rusos. Alegres, ruidosos y asiduos catadores de bebidas, animan los hoteles de la región este y son para ellos una buena fuente de ingresos.

La crisis económica rusa, con una recesión pronosticada para el año próximo, tendrá consecuencias sobre ese flujo de visitantes.

Debe celebrarse, por lo tanto, que se estén dando pasos para incrementar nuestras exportaciones de productos agrícolas, facilitadas por las medidas de represalia que el gobierno ruso está tomando en contra de los bienes procedentes de las naciones que le han impuesto sanciones.

El presidente Putin ha declarado que existe una trama occidental para doblegar a su país y evitar que recobre su condición de potencia en el escenario mundial.

Es una conspiración que según él utiliza como arma una combinación de economía y política, negando créditos a empresas rusas, restringiendo el suministro de tecnología e insumos estratégicos, estimulando la crisis en Ucrania y la subversión de la minoría chechena, y aislando al país de los foros económicos internacionales.

Pero estimados del banco central ruso atribuyen sólo una tercera parte del descenso en el crecimiento económico a las sanciones y dos terceras partes al declive en el precio del petróleo, a pesar de que el efecto de este último no se ha sentido aún en su totalidad. Este año el precio del petróleo ha caído un 45% y el rublo ha bajado un 52% frente al dólar, mostrando una estrecha correlación entre ambos descensos.

Se ha dicho en ocasiones que la mentalidad rusa es propensa a las teorías de conspiraciones e intrigas, resultado quizás de los secretos de su pasado imperial, o de los intensos inviernos que con su ambiente gris favorecen las elucubraciones al amparo de recintos cerrados. No han venido suficientes rusos a disfrutar del sol de nuestras playas como para cambiar esa mentalidad.

gvolmar@diariolibre.com