Festejos opuestos

El desarrollo de la producción no tradicional de petróleo y gas podría estar en peligro si sus precios no aumentan. Fue la creencia de que el barril de petróleo se mantendría por encima de los US$80 la que estimuló el uso de tecnologías innovadoras, y mejoró las perspectivas de las fuentes alternativas de energía, incluyendo el aprovechamiento del viento, las mareas, la biomasa y la radiación solar, lo que cambiaría si su rentabilidad, aún con subsidios, no es atractiva.

El panorama económico mundial variará de forma sustancial, si el barril de petróleo se mantiene cerca o por debajo de los US$50 dólares por tiempo prolongado. La distribución mundial de la riqueza, los flujos de capital financiero, el perfil de las deudas públicas, la calificación de riesgo de los países, las tasas de crecimiento económico, el transporte de mercancías, los sistemas tributarios, los programas de ayuda social y los patrones de emigración serían afectados del mismo modo, aunque en sentido inverso, a como fueron transformados cuando el precio del barril subió y se sostuvo a un nivel más alto.

Algunos expertos dudan que eso suceda. Según ellos la OPEP, siglas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, eventualmente decidirá reducir su producción, pues atribuyen la renuencia actual de Arabia Saudita y Kuwait a una maniobra temporal a fin de obligar a que todos los miembros de la organización, incluyendo a los frecuentemente indisciplinados pequeños suplidores, asuman su parte en el recorte, en lugar de dejar que sean sólo los grandes quienes carguen con esa responsabilidad.

Las fiestas de diciembre y año nuevo en las sedes de las compañías petroleras fueron menos alegres este año, opuesto a lo ocurrido en las de muchas empresas consumidoras. Si se acuerda reducir la producción, y el precio vuelve a subir, las petroleras tendrán motivos para celebrar. Los demás, en ese caso, festejaremos menos.

gvolmar@diariolibre.com 

Gustavo Volmar