Conversaciones en Cuba

A la sombra de un navío espía ruso cargado de artefactos de rastreo de comunicaciones y tráfico aéreo, comenzaron ayer las conversaciones en La Habana entre autoridades cubanas y la delegación oficial estadounidense de más alto nivel que haya llegado a la isla en los últimos 35 años.

El propósito de la visita del navío no es, por supuesto, monitorear esas conversaciones, sino dar con su presencia una señal evidente de que los lazos de Cuba con Rusia están siendo reparados, luego de los años de alejamiento que siguieron al colapso soviético.

Reiterada el martes pasado por el presidente Obama su intención de presionar al Congreso para que elimine rápidamente las sanciones a Cuba, las conversaciones tienen como objetivo regularizar los vínculos diplomáticos y discutir asuntos pendientes que separan a ambos países, especialmente los permisos de viaje y la emigración de cubanos a los EE.UU. Son independientes de la visita a principios de esta semana de un grupo de congresistas demócratas.

Restaurar las relaciones diplomáticas con Cuba está dentro de las facultades ejecutivas de Obama, no así el levantamiento del embargo. Este último es el asunto más relevante para el gobierno cubano, además del tratamiento inmigratorio especial que los EE.UU. dispensan a los cubanos que llegan a su territorio, el cual Cuba señala como incentivo para que cubanos en busca de oportunidades económicas se arriesguen a cruzar hasta la Florida en frágiles embarcaciones.

De la delegación que visita Cuba no forman parte empresarios, siendo liderada por una funcionaria del Departamento de Estado, pero varias compañías estadounidenses están muy al tanto del curso de las conversaciones. Saben que Cuba no va a desmontar su sistema político a corto plazo, pero quieren tomar ventaja en sectores críticos para la economía de la isla, como son las telecomunicaciones, finanzas, turismo, transporte y agroindustria.

Gustavo Volmar