Sale de la recesión

Tomó un mes y medio comprobarlo, pero los datos dados a conocer ayer acerca del comportamiento de la economía japonesa en el último trimestre del 2014 indican que la recesión en que estaba sumida ya terminó, al lograr un crecimiento del 0.6% respecto del trimestre anterior.

Pero para la magnitud de los estímulos provistos por el gobierno y, con cierta renuencia, por el banco central, la fortaleza de la recuperación fue más bien modesta y estuvo por debajo de la que era esperada.

Comparado con el cuarto trimestre del 2013, el PIB creció en 2.2%, decepcionando los vaticinios de un 3.5% o más, y a nivel del año completo, las cifras preliminares no muestran crecimiento alguno.

La debilidad que ha aquejado a la economía japonesa, afectada por una población envejeciente, con elevada propensión al ahorro, quedó en evidencia en esas cifras, pues la expansión de los gastos privados de consumo fue apenas la mitad, 0.3%, que la de la economía en conjunto, impulsada esta última más por las exportaciones y los gastos de inversión.

De hecho, el detonante de la recesión ahora superada fue un alza en el impuesto a las ventas aplicado el pasado abril, el cual dio lugar a una contracción en el consumo.

Siguiendo los pasos de su equivalente estadounidense, el banco central de Japón está llevando a cabo compras de activos financieros a fin de aumentar la cantidad de dinero en circulación y así promover que los gastos aumenten, pero con las tasas de interés ya por el suelo es poco lo que una mayor disponibilidad de fondos puede lograr.

Una política fiscal que involucre mayores gastos públicos directos tendría una mayor posibilidad de éxito, pero teniendo ya la mayor deuda pública de todos los países desarrollados, la capacidad de seguir aumentando el déficit fiscal es limitada.

Fue precisamente para disminuir el déficit que el impuesto a las ventas fue aumentado, con el resultado recesivo ya conocido.

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Gustavo Volmar