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Enigma salarial

Luce ser un verdadero enigma, de esos que inspiran libros y películas de cine, que mientras el salario real en nuestro país haya estado bajando, la economía haya venido creciendo, según las cifras del PIB ajustado por la inflación. Hubiera sido de esperar que ese crecimiento se distribuyera entre toda la población, pero no ha sido así.

Pudiera ser que esa divergencia haya sido causada por un rápido crecimiento de la población, superior al del PIB, que hubiera reducido lo que en promedio le toca a cada persona.

Pero tampoco ha sido así, pues el ingreso real per cápita también ha aumentado. Más aún, a pesar del crecimiento demográfico, sectores como el de los constructores de viviendas consideran indispensable contar con mano de obra adicional, en forma de extranjeros indocumentados.

Salarios reales declinantes deberían haber reducido los costos de producción de nuestras empresas en relación con los precios de venta de sus productos, incrementando de ese modo su nivel de competitividad.

Sería de esperar que las empresas agrícolas, industriales y ganaderas hubieran conquistado mercados extranjeros gracias a sus menores costos laborales, pero observamos que salvo las exportaciones al vecino Haití por la devastación de su estructura productiva, lo contrario ha sucedido. Artículos que antes se cultivaban o fabricaban aquí son ahora importados desde otros países.

El enigma podría tener una explicación, si la productividad del trabajo hubiera descendido. En ese caso, el menor salario real sería sólo un reflejo del menor aporte de la hora de trabajo a la producción de bienes y servicios. Pero tampoco parece ser que eso haya ocurrido.

Por último, podría negarse que el enigma exista, si al sumar sueldos, cesantías, seguros, pensiones y demás prestaciones, el salario real no hubiera bajado.

Pero la mayoría de esas compensaciones no son nuevas, y aún sumadas a los salarios no revierten su declive.

gvolmar@diariolibre.com