Fallo en las encuestas
Gustavo Volmar
Las encuestas de opinión son parte del instrumental técnico con el que los analistas cuentan para elaborar sus recomendaciones y pronósticos.
Aunque aquí las que suscitan más interés son las que versan sobre asuntos políticos, como lo demuestra el gran despliegue que reciben en los medios de prensa, se llevan a cabo muchas otras más discretas cuyos resultados sirven de base para evaluar situaciones sociales, medir la satisfacción de los usuarios, lanzar nuevos productos, anticipar cambios en las preferencias de los consumidores, elaborar estrategias de mercadeo y detectar oportunidades de negocios.
Su aporte es la información que suplen a quienes las contratan, razón por la cual en su mayoría son para uso privado sin intención de ser dadas a conocer públicamente.
Las encuestas políticas, especialmente en su vertiente electoral, siguen los mismos principios estadísticos y presumen ser tan precisas como las que tratan asuntos económicos, pero a veces fallan por razones imprevistas. Un ejemplo de ello fueron las elecciones celebradas anteayer en Israel.
Faltando pocos días, tan cerca como el viernes de la semana pasada, las encuestas daban al principal grupo opositor 31 asientos en el parlamento, contra 26 del partido de gobierno.
El martes, en base a encuestas en los centros de votación, daban 27 asientos a cada uno. Pero el conteo de los votos dio ayer 30 asientos al gobierno frente a 24 del grupo opositor.
En busca de respuestas, los encuestadores se cuestionan si sus pronósticos adversos al motivaron que sus partidarios salieran a votar.
Señalan que el resultado fue un revés para las encuestas por internet, que dejaron fuera a muchos inmigrantes pobres llegados recientemente, frente a las llevadas a cabo por teléfono.
Y dicen que muchos de esos inmigrantes se abstuvieron de participar en las encuestas post voto por razones culturales, a pesar de éstas eran anónimas.
Gustavo Volmar
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