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Mercados sustitutos

Buscarse otra pareja es una de las primeras cosas que pasan por la mente de quien ha sufrido un desengaño amoroso. Espera poner fin de ese modo a su recién adquirida soledad, demostrar que es capaz de superar el abandono, y reducir el costo emocional del incidente. La duda queda, sin embargo, e inconscientemente compara la nueva pareja con la anterior, a la que puede seguir echando de menos.

Por causas ajenas a su voluntad, productores dominicanos de ajíes, aguacates, tomates y lechosas han caído en la lista negra de 18 renglones de frutos y vegetales impedidos de entrar a territorio estadounidense. Una de las primeras cosas que se están haciendo, como en el caso del amante rechazado, es buscar mercados alternativos que compren esos productos, pero aunque algunos sustitutos pueden llegar a ser hasta mejores que el original perdido, no siempre ocurre de ese modo.

El mercado estadounidense está cerca de nosotros, conoce nuestros productos, tiene facilidades de transporte establecidas, paga buenos precios y cuenta con contratos y mecanismos de distribución con los que estamos familiarizados. Otros mercados pueden estar más alejados, sin rutas de carga expeditas, precios más bajos o consumos más fluctuantes.

Hay un mercado muy, muy próximo, por supuesto, que es el nuestro. El mercado nacional, sin embargo, es insuficiente para absorber el volumen del excedente creado inesperadamente. Además, aún sin esa oferta adicional, los precios aquí son inferiores a los que los productores necesitan para obtener un precio promedio que cubra sus costos, y esos precios bajarían más todavía cuando la oferta suba. Y está de por medio el para nada insignificante asunto de que las exportaciones proveen divisas al país y las ventas locales no.

Debemos reconocer, por lo tanto, que la búsqueda de otros mercados puede ser más un paliativo que una solución definitiva. Erradicar el brote es la meta primordial.

gvolmar@diariolibre.com