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Emisiones de acciones

En el mercado financiero dominicano todavía no se negocian acciones de compañías, pero posibles emisiones están a la vuelta de la esquina. Cuando eso ocurra, se habrá dado un importante paso hacia la transformación económica del país, en términos de oportunidades de inversión, distribución de la riqueza y capitalización de las empresas.

Los inversionistas podrán compartir los frutos del crecimiento de los negocios y proteger sus patrimonios de la inflación o, en algunos casos, de la devaluación, a la vez que contribuyen al surgimiento y expansión de la estructura productiva del país.

Para comprar los bonos corporativos que se venden en nuestro mercado, los inversionistas se guían por las tasas de interés ofrecidas, la moneda del título y los reportes de las calificadoras que evalúan la capacidad del emisor para cumplir sus compromisos de pago de principal e intereses. Esos inversionistas pasan a ser acreedores y su preocupación en un momento dado, aparte de la solvencia del deudor, es la relación que pueda haber entre la tasa de interés que ellos devengan, sea ésta fija o variable, y la tasa vigente en el mercado, pues eso determina el valor a que podrían vender sus inversiones en ese momento, si es que deciden venderla en lugar de esperar a que venzan.

Quienes inviertan en acciones se guiarán, en cambio, por las proyecciones de dividendos que la empresa podría pagar en el futuro y por las perspectivas de aumento en el precio de las acciones compradas. No serán acreedores sino dueños de las compañías cuyas acciones hayan adquirido, aún cuando sean muy minoritarios, lo que les hará partícipes de los riesgos del negocio.

Las empresas que primero vendan acciones, sean ellas de tipo financiero, industrial, agropecuario o de servicios, actuarán como pioneras y tendrán que superar la inercia e inexperiencia del sistema, lo que haría justificable que recibieran incentivos compensatorios.

gvolmar@diariolibre.com