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Muere Niemeyer, el arquitecto revolucionario

Brasilia. Oscar Niemeyer, fallecido noche en Río de Janeiro a los 104 años, es un referente de la Arquitectura contemporánea, un brasileño universal, que con su maestría de la estructura curvilínea se erigió en uno de los padres del modernismo, admirado por sus colegas y respetado por su humanismo y compromiso.

El renombrado artista falleció a causa de una infección respiratoria, según informó el Hospital Samaritano, donde estaba ingresado desde el pasado 2 de noviembre por problemas gástricos.

El arquitecto es el padre de los principales edificios públicos de Brasilia, la ciudad que ayudó a crear en medio de la nada a mediados del siglo pasado (1957 y 1963) junto con el urbanista Lucio Costa para ser la nueva capital del país.

El fallecimiento de Niemeyer fue lamentado por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien afirmó en una nota oficial que "Brasil perdió hoy uno de sus genios".

"Niemeyer fue un revolucionario, el mentor de una nueva arquitectura, bonita, lógica y, como él mismo definía, inventiva", expresó Rousseff en una nota divulgada por el Palacio de Planalto, sede de la presidencia y una de las obras diseñadas por Niemeyer, y donde es velado hoy jueves a propuesta de la Presidenta, que hizo el ofrecimiento a su familia.

El entierro de Niemeyer está previsto para mañana en el cementerio de Sao Joao Batista, en el barrio de Botafogo, muy cerca de donde nació el 15 de diciembre de 1907 y del hospital donde falleció anoche.

El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva también lamentó el fallecimiento de arquitecto Niemeyer y destacó su "genialidad" y "generosidad".

"La monumental Brasilia, donde dejó la marca de su arte y concentró sus sueños de una ciudad que pudiese albergar con cariño a pobres y ricos, hombres comunes y poderosos, será siempre la expresión máxima de su genialidad y de su generosidad", concluye el mensaje de Lula.


El calificativo de revolucionario le cabe a Niemeyer no solo por los innovadores diseños de sus obras, en los que daba vida al concreto armado con trazos sinuosos inspirados en las curvas femeninas, sino también por su militancia comunista, que le llevó al exilio político en los años setenta, durante la dictadura militar brasileña.

A pesar de los quebrantos de salud propios de su avanzada edad, Niemeyer se mantuvo activo casi hasta el final de sus días y en su estudio situado frente al mar azul, en el barrio de Copacabana, supervisaba los proyectos encomendados a su escritorio y participaba en los diseños.



UNO DE LOS GRANDES MAESTROS

Óscar Niemeyer "ha sido uno de los grandes maestros del movimiento moderno de la arquitectura y, en Sudamérica, uno de los grandes arquitectos, si no el más grande del siglo XX", ha dicho la directora ejecutiva del Premio Pritzker de Arquitectura, Martha Thorne.

Niemeyer recibió en 1988 el Pritzker de Arquitectura -conocido como el Nobel de Arquitectura- "porque sus edificios destilan color, luz e imágenes sensuales de su país, Brasil", ha recordado Thorne.

"Las formas de los edificios no son gratuitas. Cuando Niemeyer diseñaba, intentaba buscar la poesía de la forma (del edificio) en armonía con el lugar en el que emplazaba el edificio teniendo en cuenta el paisaje", ha indicado.

"Niemeyer ha sido un pionero en el uso de hormigón armado y el uso de los avances tecnológicos en la edificación así como la aplicación de nuevos conceptos formales en las ciudades de Brasil como el empleo de las líneas curvas en los edificios y el poder simbólico de la arquitectura", ha añadido Thorne.


LARGA Y FRUCTIFERA TRAYECTORIA

Óscar Niemeyer Nacido en Río de Janeiro el 15 de diciembre de 1907 como Óscar Ribeiro de Almeida Niemeyer Soares Filho, se casó en 1928 con Anita Baldo, madre de Ana María y fallecida en 2004.

En 2006, con 99 años, contrajo matrimonio con Vera Lucia Cabreira, su secretaria de toda una vida y 39 años menor que él.

Su prolífica obra ha quedado marcada por la construcción de Brasilia, proyecto que dirigió desde la primera piedra, y por monumentales diseños regados en cinco continentes. Brasilia está considerada su obra maestra y en 1987 fue declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco.

Se graduó como arquitecto en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en 1935 pasó al estudio de Lucio Costa, más tarde su compañero de aventura en la construcción de Brasilia.

Sin embargo, quien le marcó como arquitecto fue el franco-suizo Le Corbusier, quien le introdujo en el ideario modernista, y con quien se ocupó del diseño de la sede central de las Naciones Unidas en Nueva York.



SUS OBRAS

En 1962 trabajó en Europa, Oriente Medio y el Norte de África, donde su principal legado fueron la mezquita, el centro cívico y la universidad de Argel.

El Gobierno francés le contrató en 1966 para edificar la Zona con Prioridad para Urbanizar (ZUP) y un año después proyectó la sede del Partido Comunista francés, ambos en París, donde vivió como exiliado político hasta 1974.

Entre 1968 y 1975, trabajó en el diseño del edificio de la editorial Mondadori, en Milán, una de sus obras preferidas y que definía como "diferente" y "de mucho impacto"

Obra suya también es el "Sambódromo" de Río de Janeiro, que fue inaugurado en 1984 y desde entonces se convirtió en un templo de la samba y el carnaval.

Sobre un proyecto del antropólogo brasileño Darcy Ribeiro, en 1987 levantó el Memorial de América Latina, una construcción de 20.000 metros cuadrados en el corazón de Sao Paulo, donde funcionó durante casi una década el Parlamento Latinoamericano.

En 1991 hizo su primer trabajo en Portugal, la sede de la Fundación Luso-Brasileña para el Desarrollo del Mundo de la Lengua Portuguesa, sobre la base de un palacio del Siglo XVIII.

Uno de sus últimos trabajos en el Siglo XX fue el proyecto de la sede del Centro Cultural Internacional en Avilés (Asturias-España), conocido como Centro Niemeyer, que causó polémicas por su ubicación, pues en principio se pensaba que sería construido en Oviedo.

Desde la colocación de la primera piedra, el complejo cultural, uno de sus últimos trabajos en el siglo XX, ha llevado a la ciudad de Avilés de su mano por todo el mundo.



DISTINCIONES

Recibió numerosas distinciones durante su vida, como la medalla brasileña del Trabajo (1959), la Legión de Honor francesa (1980) y la Gran Cruz de la Orden Militar de Santiago de Espada (1994).

Ganó los premios Pritzker de Arquitectura, del Instituto de Arte de Chicago (1988); Lenin (1963); Benito Juárez (1964); Juliot Curie (1965); y también sendas medallas del Instituto de Arquitectura Estadounidense (1970) y del Colegio de Arquitectos de Cataluña(1992).

En 1989 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, que fue recibido por su hija Ana María, por el miedo atenazador que ya le causaban los viajes en avión y por el que casi no salió de Río de Janeiro durante los últimos años de su vida.

Su última obra fue inaugurada en abril en pasado en Brasilia. Es la Torre Digital, un cilindro de 180 metros de altura con pétalos de concreto que de lejos lo asemejan a una flor propia de las llanuras centrales de Brasil. EFE

NIEMEYER VISTO POR SUS COMPAÑEROS

Oscar Niemeyer, en resumen, es lo que manifestó a Efe un destacado ramillete de compañeros de profesión coincidiendo con su centenario.

Para el británico Richard Rogers, premio Pritzker como Niemeyer, los edificios del brasileño son "hermosos, plásticos, bien proporcionados, dinámicos y blancos" que "combinan la escultura, la funcionalidad y la ciencia con el arte".

"Es como si hubiese pasado cien años depurando su obra hasta alcanzar una sencillez mágica", dijo quien diseñara el Museo Georges Pompidou de París, junto al italiano Renzo Piano.

Para Piano, la arquitectura de Niemeyer, quien estuvo en el jurado que le asignó a él y a Rogers la construcción del colorista Pompidou, "canta, tiene voz y las ciudades necesitan edificios que canten, porque si no todo es demasiado plano, gris".

Para otro premio Pritzker, el portugués Álvaro Siza, Niemeyer era conocedor de las dificultades políticas que afectan a la evolución de la arquitectura y fue capaz de superarlas "con el coraje de un sueño nunca interrumpido".

Niemeyer es una "figura que inspira a todos aquellos que quieren crear edificios maravillosos", decía, por su parte, el estadounidense Richard Meier, quien admiraba la pureza y claridad que transmiten sus obras gracias al uso de materiales que permitían aprovechar al máximo la luz.

La influencia de Niemeyer fue "profunda y duradera" en la obra de la iraquí Zaha Hadid y en su "búsqueda de una fluidez total en todas las escalas", según reconocía ella misma, y destacaba que "su originalidad, sensibilidad espacial y talento virtuoso son absolutamente únicos y no superados".

Su compatriota Teodoro González de León consideraba a Niemeyer un "fuera de serie, porque rompió el estigma de los arquitectos que necesitan edad" para lanzar proyectos interesantes.

"No hay un Mozart en la arquitectura porque es un arte de la experiencia, pero hay personas que absorben la experiencia con una rapidez bárbara, como Oscar", a quien iban como la seda las palabras "libertad", "ligereza" y "frescura", según González de León.

A pesar de la "voluptuosidad" de su trabajo, Niemeyer emitía en su obra "un mensaje de sencillez" y "transcenderá todas las épocas pues nadie puede sustraerse a la fascinación que produce una obra gestada desde la seguridad de que la imagen, silueta y experiencia espacial", apuntaba, por su parte, el español Juan Herreros.