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Prevenir desde la zapata salva vidas y protege la ciudad

En Puerto Plata, provincia con alto riesgo sísmico, el 70% de las edificaciones son informales, de acuerdo con estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). La mayoría de estas construcciones están habitadas por familias de escasos recursos que no tiene la posibilidad de pagar los servicios de profesionales de la ingeniería y la arquitectura, y contratan maestros constructores que no siempre están en capacidad de levantar una estructura segura.

Con el objetivo de salvar vidas y salvaguardar la infraestructura de los municipios de la provincia, el PNUD, con el financiamiento principal de la Comisión Europea, ejecutó el proyecto "Comunidades Resilientes a Sismos y Tsunamis en Puerto Plata", a través del cual se han formado 200 maestros constructores y 30 profesionales de la ingeniería y la arquitectura para hacer edificios más resistentes, tanto formales como informales.

Dentro de este plan, una alianza entre el Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA) y la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) facilitó que profesionales de la ingeniería y la arquitectura tomaran un diplomado en construcciones sismorresistentes. Los talleres al personal de los ayuntamientos fueron impartidos por ingenieras e ingenieros previamente capacitados.

Una madrugada de septiembre de 2003, con el colapso de varias escuelas a consecuencia de un terremoto moderado de 6.5 en la escala de Richter, Puerto Plata recibió la advertencia de lo destructivo que puede ser este fenómeno si no se construyen edificaciones sismorresistentes en una provincia de alto riesgo sísmico.

Sin embargo, y a pesar de los señalamientos de la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica (ONESVIE), las escuelas que colapsaron se reconstruyeron replicando las mismas condiciones de vulnerabilidad. Fue después del devastador terremoto en Haití en 2010 que se aprobó el nuevo Reglamento para el Análisis y Diseño Sísmico de Estructuras (Decreto No. 201-11).

 

Construir la resiliencia con todos los actores 

Según explicó Dennis Funes, coordinador por el PNUD del proyecto "Comunidades Resilientes a Sismos y Tsunamis en Puerto Plata", para empezar a construir con solidez es necesario que los ayuntamientos, las autoridades nacionales y la sociedad civil impulsen políticas públicas que fomenten las buenas construcciones, refuercen aquellas que lo requieran, den seguimiento a los edificios y eduquen a la ciudadanía sobre los riesgos a los que se expone y las formas de prevenirlos, lo que a su juicio requiere de grandes consensos.

En este tenor, en 2012 el PNUD realizó un proceso de incidencia política con las autoridades municipales y provinciales de Puerto Plata que se tradujo en la firma de la "Declaratoria de Puerto Plata". El documento rubricado por siete alcaldes y la gobernadora de la provincia establece el compromiso de incluir presupuesto y gestionar proyectos para la reducción de riesgos de desastres.

Funes sostuvo que gracias a las estrategias de incidencia y a la formación de profesionales y obreros de la construcción y a que las autoridades están apoyadas por la Comisión Europea, el 70% de los ingenieros y arquitectos que cursaron el diplomado en Puerto Plata están vinculados a la construcción de los nuevos centros educativos que el Gobierno inició en 2013.

"Lo que ha probado este proyecto es que a pesar de las limitaciones económicas, si concientizamos a la sociedad civil, a los constructores, a las autoridades, a los medios de comunicación e informamos bien a la sociedad en general, podremos construir ciudades más resilientes a los fenómenos naturales y así evitar que los desastres frenen el desarrollo de nuestros pueblos", subrayó Funes.

 

Maestros constructores más capacitados

El maestro constructor Carmelo Henríquez, quien ha sido capacitado a través del proyecto y forma parte de un sindicato de 123 miembros, expresó que no sólo ha logrado fortalecer sus conocimientos técnicos, sino que también ha comprendido la importancia de su trabajo para preservar vidas.

De su lado, la ingeniera Andrea Franjul destacó que a los maestros constructores se les capacita en las normativas actuales de construcción sismorresistentes elaboradas por el Misterio de Obras Públicas para que puedan hacer las construcciones informales con la mayor seguridad posible, y para que puedan reconocer cuando una decisión en materia de construcción está por encima de sus conocimientos y necesitan la asesoría de un ingeniero u otro técnico o profesional.

Según Franjul, mediante un mecanismo conjunto entre los ayuntamientos y Obras Públicas, a mediano plazo tienen el objetivo de entregar carnets a los maestros constructores entrenados para que quienes contraten sus servicios tengan la certeza de que son un personal calificado.

Valentín Hernández, síndico de Imbert, explicó que desde el ayuntamiento contactaron a los sindicatos de maestros constructores, quienes involucraron a sus miembros y empezó a tejerse una red que ha servido de base tanto para la formación como para la sensibilización.

La próxima etapa en Imbert, según Hernández, es promover una resolución en la Sala Capitular que permita regular la práctica de los maestros constructores para garantizar que los edificios sean más seguros.