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La tangencial norte, importantísima solución vial para el área metropolitana

El término "circunvalación", que se usa para esta solución, implica el concepto de circundar, de circuir, de encerrar, siendo lo contrario a lo que se persigue, que es liberar, abrir, crear un eje tangencial de desarrollo a la vez que se resuelve un grave problema de tráfico.

Luego de una visita a los trabajos de construcción de la Circunvalación de Santo Domingo, por cordial invitación que gestioné con el ingeniero Raúl Rizek, contratista del tramo autopista Duarte-Carretera Santo Domingo-Samaná, comparto las inquietudes y reflexiones que me identifican con esta iniciativa, destacando la rigurosidad y disciplina que se observa en estos trabajos que se llevan a cabo con tecnologías de punta. El país se beneficiará enormemente de esta experiencia y de esta obra.

Es necesario explicar el origen de esa identificación. En el 2010, precisamente en el mes de abril, en un fórum que organicé junto a Rosa Ng, promotora fundamental del Barrio Chino, para tratar en su conjunto la problemática del centro histórico de nuestra capital, reiteré públicamente, entre otros planteamientos, mi vieja teoría que data de los años noventa para una vía tangencial al gran núcleo urbano capitalino que resolvería el problema del tráfico pesado extraurbano que poco a poco se ha instalado en la avenida George Washington y que afecta notablemente la accesibilidad al centro de la ciudad, además de otros aportes importantes para la región.

Al finalizar el evento se me acercó un viejo amigo y colega para informarme confidencialmente que ya existía un proyecto concreto para tales fines, de cuyos detalles la ciudadanía no tenía conocimiento. Recibí así una noticia que me entusiasmó pues ya se vislumbraba concretamente esa arteria vial que vendría a resolver asuntos de comunicación fundamentales para la región metropolitana y la economía de transporte desde y hacia el Cibao, desde los puertos y desde los puntos en donde se origina el tráfico pesado más conflictivo que afecta nuestra ciudad, por su volumen y por su frecuencia.

Dado que el asunto tenía una enorme trascendencia acepté una invitación que me formuló un periodista de un diario de amplia circulación que estaba presente en aquel fórum para que glosara los temas planteados, lo cual acepté dado el propósito divulgativo de ese encuentro. Así, con entusiasmo tuve ocasión de socializar un poco la idea en otros medios y en la academia. Seguramente fue coincidencia con esa socialización, pero parece se levantó el entusiasmo en el lugar adecuado, ya que después de dos años, en mayo del 2013, el Ministro de Obras Públicas anunciaba el inicio de los trabajos de ese eje vial, confirmando en ese momento lo que mi colega y amigo me había informado en ocasión del fórum, que existía un proyecto desde el 2002.

La solución de una vía periférica

Desde que mis inquietudes me llevaron a reflexionar entorno a esa problemática comprendí que la solución lógica sería una vía periférica tangencial al norte del gran núcleo urbano, enlazando los puntos de origen y destino fundamentales del tráfico pesado que afecta la región, penetrando su propio centro histórico.

Este tipo de tráfico viene desde el Puerto Multimodal Caucedo de Andrés Boca Chica, del Aeropuerto Las Américas, del Este del país y de la propia región, por un lado; por el lado opuesto, el tráfico llega desde la región Sur, el Puerto de Haina y su gran zona Industrial, la zona de San Cristóbal, donde se extrae la mayoría de los agregados que usa la industria de la construcción, industrias enclavadas en la zona urbana como la Cervecería Nacional Dominicana, Metaldom, y otros que generan un gran volumen de tráfico pesado, enlazando así estos orígenes y destinos con la carretera Duarte (mal llamada autopista) que conduce hacia el Cibao y toda la zona norte del país.

Con esta nueva vía se lograría liberar el centro urbano de ese peligroso tráfico, fundamentalmente la zona del litoral sur por la que circula despiadadamente a lo largo de la avenida George Washington. Pero el mérito fundamental de esta vía tangencial reside en que, además de la liberación de ese oneroso tráfico y de la economía de tiempos y longitud de recorridos que se logrará, servirá para poner a disposición amplias zonas de terrenos para el desarrollo, enlazando toda la región por el lado norte con vías de penetración perpendiculares hacia el centro, enlazados con adecuados organizadores de tráfico a partir de esa vía, convirtiéndose así en un nuevo eje que rompe con el nocivo y caótico desarrollo concéntrico que crece como mancha de aceite en el agua; de ahí que nunca me ha gustado el término "circunvalación", que se usa para esta solución, pues implica el concepto de circundar, de circuir, de encerrar, siendo lo contrario a lo que se persigue, esto es liberar, abrir, crear un eje tangencial de desarrollo a la vez que se resuelve un grave problema de tráfico.

Ahorro en tiempo y recorrido

De la infografía que acompaña esta redacción, elaborada por el autor, se comprenderá fácilmente la economía en tiempo y recorrido que se logrará con esta solución, pues el trayecto desde el Puerto Multimodal Caucedo, en Andrés Boca Chica, a la carretera Duarte (línea verde) se economizarán unos seis kilómetros si se compara con el actual recorrido por la avenida George Washington y la avenida Gregorio Luperón (línea azul). Así mismo, el recorrido desde el Puerto de Haina hacia la carretera Duarte (línea verde) será prácticamente igual en longitud, no así en tiempo, pues será una vía expresa de tráfico fluido que permitirá transitar con celeridad.

Se alargara en unos nueve kilómetros el recorrido Haina-Puerto Multimodal pero es un recorrido que muy pocos vehículos tienen que transitar, y además ese recorrido se hará en la mitad del tiempo del que se hace actualmente atravesando la ciudad por el Malecón. Esta infografía fue elaborada en base a las reflexiones del autor del año 2010, es decir que no coinciden cabalmente con el proyecto final que se está ejecutando pero sí da una idea muy cercana a lo que se está terminando.

Ya veremos muy pronto, con el uso y el desarrollo que vendrán a partir de la apertura de esta vía tangencial cómo se reorganizará beneficiosamente la ciudad a partir de la influencia que emanará de su trazado, dejando detrás el anacrónico crecimiento concéntrico tradicional.

Una decisión política inflyó en solución

Para ello es oportuno que analicemos el beneficioso giro que se imprimió en el desarrollo de la región a partir de la sabia decisión política del presidente Joaquín Balaguer, con la inteligente asesoría del arquitecto Rafael Tomás Hernández, al introducir el eje este-oeste de la avenida 27 de Febrero. Con esa significativa propuesta se cambió el tradicional crecimiento en base a radiales y anillos concéntricos de expansión a partir del Centro Histórico, núcleo germinal de nuestra región metropolitana, introduciéndose en aquella caótica expansión trazados de manzanas en forma de dameros coyunturales como producto de la transformación de fincas en "ensanches", la mayoría de carácter especulativo y no del fruto de decisiones técnicas bien articuladas.

Esos anillos llegaron hace mucho tiempo a Los Alcarrizos hacia el oeste, a Villa Mella hacia el norte y a San Luis y Villa Faro por el este, a pesar del obstáculo orográfico que representa en esta última dirección el río Ozama. En esos dos extremos afortunadamente la expansión se ha frenado debido a claras razones de grandes dificultades en el transporte.

De ahí el valor que representa esa cirugía de la 27 de Febrero, la cual ha servido, junto a otras felices intervenciones posteriores que acentúan ese desarrollo lineal de este a oeste y viceversa, para fomentar una fisonomía urbana más comprensible, permitiendo una conectividad vial de la región metropolitana algo más fluida y dando cabida así a ejes de distribución troncal de servicios básicos de la ciudad con criterios más racionales, eficientes y económicos.

Un nombre para la nueva vía

Para concluir, parecerá un detalle intrascendente pero en veces con esos detalles se envía un mensaje útil. Este detalle sería, según esta sugerencia, el de colocarle un nombre a esa vía que evoque desarrollo auténtico, quizás con uno de los nombres que los historiadores han mantenido inexplicablemente entre telones junto a tantos otros próceres cívicos que tiene nuestro pasado, que contribuyeron con sus ideas y su trabajo a la verdadera gestación de la economía y la industria dominicana, sin tener que disparar un fusil ni vivir en estériles escaramuzas bélicas.

Me refiero a que se le coloque el nombre de Gregorio Riva, el que canalizó el río Yuna bajo la primera concesión de transporte que se hizo en el país, el que más luego propició el ferrocarril que hizo posible que se desarrollara la potencialidad del valle del Cibao, desde La Vega hasta la bahía de Samaná, el que trajo la tecnología del tabaco desde Cuba, que trajo la simiente de calidad del cacao desde Venezuela, que organizó el comercio del coco y las primeras plantaciones de arroz con simientes seleccionadas, el que comercializaría con la murcielaguina, producto de los Haitises, el que difundió por medio de su imprenta tantas iniciativas y tecnologías agrícolas nuevas par aquella época en que se inició la Republica y así tantas iniciativas útiles más. Al gobierno no le pediría más que eso, y así se haría justicia con la historia y nuestro devenir, el cual se apalanca en el fulcro del pasado, ,evaluando los errores y proyectando los paradigmas a ser emulados.