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El péndulo golpista

En 2002 el poder económico venezolano le dio un golpe por tres días

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El péndulo golpista
Guardias nacionales lanzan bombas de gas lacrimógeno a la manifestación opositora, cerca del Palacio de Miraflores (11/04/2002). AP

Caracas,  4 de febrero de 1992

-¡Adiós, no sé si vuelva... bendiciones!, susurró el comandante Hugo Chávez a sus hijos mientras dormían. Minutos después abandonó su familia en la media noche del 4 de febrero de 1992 para orquestar un plan que lo sentenciaría a dos años de prisión: un intento de golpe de Estado al entonces presidente Carlos Andrés Pérez.

La idea del militar golpista ya estaba consumada. No se trataba de sus delirios infantiles por ser pintor, beisbolista o monaguillo. Esta vez era más que una ilusión; ya él y los demás tenientes coroneles Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos y Jesús Urdaneta tenían todo planeado.

Pero... ¿por qué cuatro militares que juraron defender la patria con su propia vida desenfundaron armas en contra de un presidente constitucional? Bueno, la respuesta requiere recapitular dos décadas de historia venezolana.

Entre 1960 y 1970 Venezuela gozaba de una estabilidad socioeconómica que era notoria entre los demás países latinoamericanos. El comercio por la venta de petróleo con Estados Unidos estaba en su mejor momento y las divisas que entraban eran cuantiosas.

En los primeros años de la década de los ochenta varias situaciones produjeron una caída en los precios del crudo y los gobiernos de Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi no fueron capaces de dinamizar la economía.
Como era de esperarse, la calidad de vida de los venezolanos comenzó a deteriorarse y esto, sumado a algunas medidas erradas de los mencionados gobernantes deterioró la situación política.

Es entonces cuando reaparece Carlos Andrés Pérez con una panacea ideológica que lo llevó a ganar la presidencia en 1988. Había gobernado entre 1974 y 1979 con medidas positivas para Venezuela, por lo que en el firmamento político su nombre brillaba por encima de la oposición.

El panorama parecía ideal para que Pérez fuera escogido por un pueblo sediento de estabilidad, pero no ocurrió así. El presidente de los 70 no era el mismo que el de ahora: llegó con políticas económicas antagónicas a su primera gestión gubernamental, principalmente influenciado por la asesoría del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los principales grupos económicos de los Estados Unidos.

Su nuevo programa neoliberal giraba en torno a favorecer a los norteamericanos con los precios bajos del petróleo, decisión que fue repudiada por los venezolanos:  para 1989 se arma un conato de revolución en Caracas. Se produjeron intensos disturbios, saqueos a gran escala, protestas y una subsecuente represión, conocida como el Caracazo.

Además de la nueva, pero rechazada, visión del presidente y la crisis que se agudizabao, los altos mandos militares comenzaron a preparar en un posible golpe de estado.

A principios de 1992 la situación se había complicado y la fuerza militar argumentó sus razones para derrocar al mandatario. Entre las "justificaciones" estuvieron:

Las medidas neoliberales de Pérez produjeron un inmenso atraso en la población; el descontento de los sectores medios y bajos de las Fuerzas Armadas por la corrupción que se manejaba en la cúpula uniformada; la subordinación de las Fuerzas Armadas ante un liderazgo político que consideraban incapaz y corrupto; utilizar los militares del Ejército y de la Guardia Nacional en la represión del Caracazo; el empleo de las Fuerzas Armadas en labores como repartición de útiles escolares, becas alimentarias, campañas de vacunación y de arborización.

Encerradas todas esas razones en un análisis simple se puede concluir que los cuatro tenientes coroneles se ewcudaron en lo que entendían y presentaron como "falta de respeto al uniforme" para  justificar su asonada militar. Desenfundaran las armas el 4 de febrero.

Para bautizar el golpe los altos mandos militares formaron un grupo denominado Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), el cual presentaba una pseudo ideología "nacionalista y revolucionaria", que alegaba estar fundamentada en el pensamiento de Simón Bolívar.

En el intento de golpe militar participaron 5 tenientes coroneles como cabezas visibles del movimiento, seguidos de 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados-

Formaron 10 batallones en los pueblos de Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal. Todos dirigidos principalmente por Hugo Chávez y Francisco Arias Cárdenas, así como también Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta y Miguel Ortiz Contreras.

El plan era esperar que el presidente regresara del Foro Económico Mundial de Davos y derrocarlo antes de que pudiera reaccionar.

Gracias a la oportuna actuación de la Escolta Civil Presidencial y un cuerpo de seguridad especial que respondía a las órdenes de Pérez, el recién llegado mandatario logró refugiarse en el Palacio de Miraflores. Entre tiros y enfrentamientos el presidente constitucional llegó a la estación de televisión Venevisión, desde donde habló al país para informar de la situación.

Además de ocupar el palacio presidencial, los militares del MBR200 asaltaron la residencia presidencial conocida como La Casona. Los enfrentamientos fueron intensos en algunos casos, dejando 14 personas muertas y decenas heridas.

Cuando los militares golpistas  notaron que les era imposible conquistar Caracas, no les quedó más alternativa que bajar las armas y rendirse. Los pueblos sublevados fueron controlados y los tenientes coroneles que encabezaron la intentona fueron arrestados.

Aunque la misión del MBR200 no se completó, desencadenó una ola de cuestionamientos a las políticas ejecutadas hasta la fecha por Andrés Pérez. Los demás partidistas empezaron a desafiar su autoridad y eso obligó a que el gobernante decretara la suspensión de garantías constitucionales.

En la reunión parlamentaria que exigió la medida tomada por Pérez, el legislador Rafael Caldera se sublevó ante el resto que apoyaba al poder ejecutivo. Esa acción lo catapultó como el principal candidato a la presidencia de ese mismo año y fácilmente logra llevarse los votos para ser nombrado como nuevo presidente constitucional de Venezuela.

Chávez y los otros militares arrestados fueron liberados en 1994 como una estrategia política utilizada por Caldera para lograr una alianza con los movimientos de izquierda que apoyaron el golpe dos años antes.

Sin duda alguna que el intento fallido por derrocar a Carlos Andrés Pérez tuvo su rédito político. La popularidad de Chávez creció notablemente y su visión ya no era ser un líder militar, sino gobernar Venezuela.

11 de abril de 2002

En sus anécdotas personales el presidente Hugo Chávez resalta que a sus dos abuelos les llegó un momento donde tuvieron que tomar decisiones que marcarían  sus vidas. Quizás eso mismo le pasó cuando el 11 de abril de 2002 tuvo que reconocer su incapacidad para controlar el intento de golpe de Estado que, aunque se niegue o no, se produjo.

Como todos los movimientos populares de trascendencia, nunca surgen de la noche a la mañana. La génesis del derrocamiento efímero contra Chávez inició con una huelga general el 8 de abril de ese mismo año, pero meses atrás el poder económico nacional anunciaba el preludio de un estallido social.

En razón de que para finales de 2001 se vencía la facultad que los parlamentarios le dieron al presidente de gobernar a su antojo, Chávez decretó todas las leyes, acto que enfureció a la oposición.

La situación ya empezaba a salirse de control. Para el 10 de diciembre los empresarios de Fedecámaras convocan a una huelga general, pero Chávez no se doblegó. Cuando los ejecutivos de la empresa estatal petrolera PDVSA detuvieron la producción nacional de crudo, la crisis se agudizó y lo que se vaticinaba no era nada alentador para la nación suramericana.

Chávez, que ya era popular a nivel mundial por tomar decisiones autoritarias, respondió las presiones empresariales cambiando la plana mayor de PDVSA y colocó gente de su confianza. Para los salientes se había violentado una cultura meritocrática. Para los entrantes, se reactivó el motor y la columna de la economía venezolana.

Desde febrero hasta abril las exportaciones de vieron mermadas, lo que generó un déficit casi insoportable para el gabinete económico venezolano. Debieron importar gasolina para cubrir la cuota nacional y miles de venezolanos se vieron en largas filas de días para poder llenar el tanque de sus vehículos.

Los decretos y acciones de Chávez resultaban intolerables para parte importante del país y una unión de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), empresarios, la jerarquía de la iglesia católica, algunos partidos políticos y las televisoras privadas de Venezuela, desataron el 9 de abril una huelga general para forzar la renuncia del mandatario.

La marcha se suponía que era en algunos pueblos de Caracas, pero luego se desvió hasta el Palacio de Miraflores, donde cientos de simpatizantes del gobierno enfrentaron a los contrarios dejando un trágico baño de sangre.

Ya para la madrugada del 12 de abril los jefes militares que respondían a la orden del presidente anunciaron que Chávez había renunciado luego de un consenso entre uniformados.

Pero el mandatario nunca admitió ninguna de las afirmaciones mencionadas. Se mantuvo silente y resguardado a la espera de un desenlace favorable para su gestión.

Ya conocida la noticia de que supuestamente el presidente había declinado, militares adversos ejecutaron un golpe de Estado que llevó hasta el Palacio de Miraflores al presidente de Fedecámaras Pedro Carmona Estanga.

La comunidad internacional se mostró muy preocupada por que Venezuela normalizara su situación lo antes posible. Otros fueron más conservadores y prefirieron no inmiscuirse en el tema. De haber sido un golpe de Estado reconocido por los demás países habría tenido otras implicaciones diplomáticas, ya que las leyes internacionales impiden reconocer un gobierno que sea producto de un golpe estatal.


Quizás a Chávez no le fue necesario desenfundar su arma para contrarestar el poder, ya que se había encargado de fomentar en la clase humilde venezolana una ideología populista poderosa que no necesitaba muchas razones para lanzarse a las calles y protestar en contra de Carmona.

¿Qué hizo mal Carmona para ganarse el repudio de la comunidad internacional e interna?

Quizá Pedro Carmona pudo retener el poder con la fuerza empresarial y algunos militares a su favor, pero un paquete de medidas que tomó sin mediar razones lo tumbaron antes de calentar la silla presidencial.

Dispuso un paquete de 49 decretos, basándose en el librito de gobierno de Chávez que para final de 2001 controló en base a las facultades del poder ejecutivo. Su primer acto oficial fue la disolución del Parlamento, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, de todos los gobernadores, alcaldes y concejales, la remoción del Fiscal General, del contralor, y de la Defensor del Pueblo, de todos los embajadores, cónsules y vicecónsules como también de las Misiones Permanentes Diplomáticas.

Y siguió con la eliminación de las 48 leyes habilitantes, además del cambio a la Constitución al reponer el nombre de República de Venezuela, quitándole la condición de Bolivariana.

El nuevo presidente Carmona tuvo que enfrentarse con protestas de ciudadanos que se mantenían concentrados por todo el país a favor de Chávez. En muchos puntos de la capital y en algunas ciudades se presentaron disturbios y hubo saqueo de negocios.

Durante todas estas protestas, el canal del estado Venezolana de Televisión y las compañías de televisión privadas fueron rodeadas por simpatizantes chavistas. Cuando fue retomado el canal del Estado, se transmitió al entonces vicepresidente Diosdado Cabello juramentado como presidente temporal hasta que Hugo Chávez pudiese retomar el poder.

En la madrugada del 13 de abril, Chávez fue trasladado del Fuerte Tiuna a la base naval de Turiamo, donde escribió una nota que indicaba que no había renunciado "al poder legítimo que el pueblo me dio".

Para aquella fecha aún se mantenían reunidos un buen número de simpatizantes de Chávez que habían salido a protestar frente al Palacio de Miraflores y en la Brigada de Paracaidistas en la ciudad de Maracay. El general Raúl Isaías Baduel se opuso al gobierno de Carmona, y empezó a buscar activamente el modo de restaurar a Chávez en el poder.

Luego de fuertes protestas de los simpatizantes de Chávez y algunas presiones internacionales, los militares leales a comandante en jefe retomaron el poder y le devolvieron la batuta la madrugada del 14 de abril de 2002.

¿Golpe de Estado o no?

Ya con las aguas un poco calmadas, la oposición argumentó que lo ocurrido no fue un golpe de Estado, sino un vacío de poder originado por la declaración de los jefes militares de que Chávez había renunciado, aunque no se tiene constancia escrita de que el presidente abandonara su curul.

Los argumentos del gobierno dieron cuenta de que de haberse materializado el golpe estatal, carecía de legalidad porque la renuncia de un presidente no debe hacerse bajo la presión militar.

Pero además, citaron el artículo 233 de su constitución, el cual establece: "Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente o Presidenta de la República durante los primeros cuatro años del período constitucional, se procederá a una nueva elección universal y directa dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva".

Ante la ausencia de Chávez quien debió asumir la presidencia fue el vicepresidente Diosdado Cabello, de quien se dijo también renunciaba del cargo junto con mandatario. De ninguno de los dos casos se tiene constancia escrita.

Al juicio de los chavistas, lo ocurrido la noche del 11 de abril fue un "golpe mediático" porque los medios privados de comunicación tuvieron una gran cuota de responsabilidad en el golpe de Estado, autocensurando información comprometida con los golpistas e incluso de ser ellos los principales promotores.

Pero también mantienen la tesis de que fue un golpe empresarial, pues el efímero presidente Carmona no sólo era empresario, sino que era el presidente de la principal organización patronal llamada Fedecámaras; igualmente, el golpe fue apoyado por la iglesia católica.

Haya sido un golpe de Estado o no, el péndulo en la vida de Chávez cambió de parecer cuando le tocó ser golpista y cuando fue golpeado.