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EEUU vive su peor tragedia reciente con tiroteo que dejó 20 niños muertos

Un pistolero con varias armas y un chaleco antibalas causó una escena infernal en una escuela

NEWTONWN (EE.UU.).- Estados Unidos vivió hoy una de las peores pesadillas de su historia reciente, con un tiroteo en una escuela que dejó un total de 27 muertos, una tragedia agravada por el hecho de que veinte de las víctimas eran niños pequeños.

Un pistolero con varias armas y un chaleco antibalas causó una escena infernal en la escuela primaria Sandy Hook de esta pequeña ciudad de Newtown (Connecticut), en la que mató a veinte niños y seis adultos antes, de aparentemente, quitarse la vida.

Las víctimas son 20 niños de entre 5 y 9 años, seis adultos y el presunto autor, según indicó la policía. Solo hubo un herido, por lo que se cree que el autor, que realizó al menos un centenar de disparos, actuó con sangre fría buscando matar al mayor número posible de personas.

Las autoridades encontraron muerta en una vivienda de Newtown a otra persona, cuya identidad no se ha confirmado. Inicialmente se avanzó que podría ser el propio padre del autor, pero después se indicó que podría ser su madre, maestra de preescolar en esa escuela.

Algunos medios estadounidenses identificaron erróneamente al presunto autor, confundiéndole con un hermano. Según parece, el autor habría matado a su madre antes de acudir a la escuela en la que ella trabajaba para continuar la matanza.

La directora y la psicóloga del centro figuran entre las víctimas mortales, mientras que la subdirectora es la persona herida.

El tiroteo fue breve, pues duró apenas unos pocos minutos, y ocurrió en un pasillo y dos clases de la escuela, generando escenas de pánico en un centro con entre 600 y 700 alumnos. "Oímos muchos golpes y gritos", explicó una niña poco antes de que sus padres se la llevaran a casa.

"Un maestro me agarró y me metió en su clase", relató de forma confusa otro pequeño, quien explicó que se oían muchos golpes. Brendan Murray, también de nueve años, relató que estaba con sus compañeros en el gimnasio de la escuela cuando escucharon "un montón de golpes" y los profesores les ordenaron que se escondieran en un armario, donde permanecieron ocultos durante 15 minutos.

La policía envió rápidamente un importante dispositivo a la escuela, pero el tiroteo había sido muy breve y ya no pudieron hacer nada, excepto comprobar que no había más atacantes mientras trataban de sacar de forma segura a los demás niños.

"La policía nos dijo que nos abrazáramos, nos cogiéramos de la mano y cerráramos los ojos. Solo los abrimos al salir del colegio", explicó Vanessa Bajraliu, una niña de nueve años, al diario local "Hartford Courant". Otros alumnos de la escuela de Newtown, una localidad de 27.000 habitantes a unos 105 kilómetros al norte de Nueva York, fueron escoltados fuera de la escuela por sus profesores entre gritos y sollozos.

Bobby Haskins, un estudiante de octavo grado (14 años) de una escuela de enseñanza media situada muy cerca, narró a Efe que estaban en clase y les dijeron que se cerraba el centro, por lo que "empezamos a correr" hacia la salida.

"No sabía lo horrible que ha sido hasta que vino a recogerme mi padre. Es una tragedia lo que ha pasado. Va ser muy difícil dormir esta noche", añadió el niño, cuya familia es muy amiga de dos maestras de la escuela atacada, aunque ambas resultaron ilesas.

El incidente ocurrió a partir de las 09.40 hora local (14.40 GMT). Al conocer que se había producido un tiroteo en la escuela, muchos padres llegaron a toda prisa llorando y con gestos de terror, para encontrarse con el edificio rodeado por policías buscando a posibles más pistoleros.

"La escena era horrible y muy difícil", reconoció un portavoz de la policía estatal de Connecticut, el teniente Paul Vance, sobre la situación que encontraron los agentes y personal de emergencia en las clases en las que se produjo la matanza.

Según algunos medios, el autor empleó tres armas semiautomáticas, dos pistolas y un rifle, y acudió vestido con ropa negra y de camuflaje militar y equipado con un chaleco antibalas. La policía asegura que ningún agente llegó a realizar disparos, por lo que se trabaja con la hipótesis de que el autor se quitó la vida.

La pequeña ciudad está llena de policías, bomberos, personal de servicios de emergencia y periodistas. Algunas iglesias, como la episcopal de St.John, tienen sus puertas abiertas para que los fieles acudan a aliviar su dolor. "Es horrible, es todo lo que puedo decir", señaló a Efe un vecino de Newtown, Dan, quien consideró que el autor debía ser "un loco, con algún tipo de enfermedad mental".
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