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Duras condenas de cárcel para proxenetas por explotar a mujeres en España

BARCELONA (España).- Un tribunal español condenó hoy a penas de hasta 54 años de cárcel a quince miembros de una red dedicada a traer a España a mujeres nigerianas para explotarlas sexualmente como prostitutas bajo presiones "físicas, psicológicas y culturales".

En su sentencia, el tribunal de Barcelona (noreste) impuso una condena de 54 años de cárcel al cabecilla de la red, Efosa Iguisi Edebriri, alias Eli, y a 45 años y medio a su pareja, a la que también sitúa en el liderazgo de la banda, por los delitos de organización criminal, falsedad documental, favorecimiento de la inmigración y trata de seres humanos.

La red se dedicaba, al menos desde el año 2009, a captar a mujeres jóvenes en Nigeria a las que traía a España, a través de dos rutas de entrada de inmigración irregular por Marruecos y Turquía, para obligarlas a ejercer la prostitución de forma que pagaran la deuda contraída con ellos.

Las mujeres, según la sentencia, eran explotadas por la organización, que en un caso llegó a obligar a abortar a una de las inmigrantes, poniendo en peligro su vida.

La red se encargaba de regularizar la situación de las inmigrantes nigerianas, para lo que buscaban a ciudadanos españoles que aceptaran unirse en pareja de hecho con ellas a cambio de dinero, lo que comportó condenas de siete meses de cárcel para esas personas.

La banda se aprovechaba de la "situación de vulnerabilidad" de las inmigrantes, "tanto en origen como en destino, desconocedoras del idioma español, carentes absolutamente de conocimientos sobre el lugar en el que se encontraban y de cualquier tipo de relación personal ajena al propio grupo de referencia", señala la sentencia.

Las víctimas, añade el tribunal, eran privadas de documentación o se la retenían, "circunstancias de las que los miembros de la trama se aprovechaban, presionándolas tanto a ellas, como a sus familiares más allegados, y con ello doblegaban su voluntad".

La Policía destapó la red gracias a las intervenciones telefónicas de sus miembros, a los que siguieron la pista tras detectar que uno de ellos introducía billetes falsos en comercios.

La sentencia sostiene que algunos miembros del entramado criminal obtenían también ilícitos beneficios económicos, al margen de la trama de proxenetismo, mediante la manipulación o confección de tarjetas de crédito y de débito, además de otras actividades delictivas.