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Rousseff y Neves repiten embate bipartidista que comenzó hace dos décadas

En Brasil están registradas 32 formaciones políticas.

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Rousseff y Neves repiten embate bipartidista que comenzó hace dos décadas
UBERABA (Brasil). Fotografía cedida por Campaña Dilma 13 que muestra a la presidenta y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, este miércoles, durante un acto electoral. EFE
BRASILIA. La segunda vuelta electoral entre la presidenta Dilma Rousseff y el opositor Aécio Neves será un nuevo embate entre el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que se repite desde hace ya dos décadas.

Aunque en Brasil están oficialmente registradas 32 formaciones políticas, el país se mantiene de hecho en un régimen bipartidista desde 1994, cuando Fernando Henrique Cardoso, del PSDB, se impuso al fundador del PT, Luiz Inácio Lula da Silva, en las elecciones presidenciales.

En 1998, Cardoso volvió a tener como adversario a Lula y fue reelegido para un segundo mandato de cuatro años, pero el dominio político del PSDB se acabó en 2002, cuando el partido de Cardoso postuló al exministro de Salud José Serra.

Lula derrotó a Serra en segunda vuelta y fue reelegido en 2006, cuando el PSDB presentó como abanderado al actual gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin.

Para los comicios de 2010, Lula le impuso al PT la candidatura de Dilma Rousseff, quien hasta ese momento nunca había postulado a ningún cargo electivo y se convirtió en la primera mujer en gobernar el país al derrotar otra vez a José Serra.

El bipartidismo pareció estar en jaque por primera vez durante el proceso electoral de este año, en el que la ecologista Marina Silva, candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB), llegó a liderar las encuestas para la primera vuelta del pasado día 5.

Silva se presentó como abanderada de una "nueva política" opuesta a los "partidos tradicionales" y una de sus principales propuestas era "romper la polarización" entre el PT y el PSDB, de la cual sostenía que el país se había "convertido en rehén".

Sin embargo, ese discurso finalmente no caló; el apoyo a Marina Silva se derrumbó en los últimos días de la campaña para la primera vuelta y la ecologista fue relegada al tercer lugar por Neves, que volvió a llevar al PSDB a la votación definitiva de este domingo.

Como en todas las elecciones anteriores, los brasileños escogerán entre los dos modelos económicos que encarnan ambos partidos, esta vez representados por Rousseff y Neves.

El PT defiende el "Estado regulador" de la economía, que le dio resultado durante los dos mandatos de Lula pero ha dado señales de agotamiento con Rousseff, mientras que Neves le propone al elector un "Estado mínimo", que fortalezca el papel del sector privado, como ocurrió en la gestión de Cardoso.

En el plano social, que el PT esgrime como bandera, no existen grandes diferencias de fondo y uno y otro se han comprometido con mantener y ampliar los vastos programas de apoyo a los más pobres.

Esos planes de combate a la pobreza comenzaron de hecho durante la gestión de Cardoso, pero fueron expandidos en los gobiernos de Lula y Rousseff, que les asignaron mayores recursos y multiplicaron el número de personas beneficiadas, que hoy se sitúa en torno a los 50 millones.

La "paternidad" de esos programas llegó a ser discutida por ambos candidatos en uno de los debates para la segunda vuelta del domingo.

"Si vamos a ver, el padre fue el presidente Cardoso y la madre fue su esposa, Ruth Cardoso", le espetó Neves a Rousseff hace una semana al aludir a "Bolsa Familia", el principal de los programas sociales aplicados por el PT.

Rousseff respondió irritada. "Ahora me van a decir que (Cardoso) es el padre del Bolsa Familia. Es algo totalmente distorsionado pues el PSDB nunca tuvo programas sociales de grandes proporciones", afirmó la presidenta-candidata.

Las últimas encuestas han mostrado que la polarización entre el PT y el PSDB persiste y le atribuyen a Rousseff una ligera ventaja de dos a cuatro puntos porcentuales para las elecciones del domingo.

En un escenario tan reñido, Neves ha dedicado el tramo final de la campaña a intentar convencer a los brasileños de que el PSDB es capaz de recomponer la golpeada economía del país y de recuperar las banderas sociales que el PT le arrebató en los últimos doce años, con la expansión de los planes de combate a la pobreza.
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